Panamá
¿Petro quiere revivir a los muertos porque los vivos no lo quieren?
La nueva variante de Petro ahora es la obsesión con esos muertos. Un asunto de necrofilia inconcebible. O sea pasarse de guerrillero a necrófago.
- Virgilio Correa
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- - Actualizado: 16/6/2024 - 12:00 am
"Petro cree que proviene de Petrarca". Así se lo hizo creer unos de sus consejeros político hace varias décadas, para obtener un ascenso político (que nunca lo obtuvo porque no era "gay") en el pasado oscuro de Petro, cuando era un líder guerrillero, según nos contará una vez en amena tertulia Carlos Alonso Lucio, una tarde húmeda y fría de la augusta y señorial capital de Simón Bolívar en el siglo 19.
Lucio se ha dedicado por semestres y tal vez por años a escudriñar la vida oculta y de transgresiones del actual Presidente de todos los colombianos y colombianas, sin olvidar sus virtudes ciudadanas que no son muchas.
Petrarca (vivió entre 1304 y 1374) fue un aretino, poeta, filósofo y filólogo a quien se le atribuye la creación del humanismo hace unos 700 años.
Desgraciadamente el Gustavo Petro colombiano, aunque descienda de Petrarca según el comisario guerrillero antes citado, es la anti tesis del Petrarca italiano (Padua), toda vez que practica todo lo opuesto del humanismo del filólogo aretino, haciéndose pasar no obstante por un petrarquista (un poco falso) y/o un humanista perturbado por la violencia, la guerra y los trastornos psíquicos interiores de su personaje disque humano.
Una referencia de su estado ambiguo son sus ataques por destruir nuestro origen judío cristiano de nuestra civilización de Occidente a donde pertenecemos desde 1492 y antes.
El absurdismo de Petro es no hacer lo que dice que va ha hacer y practicar un sadismo intelectivo para sobresalir sobre todas las cosas y por encima de todos los demás, haciéndose pasar por la gran víctima social del capitalismo inhumano.
Estas frases de aquí arriba podría ser la definición de un guerrillero de la izquierda andina.
Miembro de la izquierda revolucionaria y guerrillera latinoamericana, a su vez aupada por el colectivismo utópico del socialismo del siglo 20/21, Petro es un líder conflictivo y fuera de serie. Nunca se sabe lo que piensa de verdad porque siempre actúa al revés.
Dicho sea de paso tiene el mismo acento lírico que Manuel Antonio Noriega. No sabemos por qué cuando lo escuchamos aparece la silueta del MAN detrás del aura de Petro.
Hace 4 días la base de dato de infobae ubicaba a Petro con una aprobación del 29%. Aunque mejor aprobación que la de Cortizo que sólo tenía 12% en febrero de este año, Petro si casi iguala en muy mala popularidad a Cortizo, sigue siendo menos humanista que él y desde luego que Petrarca.
¿Será por eso que ahora se quiere ocupar de los muertos colombianos caídos en el extranjero, toda vez que los vivos en Colombia ya no lo quieren mucho?
¿O tal vez su objetivo sea probar con los muertos colombianos en el extranjero para aumentar su popularidad destruida en menos de dos años de mandato?
Si proyectamos las lecciones de Lucio sobre Petro, entonces tenemos que decir que el Presidente colombiano es un personaje que distingue ingeniosamente entre el amor "que se hace" y el amor "que no se hace": es decir, entre el amor físico y su sublimación. De tal manera y según Lucio (si lo entendimos bien en sus charlas), este da a entender irónicamente que el amor carnal es el amor que se practica de hecho, mientras que el amor puramente anagógico (exégesis de los mitos de un guerrillero) es un ideal inalcanzable, que por eso no se hace y siempre falla dentro de sus efímeros falsos éxitos.
¿Vive Petro entre Lucifer y el Diablo? A juzgar por Lucio.
Carlos Alonso nos agradó durante su alocución porque nos remontó a los escritos de Madame Necker De Staël-Holstein (1805), cuando criticando a Napoleón Iero, se expresaba de la misma manera que Madame Necker hace 220 años refiriéndose a Petro y sus transgresiones.
Por lo pronto desde el año 1,300 hasta la fecha los personajes como Petro siempre han existido y seguirán existiendo, porque hacen parte de una molécula genética defectuosa y trastornada, o sea vienen con defectos de fábrica para revolver la sociedad que los elige.
Petro es uno de esos personajes fatales de la historia humana y del folklore latinoamericano.
Entre el narcisismo (una forma de homosexualismo viril) y la megalomanía exagerada, estos personajes son impredecibles y tormentosos. Pero las masas del subsuelo político los aman y votan por ellos por emoción y/o pasión.
No es de extrañar que como Nerón, el presidente colombiano ahora ame a los muertos colombianos, sobre todo aquellos enterrados en suelo panameño.
La nueva variante de Petro ahora es la obsesión con esos muertos. Un asunto de necrofilia inconcebible. O sea pasarse de guerrillero a necrófago es algo muy nuevo para nosotros, que nunca habíamos escuchado antes estos actos entre estos personajes siniestros de la guerrilla latinoamericana.
Un caso psicológico complejo digno de ser estudiado académicamente por expertos en esa materia.
Para proteger a nuestra nación panameña, para defender nuestra soberanía nacional y territorial incluyendo sus fronteras y costas, desde Punta Burica hasta Cabo Tiburón, le solicitamos a los diputados de la legislatura 2024-2029 que hagan una ley precisa que indique que los muertos enterrados en territorio panameños pertenecen al patrimonio inviolable de la historia panameña, y que nos serán entregado a nadie que desee reclamarlos.
Solo pueden ser reclamados antes de su muerte, toda vez que una vez enterrado en suelo panameño se convierten en panameños por la eternidad histórica inviolable so pena de causa penal.
No debe haber excepción alguna sobre este principio soberano y sobre los muertos panameños. A excepción de temas judiciales especiales, de derecho humano, de violacion a la Carta Magna, etc….
A esta ley nacional se le debe nombrar la "ley Petro".
E incluso crear un Tribunal Excepcional para ventilar estos casos sobre los muertos enterrados en la República de Panamá como parte de su patrimonio histórico nacional.
Insistimos los cadaveres se podrán exhumar pero nunca podrán dejar el territorio nacional, ni siquiera en ceniza o en polvo inmortal.
Esta solución tal vez sea el remedio inmediato a la enfermedad psico-política del mandatario colombiano hasta el 2026.
Según hemos podido saber en Bogotá, los cuerpos del Sargento Mayor José Sergio Romero, el Sargento Primero José Gustavo Pascagaza León, el soldado Luis Carlos García Arcila y el soldado Jorge Sánchez Tapia reposan hoy en el territorio de la República de Corea, que, gracias al sacrificio de los hombres que conformaron el Comando de Naciones Unidas, dejaron sus vidas en esa península asiática.
Sería mejor que Petro se ocupe de esos muertos en Corea y que deje a Panamá en paz, porque al igual que en Colombia su popularidad es paupérrima y su aceptación es muy baja en el territorio panameño. Para muestra un botón: el 90% de los antioqueños apoyan a Panamá y Mulino y el 10% solamente a Petro: ¿entonces es Panamá quien debe anexar Antioquia a su territorio? Toda vez que en Antioquia y Panamá solo el 10% acepta a Gustavo Petro.
Y los panameños por respeto humano, nunca iremos a desenterrar los muertos panameños en suelo colombiano.
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