Los 'Varelaleaks', vergüenza nacional

Luego de escuchar el reporte de los Varelaleaks, los cuales muestran detalles interesantes de la forma como el expresidente de la República, Juan Carlos Varela, conducía la nación panameña, llama la atención el poder que ejercía sobre los otros órganos del Estado, situación que mantiene alarmada a la población por la indiscreción e irresponsabilidad como que se manejaron los asuntos públicos del país.

Sentimos que por lo delicado de las informaciones que fueron descubiertas es imprescindible que las autoridades competentes inicien una formal investigación sobre estos hechos.

Estos descubrimientos promueven una sensación de rencor y molestia cuando quedan al descubierto los manejos corruptos que se le da a los casos de alto perfil, situación que no tiene otra salida que solicitar que las autoridades deslinden responsabilidades sobre las actuaciones de los protagonistas involucrados en el escándalo de mayor envergadura política, acaecido en nuestro país,  en el que se involucra, directamente, a una figura presidencial.

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Este escándalo tiene alcance internacional y tiene connotaciones de envergadura impresionantes.

El propio expresidente aceptó como suyas las conversaciones, lo que demuestra una legítima veracidad en los señalamientos, situación que deja muy mal parada a la clase política criolla porque es una clara demostración de la corrupción que existe en todos los niveles de la sociedad panameña, puesto que desde hace rato se había perdido la credibilidad en las instituciones del Estado y este escándalo lo ha acrecentado. Se pueden leer conversaciones en las que se denuncian presuntos delitos, como intimidación, extorsión, encarcelamientos ilegales y múltiples arbitrariedades, las que de ser investifgadas y acomprobadas, merecerían pena de cárcel para los implicados.

Es importante que tengamos presente que en la coyuntura que vivimos, próximos a reformar nuestra Carta Magna, sería del agrado de todos los panameños que empezáramos a pensar en restarle poder al Ejecutivo, pues no es justo que el solo hecho de ser presidente le dé el derecho a tener injerencia en todos los órganos del Estado.

Estamos frente a una magnífica oportunidad de cambio.