Cartas desde el frente europeo
Maldiciones chinas
Necesitan la esperanza en un mañana mejor para llevar a cuestas el progreso en el planeta, esperanza que hay que arrebatarle a los tiranos condenados.
Cartas desde el frente europeo
Necesitan la esperanza en un mañana mejor para llevar a cuestas el progreso en el planeta, esperanza que hay que arrebatarle a los tiranos condenados.
En China existen tres maldiciones clásicas. Maldiciones que a primera vista parecerían bendiciones. Tres frases que traerán desgracia a todo sobre lo que se pose. Tres execraciones que, por mucho que se piense lo contrario, solo harán infeliz a su receptor. Un selecto grupo dentro de nuestra sociedad ha sido tan desafortunado que ha conseguido ser portador de estas tres malagoraciones al mismo tiempo. Se han visto envueltos en estos conjuros y al no saber cómo responder, han propagado su flagelo sobre todos nosotros.
La primera de estas tres maldiciones es “espero que vivas en tiempos interesantes”. Estos eruditos de las masas se han ganado un cupo dentro de una travesía de la que nadie quería ser partícipe. Hemos sido testigos su incompetencia, su insolidaridad, las tragedias y los pocos aciertos que se han sucedido en esta crisis. Les tocó vivir en tiempos interesantes, sin ninguna duda. Ellos, los que solo piensan en su propio beneficio, los que nos han metido en esto, son los culpables directos de estos tiempos tan curiosos y, a pesar de ser los mayores protagonistas de esta debacle social, se niegan a pedir perdón o a buscar otras maneras de llevar a cabo su trabajo.
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“Espero que la gente te reconozca”, segundo hechizo que se ha vertido sobre los caciques de las mansiones. Aquellas personas que lo único que han hecho en su vida ha sido gritar falsedades y demostrar mentiras. Esos que ahora no quieren que los señalen por la calle, son los mismos que hace años estaban buscando fama y fortuna por donde fuese. Son los mismos que instaban a sus compañeros a insultar a los que se alineaban en contra de ellos. Estos miserables serán reconocidos de por vida, sí, pero como unos inoperantes, unos inútiles y unos ignorantes.
El tercero y último de estos malos augurios es “espero que todos tus deseos se hagan realidad”. Para estos desventurados bufones sus más grandes deseos se han vuelto realidad. Han visto materializarse todos sus sueños. Perdieron cualquier rumbo y naufragaron en el vasto mar de la vida. Estos señores feudales de la nada se han aburrido de todo el éxito que han conseguido y se han hecho con la tarea de romper el statu quo. Con mentiras, engaños y traiciones están viendo como su plan se lleva a cabo. Lo están haciendo tan bien que ya ni siquiera necesitan ser partícipes de este. Les cedieron esa responsabilidad a sus esbirros.
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Pero al ser unos déspotas insensibles no les afectan las conjuraciones. Esquivaron los disparos del karma y como caudillos maquiavélicos transfirieron su mal al público. Debido al desmesurado crecimiento de su poder, han logrado convertirse en una aplanadora que se lleva por delante todo lo que encuentre a su paso. Ahora solo su propio peso puede desequilibrar sus bases y tirar por los suelos su enorme castillo de naipes. Como una supernova, colapsarán bajo su propia gravedad.
¿Y qué será de los desdichados, a los que estas maldiciones les han empañado la visión que tenían del futuro? Los que viven día a día. Los que están en riesgo de ser olvidados. Ellos son los que necesitan todo el apoyo que podamos regalarles. Necesitan la esperanza en un mañana mejor para llevar a cuestas el progreso en el planeta, esperanza que hay que arrebatarle a los tiranos condenados.
Porque serán ellos los encargados de la reconstrucción de estos escombros. Son ellos el Atlas en el que nuestro mundo se posará. Son los portadores involuntarios de la antorcha que iluminará el oscuro horizonte. Son los verdaderos autores de la renovación en nuestra comunidad.
Estudiante panameño en España.
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