Panamá
Optimizando el presupuesto para un futuro sostenible
La redistribución de fondos hacia áreas críticas como el Instituto Oncológico, la educación y la gestión del agua es esencial.
- Helmut De Puy / Aspirante a diputado Circuito 8-4 / [email protected]
- - Actualizado: 05/1/2024 - 04:01 pm
En medio de la crítica realidad económica que enfrentamos, resulta imperativo analizar detenidamente nuestro presupuesto estatal. La afirmación de realizar recortes, aunque en principio suene sensata, debe ir más allá de un simple tijeretazo indiscriminado. La verdadera eficacia radica en una gestión estratégica que garantice la sostenibilidad y el bienestar del país.
Uno de los errores más significativos de este Gobierno en sus recortes presupuestarios radica en haber disminuido las inversiones en lugar de focalizarse en los gastos administrativos y operativos del Estado. Estoy de acuerdo en que, dada la crisis financiera, debemos ser prudentes, sin embargo, la clave está en dónde y cómo hacemos esos recortes, identificando y ajustando de manera estratégica los gastos que no contribuyen al desarrollo sostenible del país.
La propuesta de Asociaciones Público-Privadas (APP) con entidades como ETESA, el Aeropuerto de Tocumen y el IDAAN es digna de consideración. Esto no solo aliviaría las presiones presupuestarias, sino que también podría aumentar la eficiencia operativa y fomentar la inversión privada en sectores clave. No obstante, cualquier iniciativa de este tipo debe ser gestionada con transparencia y cuidado para evitar posibles problemas a largo plazo.
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Asimismo, la sugerencia de evaluar funciones duplicadas es pertinente. La existencia del Banco de Desarrollo Agropecuario en paralelo al Banco Nacional, así como del Banco Hipotecario con la Caja de Ahorros, son ejemplos claros de redundancia. La optimización de recursos mediante la consolidación de funciones y la eliminación de duplicidades es una medida que podría generar ahorros significativos sin comprometer la eficacia.
La venta de activos estatales es otra vía para explorar. Sin embargo, es crucial garantizar que estos activos, que en última instancia son patrimonio del pueblo, no caigan en manos que descuiden su función social. Se requiere una cuidadosa planificación y evaluación de impacto antes de tomar decisiones tan trascendentales.
La redistribución de fondos hacia áreas críticas como el Instituto Oncológico, la educación y la gestión del agua es esencial. Priorizar las necesidades fundamentales de la población es una obligación moral y una inversión a largo plazo en la salud y prosperidad de nuestro país.
En conclusión, optimizar nuestro presupuesto no es simplemente un ejercicio de tijeras, sino una estrategia cuidadosamente planificada para construir un futuro sostenible. El próximo Gobierno debe estar comprometido a abogar por medidas responsables que garanticen un equilibrio entre la eficiencia financiera y el bienestar de nuestra comunidad. El camino hacia la estabilidad y la prosperidad comienza con decisiones informadas y conscientes.
Quiero reconocer la invaluable influencia del profesor Eric Molino en estas reflexiones, extraídas de una reciente entrevista. Sus ideas han enriquecido significativamente esta perspectiva sobre la optimización presupuestaria para el beneficio de nuestra comunidad.
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