Los TikTok y la sociedad erotizada
¿Realmente nuestro sistema educativo o de enseñanza está preparado para un prototipo de estudiantes que exige de sus docentes y padres ser lo suficientemente comprensivos sin caer en el -prosopeion- (máscara) del adulto light o anticuado?
- Abel L. Guerra I.
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- - Actualizado: 24/4/2020 - 09:46 pm
La importancia de una educación donde el pensamiento crítico y la autoevaluación sean los nuevos fundamentos de nuestro sistema educativo. Foto: Archivo. Epasa.
Según el filósofo coreano Byung Chul Han, nuestras sociedades viven orientadas a la competitividad, esto aunado con la tecnología ha traído como consecuencia trastornos en nuestra personalidad, manifestados en depresiones entre otros desórdenes de la psique, ya que, al no alcanzar los niveles apropiados, estamos propensos a ser desechados.
A nuestros jóvenes millenials les sucede lo mismo, pero desde la perspectiva de las redes sociales, lo más triste es que ellos, por su inmadurez y líquido de su vida, no han sabido manejar las experiencias negativas que producen estas aplicaciones tecnológicas, esto se evidencia en la promoción de una erotización descontrolada de niñas y jóvenes que tratan de vender simpatía (like), ofreciendo al público posiciones, bailes e incluso insinuaciones que en el argot popular de esta generación se traduce en erotismo salvaje en su máximo esplendor.
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No quiero entrar en una moralina, juzgar estas situaciones como -pecado-, más bien, el desorden que consigo puede acarrear males que afectarían de forma directa nuestra sociedad: estos jóvenes frustrados al no alcanzar la aprobación pueden caer en el mundo de la prostitución, suicidio, bulimia, anorexia, inclusive se ve un uso anormal hacia el culto del fitness, traducido en narcisismo.
Ahora bien, por pertenecer a una generación de enlace, la X, digo enlace ya que fue la nuestra la que vio nacer muy rápidamente esos avances tecnológicos y quizás no fuimos capaces de poner freno a esa vorágine que nos ataca, de ahí que mis aprensiones me llevan a elaborar tres cuestionamientos para ver la magnitud de esta pandemia y poder buscar luces que ayuden a mitigar al Leviatán.
¿Vamos en camino a una sociedad erotizada o ya estamos en ella, donde el placer por el placer es su valor más preponderante?
¿Realmente nuestro sistema educativo o de enseñanza está preparado para un prototipo de estudiantes que exige de sus docentes y padres ser lo suficientemente comprensivos sin caer en el -prosopeion- (máscara) del adulto light o anticuado?
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¿Cómo educar en valores ante los grandes transmisores de esta cultura de la muerte: los medios de comunicación?
Creo responder al final de estas interrogantes con el sofista Protágoras, donde su máxima rezaba -el hombre es la medida de todas las cosas-, en otras palabras, no somos zombis de las tendencias o modas, somos nosotros los que empoderamos esos criterios universales, en el que los valores no dejan de ser, en la medida que nos autocuestionemos podemos volver al camino.
Por eso, la importancia de una educación axiológica, donde el pensamiento crítico y la autoevaluación sean los nuevos fundamentos de nuestro sistema educativo y pueda surgir un superhombre, pero al contrario del de Nietzsche, que tenga a lo divino como el justo medio; volver a poner en su sitial a la familia, como eje fundamental de la sociedad.
Y la renovación total del modelo de Estado que tenemos corruptible y corruptor.
Filósofo y director de un centro educativo.
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