Nuestro istmo
¿Perteneció Panamá a Colombia?
- Vladimir Cedeño Sánchez (opinion@epasa.com)
Esta es una expresión imprecisa, inconsistente y hasta grotesca, por lo que coloco las interrogantes. Como la mayoría de los hoy estados americanos, Panamá surgió en la
Esta es una expresión imprecisa, inconsistente y hasta grotesca, por lo que coloco las interrogantes. Como la mayoría de los hoy estados americanos, Panamá surgió en la Historia Universal por la Corona española, con sus ventajas y desventajas.
El nombre que se escogió para la Joya del Pacífico el 15 de agosto de 1519, empezó a acompañar a propios y extraños, junto al dato antonomástico de Istmo y su gentilicio.
En aquella época, el lenguaje de administración eclesial tenía su peso político; y la ciudad fundada por Pedrarias se convirtió en la sede heredera de la primera diócesis de Tierra Firme, Santa María la Antigua del Darién (1513), denotando la primigenia situación de Panamá respecto a los territorios de América continental.
El 28 de noviembre de 1821, el Istmo logra su independencia.
Solamente los que son libres pueden negociar. Sabiéndose independientes, pero sin fuerza armada de consideración, los próceres se inclinan por unirse a los ideales de Simón Bolívar.
Para entonces iba cuadrándose la conformación de una entidad política que aglutinara a las antiguas provincias hispanas, ahora bajo la guía del Libertador; dicho territorio recibe el nombre de la Gran Colombia, en honor a la proeza de Colón siguiendo el pensamiento del venezolano Francisco de Miranda.
La Gran Colombia estuvo integrada en su origen por Venezuela, Ecuador y Nueva Granada; luego se aceptaría a Panamá.
Ningún ejército suramericano ni de otra latitud vino al Istmo a pelear la independencia. El mismo Bolívar queda maravillado al recibir la noticia del hecho, pues ya había mencionado a Panamá en la famosa Carta de Jamaica (1815), como la sede de un gobierno gran colombiano, otra idea de Miranda.
Por ende, Panamá se unió a Bolívar y a su sueño.
Reducir la desaparecida Gran Colombia al país que hoy se llama simplemente Colombia, es una falla histórica lamentable.
Es más, nuestros vecinos suramericanos cambiaron de nombre en un par de ocasiones durante el siglo XIX, de Nueva Granada a Colombia y viceversa, hasta incluso usar el rimbombante apelativo de Estados Unidos de Colombia.
Antes de morir Bolívar, Ecuador y Venezuela habían decidido separarse de la Gran Colombia. Los panameños todavía esperaban que el Libertador reverdeciera laureles; aún enfermo, Bolívar dice a los istmeños que no se desliguen, pero muere; y, una vez más, sin un ejército que le sustente, el Istmo queda a merced de los desmanes que desde Nueva Granada le afectaban.
Los neogranadinos sabían que no podían impedir los brotes de rebeldía en los istmeños o la posible toma de Panamá por parte de una potencia europea; por ello, firman un protocolo con lo Estados Unidos (1846) para que garanticen la seguridad de la ruta interoceánica. Este acto de traición hacia los panameños les saldría caro a la larga.
Interesados por el canal, los norteamericanos apoyan el movimiento separatista de 1903. Ellos tenían informes de que desde el decenio de 1860, los istmeños querían zafarse de Nueva Granada; pero solos ayudaron a los nuestros cuando se juntaron los propósitos en su juego hegemónico.
Panamá se unió a la Gran Colombia de Bolívar y el precio a pagar fue elevado.
Sería irrisorio afirmar que Panamá le perteneció a Venezuela, porque Miranda y Bolívar la promovieron en su época; o que pertenecimos a Perú, porque la Corona hispana nos ligó al Virreinato de Lima en su momento.
Antes de que cualquier provincia hispana de Suramérica tomara nombre y forma, Panamá ya existía.
En el primer verso del Himno Nacional vemos reflejado el sentimiento de esa hora: Alcanzamos por fin la victoria.
Esa expresión Por fin, son seis letras que hablan mucho del júbilo por lograr el objetivo de nuestra propia dirección, tema que quedó pendiente desde 1821.
¡Que viva la República del istmo de Panamá!
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