Represión
Nada más hipócrita que los gobiernos estatales
...el terrorismo, los gobiernos deberían comenzar por dejar de alimentarlo y alentarlo. Dejemos de lado el hecho de que muchas de las facciones terroristas enfrentadas, irónicamente, utilizan las mismas armas occidentales, y centrémonos en el origen.
- Alejandro A. Tagliavini
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- - Publicado: 11/12/2019 - 12:00 am
Los delitos que más preocupan a la opinión pública global son los del narcotráfico y el terrorismo, lo que nadie dice es que los Estados llevan en esto una enorme responsabilidad… si no es que son los creadores.
El narcotráfico desaparecería -como en Portugal- con solo dejar de reprimir esas drogas “ilegales” muy dañinas, sin dudas, pero que provocan menos muertes que el alcohol y el tabaco.
Aunque claro, eso significaría dejar sin un jugoso negocio a los traficantes y a los políticos, jueces y policías que reciben sus sobornos.
En cuanto al terrorismo, los gobiernos deberían comenzar por dejar de alimentarlo y alentarlo.
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Dejemos de lado el hecho de que muchas de las facciones terroristas enfrentadas, irónicamente, utilizan las mismas armas occidentales, y centrémonos en el origen.
Muy probablemente sea Arabia Saudita el principal exportador de terrorismo.
Por la nacionalidad de los líderes y “combatientes”, por el origen de la financiación, pero, sobre todo, por el fanatismo allí imperante que provoca, por un lado, que las decapitaciones resulten “normales” -cientos son “ajusticiados” anualmente bajo esta monarquía absolutista- y que muchos prefieran inmolarse antes que seguir viviendo bajo estas circunstancias de marginación y semi esclavitud.
El asesinato de Jamal Khashoggi por agentes sauditas, el año pasado, desencadenó la condena mundial de la boca para afuera, porque luego los gobiernos occidentales siguieron financiando, apoyando y, de hecho, alentando la represión bajo el príncipe Mohammed.
Así las cosas, alentados por el apoyo de sus gobiernos, muchos inversores y ejecutivos que cancelaron visitas después del asesinato han regresado al reino saudí.
Y la tiranía saudita, lejos de amedrentarse continua con su fanatismo y violenta represión.
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En una entrevista el año pasado, el Mohammed irónicamente calificó las detenciones como un pequeño precio a pagar para "librar al reino del extremismo y el terrorismo sin guerra civil, sin detener el crecimiento del país".
Y muchos sauditas expresan su entusiasta apoyo al príncipe heredero y su plan, denominado "Visión 2030"… o viven con miedo, observando sus palabras cuidadosamente.
Arabia Saudita arrestó al menos a ocho intelectuales a mediados de noviembre, cuando extendió una ofensiva contra el disenso político.
Entre los detenidos estaban Fouad Al-Farhan, un destacado blogger; Abdulmajeed al-Buluwi, escritor y analista político; y Wa’ad al-Muhaya, un entusiasta de la filosofía autodidacta.
Muchos de los detenidos alguna vez estuvieron activos en las redes sociales o sitios web y apoyaron las revoluciones de la Primavera Árabe de 2011, que la monarquía saudita consideraba una amenaza. Sin embargo, ya habían dejado de escribir hace años y mantenían perfiles bajos, después de iniciar pequeñas empresas o incluso unirse al gobierno.
Con el fin de intentar distender la insoportable situación interna, en los últimos años el gobierno ha otorgado a las mujeres unos pocos nuevos derechos y ha aflojado algunas regulaciones.
Sin embargo, la libertad de expresión esta, cada vez, más comprometida.
Cientos de personas -activistas, académicos, empresarios y clérigos- han sido detenidos desde 2017.
En fin, en la medida en que los gobiernos de los Estados occidentales financien y apoyen -de hecho- a estos fanáticos, obtendrán terrorismo a cambio… y podrán venderles armas.
Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California
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