Economía
Panamá no es competitivo
Nuestro país tiene una economía de servicios y el sector financiero es otro que se ha quedado atrás en la nueva economía. Fintech, crowdfunding, blockchains, son ejemplos de estos cambios.
Economía
Nuestro país tiene una economía de servicios y el sector financiero es otro que se ha quedado atrás en la nueva economía. Fintech, crowdfunding, blockchains, son ejemplos de estos cambios.
Solo hemos visto avances en plataformas de pago. Aquí no existen bancos o aseguradoras virtuales como lo hay en otros países. Foto: Archivo.
En estos días que estaba leyendo Twitter y alguien posteó que le había llegado un pedido de Amazon antes de que le llegara su pedido hecho a una ferretería local.
Este comentario, junto con la coyuntura actual me hizo reflexionar de cómo nuestro país estaba capacitado para enfrentar el COVID-19 y la cuarta revolución industrial.
Lastimosamente, pienso que nos hemos dado cuenta que no somos tan avanzados como pensábamos.
Panamá ha sido la estrella de Latinoamérica en materia de crecimiento económico y desarrollo de infraestructura pública en los últimos 15 años.
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Se amplió el Canal, se hicieron inversiones multimillonarias en nuevas carreteras y dos líneas de metro.
Pero en materia de facilitarle la vida al ciudadano, ¿qué ha hecho el Estado? La respuesta es que muy poco.
Con esta crisis del COVID, estando encerrados en nuestras casas, nos dimos cuenta de este problema que menciono.
No había un mecanismo de pago electrónico para ayudar a todas esas personas que quedaron sin trabajo.
Le tomó un par de meses al Gobierno habilitar la cédula como una tarjeta de débito.
La DGI también incorporó varios trámites a su plataforma virtual. Esas son historias de éxito.
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Sin embargo, otras instituciones como el Registro Público están a años luz de donde deberían estar.
En educación pública hemos fracasado en implementar herramientas tecnológicas.
Lo que se había avanzado se perdió en el quinquenio pasado.
Sí, Panamá ha tenido un crecimiento promedio del 7% en los últimos 15 años gracias a nuestra posición geográfica, el Canal, etc.
Sin embargo, desde los 90s, cuando Panamá ingresó a la OMC, hemos visto un sinnúmero de empresas panameñas que se han vendido a empresas extranjeras. La Cervecería Nacional, Pascual, Bonlac, Estrella Azul, todas pasaron a manos de empresas extranjeras.
¿Por qué sus dueños decidieron vender y no seguir compitiendo?
Porque estábamos acostumbrados a competir en sectores protegidos.
Esta crisis sanitaria demostró que los comercios panameños están en pañales en e-commerce.
Para darles un ejemplo de lo atrasado que estamos, cuando vas a un comercio en Panamá, primero tienes que ir a la caja a pagar, después vas con la factura a la bodega para que te la sellen y te entreguen la mercancía.
Mientras tanto, en Estados Unidos ya hay algunos comercios que tienen tiendas donde no existen cajas registradoras.
Este es un ejemplo extremo, pero la realidad es que el comercio panameño se ha quedado rezagado. ¿Los comercios panameños seguirán cediendo clientela a Amazon y demás retailers internacionales? ¿O se pondrán las pilas?
Nuestro país tiene una economía de servicios y el sector financiero es otro que se ha quedado atrás en la nueva economía.
Fintech, crowdfunding, blockchains, son ejemplos de estos cambios.
En Panamá, su implementación o su creación han sido casi nula.
Solo hemos visto avances en plataformas de pago. Aquí no existen bancos o aseguradoras virtuales como lo hay en otros países.
Menciono esto porque estos negocios virtuales tienen ventajas de costos sobre sus competidores tradicionales.
Un banco o una aseguradora virtual no tienen que tener sucursales o personal para atender clientes.
Usan inteligencia artificial para medir los riesgos de sus clientes.
En Panamá lo que vemos es que los bancos y aseguradoras abren más sucursales, aumentando sus costos fijos y, por ende, esto se traduce en un incremento en los intereses y tarifas al consumidor.
Al final, somos nosotros, sus clientes, que pagamos por su falta de avance tecnológico.
Un amigo mío, que es parte de una plataforma que junta a inversionistas con clientes que quieren vender sus facturas comerciales, me comentó que los bancos quieren tratar de cerrarlos porque no quieren la competencia. Grave error. Debemos fomentar este tipo de emprendimiento.
El COVID-19 cambió el mundo. Esto sin duda, igual que el 9/11. Los patrones de comportamiento de los humanos cambiarán.
Como hacemos nuestras compras también va cambiar. Aprovechando esta coyuntura, ¿estamos dispuestos, tanto sector público como privado, a incorporar las nuevas herramientas tecnológicas que existen para que el Estado sea más eficiente con los ciudadanos y que las empresas también sean más eficientes y más competitivas?
Solo el tiempo lo dirá. Espero que, como país, hagamos una introspección de nuestra realidad ante los retos que trae esta cuarta revolución industrial (tecnológica).
Debemos compararnos con países como Israel, Irlanda, Singapur que tienen más similitudes con nosotros, que nuestros vecinos.
Solo así podemos aspirar a volvernos un país verdaderamente competitivo.
Exministro de Economía y Finanzas.
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