Administración
Ordenar la Caja de Seguro Social, no destruirla
...desde 2005, con la Ley 51, orgánica de la Caja de Seguro Social, se mediatizó el viejo sistema solidario por uno nuevo, el mixto, cometieron el error de no capitalizarle al viejo sistema, mientras que al nuevo sí, por ello, el déficit creciente que hoy tiene el solidario y el superávit del nuevo, porque aún no entra en función el pago de las pensiones.
- Gonzalo Delgado Quintero
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- - Publicado: 10/1/2020 - 12:00 am
A la nueva administración de la Caja de Seguro Social, le corresponderá arreglar los entuertos dejados por sus antecesores. Foto: Archivo.
Es ordenar la Caja de Seguro Social (CSS), no destruirla.
Es actuar con honestidad, no con impunidad.
Es sanearla, no saquearla.
Es respetar las escalas, niveles y escalafones, no es prostituir los nombramientos y aumentos.
En fin, no es actuar como si se estuviera en los últimos días de Pompeya y Herculano, porque entonces, sí, estallaría el volcán de la ira social, cuyos torrentes de lava serían peores que los del Vesubio.
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A la nueva administración le corresponde arreglar los entuertos dejados por sus antecesores.
Es beber de la sabiduría, para no tragar del desconocimiento de la historia.
Puedo advertirles a quienes lo ignoran y recordarle a quienes lo olvidan, que desde hace más de 25 años se aplicaron las primeras “medidas” neoliberales en diversos países con fuertes argumentos sobre la necesidad de desaparecer las instituciones de seguridad social y poco después los ciudadanos se dieron cuenta que los habían llevado, sin necesidad, a un despeñadero, y que solo había servido para enriquecer más a quienes se dedican al tema de las aseguradoras privadas internacionales, muchas de las cuales, gracias a esta jugada del nuevo liberalismo, se reflotaron de sus inminentes quiebras.
Desde 1989, después de la caída de Europa del Este socialista, y como tal, compuestas por Estados de corte benefactores hasta entonces, surge la supremacía del neoliberalismo, que hoy está acabando incluso con la estructura del capitalismo real; este nuevo modelo que no se hizo esperar, también arremetió contra los principales sistemas de protección de la población (benefactoría), entre estos, precisamente los de seguridad social, que siempre han estado en la mira de los magnates y las demás aseguradoras que operan en un ámbito regional, casi todas filiales de grandes empresas.
Por su parte, las instituciones de seguridad social, representaban y aún mantienen significativas formas de capitalización (pero este no es el tema).
Para entonces, lo que en esencia había que hacer, era crear la figura de cómo meterle mano a ese gran capital acumulado en reservas de respaldo de pensiones y atenciones de salud de amplios bolsones de la población a nivel mundial.
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Surgen, con fuerza, las famosas Asociaciones Público – Privadas (APP) que desde entonces han tratado de imponer el criterio de no aportar absolutamente nada, pero sí administrar, tras el argumento de la incapacidad estatal, los fondos de estas instituciones de la seguridad social.
Casi nadie se salvó de las intervenciones que promovieron y siguen promoviendo los organismos internacionales de crédito, tras los cuales están los 500 millonarios más influyentes del planeta, el Club Bilderberg que se reunió en julio pasado y el poder de las nueve familias del gobierno invisible, dueños de la Reserva Federal (esto no es teoría de conspiración) que tratan de controlar la economía del planeta.
Es el caso de las avanzadas de George Soros, Jeffry Sachs y otros, por Europa del Este, con sus terapias de shock para luego aplicar los denominados salvatajes.
Estos son los titiriteros de ese gobierno invisible que no deja nada fuera de su esfera de control.
Tampoco hablaré de todo lo que ha ocurrido en la seguridad social latinoamericana porque es más de lo mismo, lamentable por cierto.
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Incluso, en algunos países han tenido que volver al sistema solidario por lo menos en las pensiones, como en Argentina.
En la Patagonia, la esperanza de días mejores, vendida por el neoliberalismo, nunca llegó, como en efecto, jamás llegará para los argentinos ni para nadie.
Hablemos de Panamá, de cómo le ha ido.
En los cambios producidos desde 2005, con la Ley 51, orgánica de la Caja de Seguro Social, se mediatizó el viejo sistema solidario por uno nuevo, el mixto, cometieron el error de no capitalizarle al viejo sistema, mientras que al nuevo sí, por ello, el déficit creciente que hoy tiene el solidario y el superávit del nuevo, obviamente porque aún no entra en función el pago de las pensiones.
Estos errores los quieren aprovechar los magnates de las aseguradoras que ven a Panamá como un buen mercado emergente, el propio país ha mantenido desde 2003 hasta la fecha, un crecimiento económico disparado, sobre todo en los años 2006 a 2008, superando un 11 por ciento.
Solo un bajón en 2009, debido al colapso mundial del capitalismo, pero en ese momento se mantuvo un 3.5 por ciento en positivo.
Actualmente, la economía panameña es la más estable de América, además de las mejores condiciones de las tecnologías de la información y la comunicación y por ello, en Panamá también están los titiriteros.
Según un periódico especializado, de 30 empresas de seguros, solo 10 se disputan el mercado con más del 80 por ciento del control de ventas.
Ese mercado privado se achica y, por tanto, es necesario buscar nuevas alternativas, una de esas es ver cómo participan como APP en la Caja de Seguro Social.
Estos grupos trataron de colocar un conocedor de ese tipo de negocios en la Dirección de la CSS, no pudieron, pero insisten.
Comunicador social.
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