Paradojas de las elecciones en Uruguay
- Hana Fischer
(AIPE) - El domingo 25 de octubre hubo elecciones nacionales en Uruguay, en las que se renovaba las bancas parlamentarias y se elegía al presidente de la República. Además, se sometían a consulta popular el “voto epistolar” y la anulación de la Ley 15,848 de la Pretensión Punitiva del Estado, más conocida como la “Ley de Caducidad”.
De triunfar el primero de los plebiscitos se habilitaría a los uruguayos residentes en el extranjero a influir en los asuntos internos de la nación. Por su parte, la “ley de caducidad” aprobada en 1986 impide que los uniformados sean juzgados por crímenes de lesa humanidad, cometidos durante la dictadura militar (1973-1985). En el avance hacia la democracia se promulgaron dos leyes espejo: una de amnistía para los guerrilleros, que también habían practicado el terrorismo, y otra para los militares.
Desde su aprobación, la “ley de caducidad” fue combatida por ciertos sectores de la izquierda. Se presentaron recursos impugnándola ante la Suprema Corte de Justicia, la cual -sin embargo- la declaró constitucional. En 1989, fue refrendada en un plebiscito.
La aprobación de los dos plebiscitos mencionados fue apoyada por la izquierda en las recientes elecciones. Una vez abiertas las urnas, los datos primarios de la Corte Electoral arrojaron que el oficialista Frente Amplio alcanzó 47,5% de los votos emitidos, el Partido Nacional 28,53%, el Partido Colorado 16,66% y el Partido Independiente 2,4%.
Ante tales cifras, un observador posiblemente quedó perplejo, al observar los semblantes adustos e incluso malhumorados con que José Mujica y Danilo Astori -la fórmula presidencial oficialista- se presentaron ante la prensa, luego de conocidos los resultados. Esa actitud contrastaba vivamente con la alegría desbordante de los candidatos presidenciales de los otros partidos.
El Frente Amplio aspiraba a ganar en primera vuelta, y además triunfar en los dos plebiscitos que impulsaba. Nada de eso sucedió. Con el 47,5 % de los sufragios, no alcanzó la mayoría absoluta requerida. La papeleta blanca por el voto epistolar alcanzó tan solo un 35,6 % de adhesiones, mientras que la consulta por la nulidad de la “Ley de Caducidad” registró un 45,5 %. Ambas consultas necesitaban 50% de los votos emitidos para poder triunfar.
En noviembre tendremos la segunda vuelta electoral, donde se definirá quién será el próximo presidente de Uruguay. Quizás sea Mujica, alguien orgulloso de su pasado guerrillero. De sus propios dichos se deduce que Mujica y su entorno tienen por objetivo alcanzar el poder mediante el voto popular, para luego erosionar al sistema democrático. ¿Por qué? Por la sencilla razón que no creen en él.
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