Propuesta
Los gobernadores deben ir a elección popular
- Virgilio Correa opinion@epasa.com
Volvimos a la democracia en 1989 y aún los políticos no se percatan de que para democratizar las provincias hay que elegir la primera autoridad por medio del sufragio universal.

Mejorará el desarrollo nacional y permitirá ser aún más competitivo nacional como internacionalmente.
La democracia panameña va a cumplir setenta años de imperfección en lo que respecta a la legitimidad soberana de los gobernadores provinciales.
Ya casi, en el mundo, no hay gobernadores sin elección popular.
La democracia se debe perfeccionar al nivel provincial panameño.
En 1949, uno de los planes de Arnulfo Arias era implantar la descentralización provincial a través de los gobernadores, como ya existía en la constitución de Argentina, país en donde él vivió después del golpe del 9 de octubre 1941.
En el archivo diplomático bonaerense hay vestigios de esas intenciones políticas del Dr. Arias durante su exilio.
Pero a los planes democráticos de Arias Madrid se opuso el coronel José Antonio Remón Cantera, porque este militar había decidido militarizar las provincias panameñas, a través de su plan de militarización del país, como necesidad posterior a la Segunda Guerra Mundial por la seguridad nacional por los Estados Unidos y el Canal de Panamá.
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Remón Cantera deseaba copiar el modelo americano de defensa nacional, e interpuso los intereses de la Policía Nacional en detrimento de los intereses provinciales y nacionales e impulsó su proyecto a toda costa, e incluso destituyó, humilló y maltrató a Arnulfo Arias en 1951.
Muy a pesar que los Estados Unidos sí eligen a sus gobernadores por el voto popular.
Pero esas son las incongruencias históricas que generan las ambiciones personales de los gobernantes.
A partir de allí, la policía y la política vivían en una cohabitación disfuncional que tal vez esté el origen de muchos de los problemas actuales, duraderos de más de setenta años y de los que padece el país desde el final de la Gran Guerra.
El jefe de zona regañaba al gobernador y el gobernador desconfiaba del jefe de Zona militar.
Su cohabitación se asemeja, en cierta forma, a un matrimonio disfuncional, por los orígenes y condiciones de cada uno de esos dos actores.
Ninguno de los dos defienden los intereses del pueblo, porque ninguno de los dos es elegido por el pueblo.
¡Provienen ambos del poder de la cachiporra!
Es más, los dos se unen contra el pueblo para defender al Poder Ejecutivo.
Omar Torrijos, al igual que Remón, reforzó esa cohabitación, aunque la disimulaba con su llamada yunta: "pueblo y gobierno".
Volvimos a la democracia en 1989 y aún los políticos no se percatan de que para democratizar las provincias hay que elegir la primera autoridad por medio del sufragio universal.
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Eso permitirá darle más solturas a las provincias y mejorar el desarrollo nacional y ser aún más competitivo a nivel nacional e internacional.
Una vez el gobernador (-primera autoridad de la provincia-) es elegido al sufragio universal sobre una quinta papeleta cada cinco años, el jefe de la zona militar, pasará automáticamente bajo las órdenes superiores del ministro de Seguridad Nacional, convirtiéndose en un servidor civil con conocimientos de seguridad nacional, "detaché" de la Policía Nacional y subordinado al Gobernador electo por el voto popular, asumiendo así el cargo de Prefecto Civil provincial hasta que el Gobernador lo decida.
La Policía Nacional deberá crear una escuela de Prefectos al servicio del pueblo panameño en particular y de la Nación en general.
En el 2009 le enviamos un correo electrónico a Ricardo Martinelli proponiéndole esta reforma.
Él nos respondió que le parecía muy bien y que se haría en el gobierno Martinelli-Varela del 2009 al 2014.
Pero su gobierno no logró hacerlo, esperamos que el gobierno que viene se interese más por este tema para coadyuvar mejor la nueva ley de Descentralización, cuya tutela debe salir del ministerio de la Presidencia y ser entregado autónomamente a los gobernadores electos por el voto del pueblo.
En el 2014 no insistimos en este tema, porque sabíamos que el gobierno de Juan Carlos Varela sería incapaz de adelantar una reforma de este tipo, toda vez que carecía de una mayoría legislativa y su poder reposaría sobre la Policía Nacional, como así ha sido en estos últimos 55 meses.
Ha llegado el 2019, y a 4 meses de las elecciones generales, volvemos a mencionar este estribillo básico para perfeccionar la democracia panameña a nivel provincial.
Esta es una de las tareas a estudiar para mejorar nuestro sistema democrático actual.
Miembro UPLA/IDU.
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