Mensaje
No te detengas
Sigue adelante, no te detengas, cumple tus metas, quizá nunca las veas realizadas totalmente, pero la felicidad está en hacer el camino, en seguir, triunfando y fracasando, cayéndose y levantándose.
- Rómulo Emiliani
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- - Publicado: 13/11/2021 - 12:00 am
Como taxista, enfermera, médico, policía, sacerdote, agricultor, ganadero, maestro, no importa la profesión, sino que esa es tu manera de cumplir la misión que Dios te ha encomendado. Foto: Cortesía.
No te detengas cuando tengas claras tus metas. Esa es tu misión en la vida. Dios no hace a nadie en serie, sino en serio. No es como una fábrica de carros o electrodomésticos que hace en serie un modelo determinado, y que con un manual aprendido puedes usar.
No, la creación no es así. En cada obra de Dios hay señales de su originalidad y belleza. No hay dos árboles iguales aunque sean de la misma especie.
Ni dos rosas iguales en un jardín. Y tú eres único, irrepetible, original, salido directamente de las manos divinas. En ti está como fundamento y rebosa la imagen y semejanza del Creador, del Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.
En lo más profundo de ti mismo está el Señor. Por eso tu esencia es buena, santa, sagrada, y tú participas de la belleza y sabiduría divina. Los atributos divinos los vives tú de manera limitada, a lo humano, de acuerdo con tu naturaleza creada.
Entonces, Dios te diseñó para que fueras alabanza de su gloria, para que brillaras en el universo creado como una estrella que luce día y noche. Para que fueras manifestación de la vida divina, participando en Dios y viviendo en Él su misterio de amor.
Te creó para que iluminaras y Jesús te lo dice: para que seas luz del mundo y sal de la tierra. En ti Dios puso toda su sabiduría divina y su poder infinito para hacer una criatura única, sublime, y que diera culto agradable a él con su fe y obras. Sí, porque la fe sin obras está incompleta.
Y por eso puso en ti sueños, ideales, metas a alcanzar que son causas por las que vivir y morir. Te dio razones para existir y para realizarte como persona. Te inspiró para descubrir caminos y destinos en esta vida donde pudieras hacer cosas maravillosas por la humanidad.
Y eso como taxista, enfermera, médico, policía, sacerdote, agricultor, ganadero, maestro, no importa la profesión, sino que esa es tu manera de cumplir la misión que Dios te ha encomendado. Y te ha pedido que seas santo, que no es más que amarlo a Él con todo el corazón, con toda el alma, con todo tu ser y amar al próximo como a ti mismo. Y que fueras santo en lo cotidiano, en el día a día, en lo sencillo de las tareas humanas.
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Y desde allí brillar, con tu familia, clientes, amigos, colegas, con la gente con la que relacionas cada día. Y por eso te digo, sigue adelante, no te detengas, cumple tus metas, quizá nunca las veas realizadas totalmente, pero la felicidad está en hacer el camino, en seguir, triunfando y fracasando, cayéndose y levantándose.
Monseñor.
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