Descontrol
Lo que nos está pasando
- Miguel Ångel Canales Flaaut
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...hay gente que por las redes se jacta delirantemente orgullosa "si yo estudié y tengo un título, ¿por qué los demás no lo pueden hacer?".¿Podrá cambiar el humano esa actitud? El cerebro se resiste al cambio. La respuesta solo puede ser encontrada entre mentes que se dediquen a pensar en ello.
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Muchos participantes se exceden en el lenguaje, aunque es similar al que se escucha en un parque, una cantina, las redes son un microcosmos escrito. Foto: Archivo.
En las redes sociales conseguimos información instantánea de cómo marcha el país.
Cierto es que muchos participantes se exceden en el lenguaje, aunque es similar al que se escucha en un parque, una cantina o en el Seguro Social; quiero decir, las redes son un microcosmos escrito.
Me llevo bien con ellas de modo que me permite saber qué está sucediendo, presentándome situaciones que me ponen al día.
Con las redes pasa lo mismo que con Internet, hay que buscar la noticia que sirve y descartar la que se nos quiera infiltrar para influenciarnos por la nueva especie: "influencers".
Situaciones acaecidas últimamente han encendido mis alarmas anunciándome que algo está distorsionándose, aunque no se relacionan directamente, pero que tangencialmente se tocan, lo que me ha hecho preguntarme ¿qué está pasando?
Mencionaré a qué me refiero.
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Hace unos meses, caminaba un menesteroso por Curundú cuando sorpresivamente un joven, con un salto de artes marciales, le dio una patada en la nuca que lo hizo caer de bruces, haciéndose daño; a más del alevoso golpe, lo hizo gozándolo como una gran hazaña, mientras, quien filmaba la escena, lanzaba risotadas encomiando al agresor.
No hace mucho, otro joven hizo algo igual.
Cuando pasaba por una vereda vio a un indigente rebuscando entre la basura, caminó sigiloso hasta él, allí, traicioneramente, le propinó una patada que hizo que cayera sobre la basura.
Jóvenes contra personas indefensas.
Todos los candidatos a la presidencia, haciéndose eco de algunos opinadores, prometieron quitar las becas universales, para darlas a aquellos con talento hasta estudiar el doctorado, lo cual aplaudo, sin embargo, con esas promesas quedaban por fuera quienes no tienen talento porque nadie ha pensado en ellos, quizá porque tuvieron la mala suerte de nacer en una familia pobre, en un entorno hostil; desnutrido, pero con deseos de estudiar; como en las áreas muy pobres, cuyos padres, si acaso, logran conseguir la comida del día.
Esos jóvenes quedan sin beca porque les es difícil sacar las notas aprobatorias que el sistema exige como necesarias para continuar.
Y me pregunté, ¿sabrán los candidatos que hay personas que no han tenido la suerte de nacer con mucha inteligencia, sin oportunidad siquiera de resiliencia?
¿Habrán escuchado, sobre las inteligencias múltiples?
Entró al debate el caso de las niñas embarazadas, que son objeto de escarnio y a los candidatos solo se les ocurrió presentar como solución una educación sexual, porque eso claman algunos 'lobbies', un concepto tan ambiguo y amplio, como incomprensible; pero estoy seguro que ninguno ha visitado un "chantin" de esas niñas, de un cuarto y cocinita, para observar la promiscuidad, donde sobrevive la familia formada por madre, padre, hermanos, con maridos y mujeres; abuelos; tíos con sus parejas, todos sin trabajo, rebuscando qué llevar para alimentar esa familia; sin ningún nivel de privacidad; con un televisor, viendo programas de baja calidad y me pregunté: ¿solo educación sexual?
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Todos los días salen pocos viejos jubilados, pues los otros ni pueden caminar, menos aguantarse nuestro sol canicular, porque ya no resisten las enfermedades ni las luchas de desgaste que mantienen las autoridades contra ellos; a pedir un aumento para medicinas, y lo que reciben es represión, blanda, han dicho algunos jefes, rociadas de gas pimienta, "inofensivo dicen", sin importar que casi todos ellos sufren enfermedades, sobre todo las pulmonares obstructivas crónicas, que no los dejan respirar bien en situaciones normales; los avasallan y humillan sin ningún respeto.
Y así, algunos "influencers", bien alimentados y resueltos sus problemas, proclaman: "se debe aumentar la edad de jubilación".
Lo escrito hasta aquí me trajo a colación el término aporofobia que la filósofa Adela Cortina, acuñó, por los años 90, para darle nombre al rechazo a los pobres y menesterosos, que sucede porque los humanos llevan impreso en la mente una superioridad sin sustento, y pánico a ser como la persona rechazada.
Por otro lado, tenemos la Gerontofobia, rechazo a los viejos, para designar el asco que se tiene contra los ancianos, más si son pobres; y la gerascofobia, que es el miedo a envejecer.
El miedo que tienen los jóvenes a ser viejos, razón de su ataque a los ancianos, que también se hace psicológicamente con burlas a su indefensión.
Aun así, hay gente que por las redes se jacta delirantemente orgullosa "si yo estudié y tengo un título, ¿por qué los demás no lo pueden hacer?".
¿Podrá cambiar el humano esa actitud?
El cerebro se resiste al cambio.
La respuesta solo puede ser encontrada entre mentes que se dediquen a pensar en ello.
Maestría en Ciencias (MSc).
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