Poderes
Los teóricos de la delincuencia
- Jorge Luis Macías Fonseca
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Esos teóricos manejan a la perfección el discurso, convirtiéndose en "necesaria referencia" para enfrentar el problema, que sigue galopando a una increíble velocidad.La delincuencia es concreta y tiene -desde luego- causas multifactoriales que dan cuenta de ella.
Mientras la delincuencia camina a pasos agigantados, en las pantallas televisivas aparecen con poses soberbias, lo que denomino los teóricos de la delincuencia. Foto: Archivo.
La delincuencia se ha convertido en un fenómeno social de larga duración.
Cada vez más, gana espacio sin grandes posibilidades de eliminarla; sus efectos se han constituido en serios perjuicios para la sociedad panameña.
El asunto está en que el ejercicio de la delincuencia, prácticamente se ha convertido en un trabajo más, va adquiriendo formas sofisticadas e impensables, que ubica en una dificultosa posición a los organismos que tienen la responsabilidad de combatirla.
El país se encuentra casi secuestrado por la delincuencia.
Esto desdice de una sociedad que debe estar planteando eficientes maneras para superar la pobreza.
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En todo caso, la educación, la familia, los grupos cívicos y religiosos, el deporte y la cultura, las universidades, los gobiernos locales y nacionales, y la sociedad en su conjunto, parecen haber fracasado en el logro de los objetivos propuestos.
No obstante, mientras la delincuencia camina a pasos agigantados, en las pantallas televisivas aparecen con poses soberbias, lo que denomino los teóricos de la delincuencia.
Las exposiciones esgrimidas, cargadas de todo tipo de argumentos, siguen siendo eso, proposiciones que no resuelven absolutamente nada.
Esos teóricos manejan a la perfección el discurso, convirtiéndose en "necesaria referencia" para enfrentar el problema, que sigue galopando a una increíble velocidad.
La delincuencia es concreta y tiene -desde luego- causas multifactoriales que dan cuenta de ella.
No solamente basta conocerlas, sino entenderlas para encontrar las vías de solución.
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Y una manera de comprenderla es exponiendo, con toda claridad y crudeza, su realidad, que encuentra en el poder político y económico el suficiente espacio para reproducirse.
Si desde esos poderes se promueven comportamientos delincuenciales, qué puede esperarse en el resto de la sociedad.
Los malos mensajes que se envían tienen necesariamente que calar y los ejemplos malsanos son desafortunadamente imitados.
Hablemos de la delincuencia de los de abajo, pero igual la realizada por los de arriba.
Muestras hay en cantidad, son ellas, las que los teóricos de la delincuencia enmascaran para tratar de mostrar que el fenómeno solamente es parte de los sectores marginales.
Malhechores del poder se resguardan en subterfugios legales y en impunidades, muy bien elaboradas para excluirse.
Con eso pareciera que existen dos tipos de delincuencia: una la del poder y otra la de los postergados.
La tesis de que hay que enfrentar la delincuencia con dureza, no deja de ser una perogrullada.
Las explicaciones teóricas desde el Ministerio de Seguridad huelgan y las estadísticas, son útiles precisamente para eso y para nada más.
Los modelos delincuenciales de los poderes político y económico, si bien no son al estilo de los ajustes de cuentas, con sangre y vida, son igualmente perniciosos porque afectan a sectores sensibles de la sociedad, negando con ello la posibilidad de una vida decorosa para la gente.
El Cemis y Odebrecht, son algunos de los tantos ejemplos que pueden mostrarse que dan fe de lo inalcanzable de la justicia para los de arriba.
Y es por allí que deben empezar los grandes teóricos del problema de la delincuencia, porque no puede pretenderse combatir un mal, si no se atiende el asunto en toda su dimensión.
Docente universitario.
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