Análisis
Periodismo y Gobierno: mala alianza
- Silvio Guerra Morales
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...en nuestras débiles democracias, caracterizadas por un comportamiento pueril, siendo que la objetividad que debe ser inherente a los medios masivos de comunicación social, libre de pasiones y de presiones, propia de un periodismo no matrimoniado con el poder político, se nos presenta como distorsionadora de la información....
![El periodismo objetivo y serio tiene que mostrarse, ante su único recipiendario: el pueblo, con la noticia o la información, real y sincero.](https://www.panamaamerica.com.pa/sites/default/files/periodismo._opinion_publica.jpg)
El periodismo objetivo y serio tiene que mostrarse, ante su único recipiendario: el pueblo, con la noticia o la información, real y sincero.
No podemos, bajo ningún concepto, permitir que a la administración de justicia se le mantenga inmersa en los vaivenes intermitentes de las pasiones políticas, de tumbo en tumbo, a golpes y contragolpes propio de los cuadriláteros o tinglados de lucha libre o de boxeo, entre quienes atacan a jueces, magistrados y fiscales por un lado y, por la otra parte, por quienes, en estricto derecho, aplaudimos sus decisiones.
No podemos seguir permitiendo que, en este país, cuando un juez o magistrado resuelve, en estricto derecho, lo que es conforme a la ley, a la Constitución, a los pactos y convenciones suscrito por Panamá, entonces, si ello no le conviene al poder de turno, a los afectos a ese poder o que están aliados tras un contubernio terriblemente escandaloso con el poder político le caen encima cuales buitres, aves de rapiña, para hacer de ellos carne de gallinazos, y sin piedad alguna los desangran y escarnecen, y no satisfechos los denigran e indisponen destruyendo de ellos la honra y la moral.
Pero si el fiscal, el juez o magistrado decide o profiere un fallo o sentencia que a los afectos del poder o al Gobierno le parece bueno y cónsono con sus veleidades y pasiones políticas, entonces lo vitorean, lo aplauden, ensalzan.
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La pregunta que surge sería: ¿Es esto propio de un Estado de derecho, a la paz y sosiego domésticos de una nación, a una auténtica democracia?
La respuesta es no.
Por ello es menester apercibir al pueblo, aunque no es mucha la tarea que hay que hacer, dado que el pueblo, estimo, está bien claro en lo que acontece en nuestro terruño: la mezquindad política, las pasiones y caprichos personales de quienes ejercen el gobierno, los egoísmos, la persecución, el apetito voraz y nunca satisfecho de amasar fortunas malogradas, entre otras tantas cosas, connotan el escenario político de actualidad.
Por ello, nadie puede pretender engañar al pueblo que de bobo ni tonto nada tiene.
El pueblo no se chupa los dedos.
Vienen dándose muchas alegorías en nuestra tierra.
Y es que cuando los jueces o magistrados actúan de derecho, como siempre debe ser, los linchamientos públicos, mediáticos, en periódicos y medios, afectos al poder político en turno, les caen encima cuales hienas, sin piedad, a los críticos del Gobierno hasta destrozarlos.
No puede ser cierto que por los fallos o decisiones manifiestamente jurídicos convoquemos, irresponsablemente, a esos linchamientos.
Cuando un juez o magistrado decide o toma una opinión o decisión en un caso determinado, sobre todo en los casos de alto perfil y propios de lo que se ha llamado una "una justicia selectiva", si la misma es conforme a los apetitos políticos de persecución del Gobierno, entonces ese juez o magistrado es brillante, excelente, magistral, bueno, por poco es un genio.
La pregunta sería: ¿ Le estamos haciendo bien al país?
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Quede claro que no se gobierna para una generación ni se ejerce el periodismo para una época o temporada de gobierno.
Los gobiernos, así como el periodismo, deben ser coherentes y permanentes en las decisiones y noticias que adoptan y divulgan.
No puede ser cierto que en nuestras débiles democracias, caracterizadas por un comportamiento pueril y de niños o adolescentes malcriados, en ellas, siendo que la objetividad que debe ser inherente a los medios masivos de comunicación social, libre de pasiones y de presiones, propia de un periodismo no matrimoniado con el poder político, objetivo, independiente, veraz, se nos presenta como distorsionadora de la información, factor desencadenante de divisiones y de caos, agente de destrucción psicológica.
El periodismo objetivo y serio tiene que mostrarse, ante su único recipiendario: el pueblo, con la noticia o la información, real y sincero.
La patria no puede seguir por los derroteros de caos que advertimos a lo largo y ancho del territorio nacional.
Por mucha bonanza que se nos diga que hay en el país y que reflejan los indicadores económicos, lo cierto es que esa aparente bonanza no se advierte en los rostros mustios de cientos de miles y miles de panameños y quienes conviven en nuestro terruño y que se asoman, a diario, en eso que el poeta Demetrio Herrera Sevillano, en ejemplar elaboración poética, sintetizó de este modo: "Mujeres semidesnudas están lavando en el patio, y pregonan los fogones un silencio cuadrilátero.
Cuartos donde necia da la tos, funeral silbato.
Cuartos con sus caras mustias, con su exposición de harapos".
Ya es hora de que jueces, magistrados y fiscales, el pueblo en general, los abogados, demandemos el respeto que se merece el alto valor de la justicia y por ella su brazo ejecutor: el derecho. Todo en pro de una sociedad libre y democrática.
Abogado
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