Dos décadas
Los desmanes de la dictadura militar
Los artículos que he escrito no son para ofender a nadie, sino para recordar, si alguien lo ha olvidado o que lo aprendan los que no la
Los artículos que he escrito no son para ofender a nadie, sino para recordar, si alguien lo ha olvidado o que lo aprendan los que no la vivieron, pero nadie se los ha enseñado. Continuaré diciendo que el Seguro Social era una entidad realmente autónoma y la dictadura la tomó como su caja menuda de la que sacaba la plata que necesitaba, acabó con los reglamentos, ignoró su autonomía, llevó cientos de miles de asegurados como fueron los beneficiarios que acabaron con el Seguro. Aquellas personas que debían ser atendidas por el Ministerio de Salud, pasaron al Seguro, no habiendo medicamentos ni espacio. Luego vino la Integración en la que esa institución pagaba todo y Salud nada, para terminar de desbancarla.
No había libertad de expresión porque dominaban los medios de comunicación, ni libertad de acción porque si caías en desgracia, ibas preso o desaparecías. Como dije, disolvieron los partidos políticos e hicieron el PRD a su forma y semejanza como único partido en el país. Según ellos, la vida panameña comenzó el 11 de octubre de 1968 con la mal llamada "revolución", que de eso no tuvo nada porque fue un pinche golpe militar apadrinado por los gringos. Mandaba un solo hombre a quien le rendían pleitesía; hubo muchos muertos y desaparecidos; no podías hablar ni en tu casa porque no sabías quién te vendía. De allí aprendimos a que si no estabas inscrito en el PRD, no conseguías trabajo y aprendimos muchas mañas que aún seguimos.
Sin embargo, creo que hicieron cosas buenas: levantaron la clase media y la baja, dando oportunidades que antes no tenían muchos de ellos. Tenían el tránsito controlado y funcionaba muy bien con los policías en la calle y no dentro de oficinas refrigeradas que no se dan cuenta ni de los carros que tienen placas vencidas hasta de 2006; ni de las faltas que cometen los taxis al manejar, ni de donde se estacionan mal los autos. Por último lograron el tratado canalero que ya venía andando desde muchos años con la condición de democratizar Panamá. Pero desaparecieron a Torrijos antes de que esto sucediera.
MANDABA UN SOLO HOMBRE A QUIEN LE RENDÍAN PLEITESÍA; HUBO MUCHOS MUERTOS Y DESAPARECIDOS; NO PODÍAS HABLAR NI EN TU CASA PORQUE NO SABÍAS QUIÉN TE VENDÍA.
Vivimos tiempos difíciles porque los militares se creían la divina torta y eran torta; pero ellos sentían que tenían al diablo agarrado por los cachos. Por último, anularon unas elecciones en las que la oposición ganó por una diferencia monumental y que no podía esconder; así que optaron por anularlas y aquí no pasó nada.
Los últimos meses fueron duros: no podíamos reunirnos libremente y lo hacíamos a escondidas o no podíamos hacerlo.
La fortaleza de los militares se hizo sentir tanto, que el miedo fue preponderante. Nadie hablaba y si lo hacía se exponía a desaparecer. La Cruzada Civilista entró en un periodo de cierta tranquilidad visible para movernos submarinamente. No es que quisiéramos una invasión, pero recuerdo a la mayoría de los panameños vitoreando al ejército americano en Calle 50, gente que ahora habla de la maldita invasión, y yo me río de ellos porque a todos los vi; los PRD, los batalloneros y los otros se hicieron los machitos para bajar la guardia inmediatamente. Pero gracias a esa invasión, porque era la única esperanza de salir de los militares, pudimos liberarnos y hacer el recuento de los votos para tener el gobierno que quería y había elegido el pueblo. Retomamos la democracia y, gracias a la manera de actuar del presidente Guillermo Endara, con la que no estaban muchos de acuerdo, tenemos la tranquilidad de la que gozamos ahora. Algunos querían sangre y que mataran a todos los que tanto daño nos habían hecho. Pero privó la prudencia y así salieron los cobardes de sus escondites: los dirigentes políticos, los dirigentes sindicales de la época y muchos más, escondidos por cobardes que se hacían los machitos.
Ahora gozamos de una democracia aún endeble, pero democracia al fin. Tratemos de no perderla porque, mal que bien, es la mejor forma de gobierno que tenemos. Lo que he escrito, resumido, es para que aprendamos a no desviarnos de esa democracia para no tener nunca otro golpe militar. No nos hagamos los fuertes porque la democracia es gobernar con el pueblo; no que el pueblo lo haga, sino con el pueblo y verán qué felices volveremos a ser.
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