Anécdotas
Luciano y las culebras del Cricamola
- Stanley Heckadon-Moreno (Antropólogo)
En 1970, tras graduarme de antropólogo en la Universidad de Los Andes, Bogotá, volví al Istmo por la ruta vieja. Bajé el Magdalena hasta Barranquilla en un remolcador que vendía cemento por los pueblos. De Cartagena pasé a las islas de San Bernardo, donde realicé mi tesis de grado. Un pescador me llevó en su cayuco a vela hasta Tolú. En Coveñas abordé una canoa que cambiaba productos manufacturados colombianos por cocos de los kunas de San Blas. Tras recorrer las islas, me bajé en Narganá donde una avioneta me llevó a Panamá. Ese fue mi periplo Bogotá-Narganá-Panamá.
La recién formada Dirección General para el Desarrollo de la Comunidad (Digedecom), buscaba un antropólogo. Tras entrevistarme varios técnicos, quedé a cargo de la sección de asuntos indígenas. Mi equipo, unos 30 muchachos de distintas regiones y lenguas. Comencé por recorrer todas las zonas indígenas para conocer sus problemas. Viajé en cayuco, piragua, a pie, a caballo y avioneta. Una de mis primeras entradas fue a río Cricamola, epicentro de los guaymíes de Bocas del Toro. Mi baquiano, Samuel Binns, hijo de jamaicano y madre guaymí. Hablaba español, guaymí y guariguari, el inglés criollo. En cayuco subimos a Canquintú. Aquí tenían los agustinos un dispensario. Conversé con el sacerdote sobre los casos que atendían. Dijo que todo un poco, menos los picados de culebra. A estos los curaba Luciano, el curandero. Decidí visitarlo.
Luciano Stonestreet era alto, fuerte, ojos rayados, mezcla de ancestros ingleses e indígenas. Le pregunté cuántos picados había curado. Dijo que miles, entre gente, caballos y ganados. Trajo un frasquito con un líquido color vinagre. Dijo que era “culebra crogoe” o “snake poison”, receta secreta, mezcla de 40 raíces y hojas de plantas. Estas fueron sus indicaciones.
Después de ser picado, debe tomarse una cucharada sopera, entibiada con fósforo o tizón. Si a la hora el dolor era intenso, tomar otra cucharada. De seguir el dolor, tomar una cucharada cada 3 horas hasta controlar el dolor y la hemorragia. Luego espaciar el tiempo de la dosis, a una onza.
El enfermo debe mantenerse solo, sin ver mujeres, 20 a 30 días. Ya que puede aparentar estar curado, pero de tener contacto con mujer la hemorragia estalla de nuevo.
Nada de alcohol. Tampoco comida pesada. Todo debe ser vegetal o líquido. No debe bañarse. El recién pica’o no debe tirarse al agua, esto le causará dolor profundo y violento. No tomar nada frío, ya que el dolor podría volver. La víbora grande venenosa provoca hemorragia por los poros, la nariz y las encías.
LE PREGUNTÉ CUÁNTOS PICADOS HABÍA CURADO. DIJO QUE MILES, ENTRE GENTE, CABALLOS Y GANADOS. TRAJO UN FRASQUITO CON UN LÍQUIDO COLOR VINAGRE. DIJO QUE ERA “CULEBRA CROGOE” O “SNAKE POISON”, RECETA SECRETA, MEZCLA DE 40 RAÍCES Y HOJAS DE PLANTAS.
El veneno es más potente en noche oscura, menos efectivo en noches de luna llena y luna nueva.
La herida de un colmillo grande deja cicatriz que debe quemarse, pues puede ponerse negra y caerle gangrena. Si la punzada no es aparente, pero el paciente se queja mucho del dolor en la herida, como punzadas en carne viva, debe abrirse la herida con un cuchillo a ver si hay pedazo del colmillo. El hueso del colmillo de víbora causa profundos dolores. La herida se lava con azufre y alcohol. Y con el cuchillo caliente se cauteriza el sitio donde picó la culebra. “Acuérdese”, dijo, “que esto es un veneno pa’ matar otro veneno. Por ningún motivo debe tomar ‘culebra crogoe’ si no lo ha pica’o una víbora. Por eso, según mejora el paciente se le da menos medicina.”
“Si al pasar el tiempo la persona sigue con dolores en la herida, debe hacer té del cogollo fresco de raíz de la caña blanca. Se bebe sin azúcar.”
“Al cuarto día la culebra que picó regresa donde el pica’o. Así que hay que tener cuidado, pues puede venir la culebra compañera.”
Luciano me contó que su papá le hizo esta prueba. Un indio picado por una gran culebra fue enterrado. Al 4.° día fueron al cementerio y allí estaba este gran tronco de víbora.
“El indio cuando sueña con mujer no sale de casa, a la mujer se le asocia con la culebra.”
“Hay yerbas con que uno puede lavarse las piernas y pisar culebras y ellas no lo pican a uno”.
“Cuando el ‘crogoe’ es nuevo, tiene color vinagre o cerveza clara. Al envejecer, 2 o 3 años, cambia de tono, ello según el cocimiento de las plantas y el alcohol. Si solo se cocina y se deja, se corrompe. Para conservarlo se le echa alcohol, de cuando en cuando.”
Luciano me regaló un tarrito de su “culebra crogoe”. Por 40 años lo cargué en mi mochila, con mi mosquitero y foco de mano, por los rincones selváticos me tocó andar. Gracias a Dios, aunque tuve encuentros cercanos con estos animales, nunca tuve necesidad de usar el secreto de Luciano para matar el veneno de serpientes.
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