Noche de rosas
...¡qué bellas! el fondo negro, están hermosas, gracias, no había recibido un ramo de rosas nunca; ella con sus delicadas y pequeñas manos, tomó mi rostro para un beso, fue un momento y sensación inolvidable.
...¡qué bellas! el fondo negro, están hermosas, gracias, no había recibido un ramo de rosas nunca; ella con sus delicadas y pequeñas manos, tomó mi rostro para un beso, fue un momento y sensación inolvidable.
Escogí uno nada común, doce rosas reposando un papel negro mate con unos chocolates y un lazo, un ramo de rosas perfectamente armado. Foto: Freepik.
Tenía dudas de cómo tomaría el recibir un ramo de rosas, pero ya que estaba cerca de la floristería, decidí hacerlo, quería hacerlo desde el primer día; entré al local y escogí uno nada común, doce rosas reposando un papel negro mate con unos chocolates y un lazo, un ramo de rosas perfectamente armado, al entregármelo el dependiente lo guardé en la parte trasera del auto, exactamente detrás del puesto del copiloto.
Llegada las 5 de la tarde, nos encontramos tal como habíamos acordado para ir a cenar; ella, con su naturalidad me dice: Hola, que tal, yo solo atiné a decirle: mejor ahora que te veo nuevamente, estás hermosa, a lo que ella respondió: “me da pena, no me digas eso”, nos reímos unos segundos y partimos al lugar que pasaríamos una velada llena de conversaciones de todo tipo.
Luego de compartir en dicho restaurante, salimos a eso de las nueve de la noche de vuelta, para que fuese a su casa, en el trayecto, no sé en qué momento puse mi mano sobre la suya, haciendo esto que inmediatamente se entrelazaran nuestras manos, era algo tan sencillo, pero a la vez significativo para ambos; en ese trayecto le hablé de un café que le gustaría, por lo que fuimos a mi casa, ella se quedó en el auto mientras buscaba aquel café.
Al regresar y darle el café, le dije que le tenía una sorpresa, y le di aquel ramo de rosas. ¿Para mí? ¿en serio?, no lo puedo creer, ¡me vas a enamorar! ¡qué bellas! el fondo negro, están hermosas, gracias, no había recibido un ramo de rosas nunca; ella con sus delicadas y pequeñas manos, tomó mi rostro para un beso, fue un momento y sensación inolvidable.
Al mirarla, su expresión, su sonrisa confluían perfectamente en satisfacción, en felicidad, nunca había visto y percibido tanta sinceridad y espontaneidad de alguien en recibir un presente como ella, algo que sin lugar a dudas reafirmó que no me había equivocado de pretenderla, de hablarle, de hacerla sentir bien y feliz, ella merecía eso y mucho más.
Luego de este mágico momento para ambos, la llevé a tomar un taxi para su casa, no paraba de sonreír mirando aquellas rosas, y tomando mi mano; detuve mi auto y esperamos hasta que hubiese una unidad disponible, al llegar esta, me dijo: Gracias por esta noche y por las rosas, a lo que respondí: Gracias a ti, por permitirme darte algo que pueda asemejarse a todo lo que despiertas en mí, buenas noches, que descanses y ella dando un beso, me dijo: nos veremos pronto.
Magíster. Administrador de Empresas.
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