Análisis
Los estilos y contenidos de los medios televisivos
- Miguel Ángel Sánchez Ávila
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¿Por qué las televisoras locales no invierten más tiempo y recursos en producción nacional de calidad con contenidos educativos y científicos?
El ser humano por naturaleza todos los días se ve obligado, quizás por curiosidad, a conocer más sobre lo que pasa en el mundo.
Los canales de televisión por cable, servicio satelital y las otras opciones o sistemas (streaming) que ofrecen entretenimiento, cultura y deporte, a través de su programación, cada día son más utilizados por la población panameña.
Los motivos del consumismo masivo y espontáneo de esta televisión foránea son evidentes.
Las personas cultas, con criterios formados y aquellas que por algún motivo no lo son, pero que también forman parte de la sociedad y que solamente buscan entretenimiento, ya no están dispuestas a seguir viendo producciones mediocres y sin contenidos juiciosos.
Aunque la programación de la televisión extranjera tampoco es la mejor, por lo menos, el televidente tiene la oportunidad de observar programas científicos y educativos, conocer otras culturas, historia y arte.
Por otra parte, los cinéfilos pueden disfrutar de innumerables películas que sin lugar a dudas nunca podrían ver en los canales locales.
Programas y series repetidas, producciones locales que solo las realizan y las presentan una vez por semana o por temporada son algunas de las especialidades de las televisoras locales.
Lo peor es que ahora no se conforman con presentar novelas llenas de escenas inmorales que solo promueven lujuria e incitan a la promiscuidad, sino que también utilizan pasajes bíblicos para captar la teleaudiencia.
En este caso creo conveniente que la sociedad panameña debe ser muy crítica y cuestionar alguna distorsión o percepción mal intencionada de lo que ya sabemos como personas de la historia real del cristianismo.
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Quizás esta reflexión pueda ser subjetiva y esté sujeta a críticas de las personas que sí están de acuerdo y les gusta ver esos contenidos.
Pero la verdad es que de eso se trata la libertad de expresión.
La idea es que podamos de alguna manera expresar nuestros puntos de vista sobre lo que observamos, según nuestro criterio.
Ahora bien, este fenómeno no es casualidad, viene ocurriendo hace varios años.
Pero, ¿por qué no somos conformes con las producciones locales? ¿Por qué las televisoras locales no invierten más tiempo y recursos en producción nacional de calidad con contenidos educativos y científicos?
Lázaro Tobón Vallejo – columnista del diario El Mundo- en su artículo Función social de la TV, dice que "la pantalla chica debe cumplir una función social complementaria a la de la educación, consistente en educar, informar y recrear para coadyuvar a la construcción de ciudadanía, centrada en principios y valores rectores de las buenas costumbres orientadoras del comportamiento hacia el bien común y no particular".
Lo cierto es que el ser humano por naturaleza todos los días se ve obligado, quizás por curiosidad, a conocer más sobre lo que pasa en el mundo y observar otras cosas que le llaman la atención y que están lejos de su entorno. Sin embargo, el caso no es satisfacer el fisgoneo de la sociedad.
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La cuestión es la educación.
No debemos perder de vista que los principios básicos de los medios de comunicación social son: educar, informar y entretener. La verdad es que el orden no cambia el objetivo.
Lo que sí cambia los propósitos y principios es la manera en que estamos haciendo televisión.
La equidad de los contenidos. ¿Tenemos variedad equitativa de contenidos en las programaciones televisivas? ¡No!
Es evidente que existe más contenido de entretenimiento que educativo.
¿Cuántos guionistas y cineastas son panameños y están produciendo realizaciones con contenidos históricos de nuestra cultura?
Gabriel García Márquez manifestó que la televisión debe ser un instrumento útil en la penetración cultural de América Latina.
"El mensaje cultural que puede llegar a través de la televisión es extraordinario. Creo que lo que hay que hacer es apoderarse de la televisión, no despreciarla, y usarla como un instrumento de penetración cultural, eso es lo revolucionario", dijo.
En definitiva, lo que estamos haciendo con la televisión es inaceptable. Seamos críticos de lo que producimos y analicemos si estamos haciendo las cosas bien.
Necesitamos más educación y menos indolencia en la sociedad.
Periodista.
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