Segunda mitad Siglo X1X
Manifestaciones culturales en la Ciudad de Panamá
Toda esta actividad artística sirvió de base para el desarrollo futuro de las bellas artes en Panamá durante la era republicana.
- Vilma Chiriboga
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- - Publicado: 24/2/2021 - 12:00 am
El hoy Museo del Canal fue construido originalmente para el Grand Hotel. Ocupó la Compañía Universal del Canal Interoceánico y los Correos Nacionales. Es un ejemplo de la arquitectura francesa en el Casco Antiguo. Foto: Archivo.
Las manifestaciones culturales de la segunda mitad del siglo XIX, en la Ciudad de Panamá se muestran más intensas y abiertas a la asimilación de las formas estéticas y eruditas de la época, ya por contacto directo o mediación de libros y maestros extranjeros traídos a tierras istmeñas. Son manifestaciones culturales que dejan su aporte en revistas, periódicos, escuelas y obras artísticas diversas.
Una de las expresiones culturales del periodo fueron el periodismo y la creación poética. En esta fase apareció una serie de periódicos y revistas literarias, tales como: El Céfiro (1886), El Crepúsculo (1870), El Ancón (1882), El Bohemio (1893), El Cosmos (1896), entre otros.
En ellos no solo son publicados los textos sociopolíticos de figuras e intelectuales de la talla de Mariano Arosemena, José de Obaldía y Pablo Arosemena (fundador con Gil Golunje de El Centinela), sino las creaciones literarias de los poetas de la generación romántica y premodernista istmeña.
La generación de los románticos estuvo constituida por Gil Colunje, Tomás Martín Feuillet, José María Alemán, José Manuel Pérez, Amelia Denis y José Dolores Urriola, los cuales desarrollaron sus habilidades líricas inspirados en poetas románticos europeos como Hugo, Musset, Byron y Espronceda, amén de las formas estilísticas de la poesía peninsular de fines del siglo XVIII, aún vigente en su etapa formativa.
No obstante, los poetas de la siguiente generación inician el abandono de las formas estéticas románticas a raíz de la situación local en que vivieron y las nuevas preocupaciones que tuvieron, que los hizo atemperar su romanticismo y asumir un sentido más social en su poesía, participando “del optimismo cientificista y progresista de la época”, según anota Miró. Además, se encuentra en sus poesías un esfuerzo consciente por expresar aspectos de lo nacional.
Los representantes de esta generación de transición al modernismo fueron Jerónimo Ossa, Federico Escobar (El Bardo Negro) y Rodolfo Caicedo.
En este periodo de transición, la crítica literaria se acentúa con Rodolfo Aguilera y aparecen los estudios lingüísticos de Ramón Pérez y Leopoldo José Arosemena. La novela y el cuento enriquecieron el universo literario hacia finales del siglo XIX.
La pintura fue otro escenario importante. Allí destacaron figuras nacionales y extranjeras residentes en la Ciudad de Panamá como Roberto Lewis, Epifanio Garay, Wenceslao Arias y Carlos Endara, los cuales siguieron modelos neoclásicos.
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De la música, P. Campbell Scarlett, en 1853, observó en los bailes panameños el uso de la guitarra y la dulzaina. Pero de acuerdo a los datos examinados, el piano fue el instrumento privilegiado por la clase alta, que encontró en Luis Chiari un maestro idóneo para la enseñanza de este instrumento desde 1863, después de un viaje de dos años a Alemania.
La actividad musical fue enriquecida con el arribo de compañías de zarzuela como la de Saturnino Blen, la instauración de la primera academia de música dirigida por Jean Marie Victor Dubarry, la llegada de músicos extranjeros como Lino A. Boza y Santos Jorge y diplomáticos músicos como Arturo Kohpcke (alemán) y Rodolfo Bievman de Saint Malo (francés) en las postrimerías del siglo XIX.
Toda esta actividad artística sirvió de base para el desarrollo futuro de las bellas artes en Panamá durante la era republicana. La Ciudad de Panamá recibió la influencia de la arquitectura francesa adaptada al trópico y desarrollada en las Antillas y New Orleans, en que destacaron casas con mansardas, balcones individuales, herrajes muy elaborados y el estilo paisajístico (Gutiérrez 1966, 1984); si bien conservó fuertes rasgos del estilo colonial hispano como los balcones y voladizos de las plantas altas, durante la segunda mitad del siglo XIX.
En suma, los ciclos de auge económico y el contacto con elementos foráneos crearon el ambiente para el desarrollo de la actividad cultural y de las manifestaciones artísticas en la sociedad citadina de finales del siglo XIX, al ser portadores de una cultura más cosmopolita.
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Profesora. Universidad de Panamá.
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