Estudio
Las relaciones de Panamá con los Estados Unidos y su historia
Panamá, desde su fundación como República, ha sido el aliado más claro y estratégico de los Estados Unidos en Latinoamérica. Incluso en la época de la dictadura
Panamá, desde su fundación como República, ha sido el aliado más claro y estratégico de los Estados Unidos en Latinoamérica. Incluso en la época de la dictadura militar, cuando Omar Torrijos acercó el país a Cuba y al bloque de los países no alineados encabezados por Libia, nuestras relaciones con el Gobierno norteamericano eran privilegiadas.
Varios presidentes panameños fueron recibidos en la capital norteamericana con los máximos honores y protocolos de Estado. La recepción, luego de la firma de los tratados Carter-Torrijos, es una de las 10 memorables en el historial de la Casa Blanca.
LA INFLUENCIA DE LOS NORTEAMERICANOS CUBRE TODO EL PAÍS. CASI CADA PROVINCIA ALBERGÓ EN ALGÚN MOMENTO DE NUESTRA HISTORIA REPUBLICANA UNA BASE NORTEAMERICANA.
También es cierto que nuestras relaciones han sido turbulentas desde el principio. La idea de los gobiernos norteamericanos de premiar a sus héroes de la construcción del Canal de Panamá, con una franja autónoma en las riveras de tan portentosa obra, terminó creando lo que los panameños denominamos después: “Zonians”, personas que no se sentían ni tan norteamericanos ni tan panameños. Con justa razón, siempre pensaron que ese lugar donde vivían era su casa para siempre, porque así se lo habían pintado desde los centros del poder estadounidense.
Hay muchos mitos y una buena cantidad de inexactitudes en nuestra relación con el coloso del norte. Es cierto que la invasión de 1989 fue sangrienta e injusta, pero no fue la única.
Es urgente que retomemos acciones para que todos los panameños seamos conscientes de que estas relaciones son diferentes a las de Panamá con cualquier país del mundo, incluso Colombia y España. Es la única manera de que las nuevas generaciones puedan entender el porqué los panameños no nos sentimos parte de Centroamérica, o cuál es la razón por la cual el principal deporte del país es el baseball, entre otras.
Pero no solo eso, la influencia de los norteamericanos cubre todo el país. Casi cada provincia albergó en algún momento de nuestra historia republicana una base norteamericana. Ya de ahí surgen miles de historias familiares que no se comprenden más allá de las historias de nuestros pueblos.
He planteado en diversos escritos la posibilidad de que ya sea Gobierno Nacional, o el Municipio de Panamá adquiera un edificio emblemático para desarrollar ahí un proyecto de museo interactivo, para presentar la historia de las relaciones de Panamá con los Estados Unidos a propios y extraños. Siempre pensé que la antigua embajada de ese país era el lugar indicado. Luego de que por razones claramente identificables derribaron hasta los cimientos de dicha estructura con el pretexto infantil de que ahí se construiría un edificio gubernamental, el otro posible es la antigua sede del Citibank, en el Casco Antiguo.
Lo otro es retomar dicha materia (entre muchas otras como educación cívica y educación vial) en el currículum de nuestros estudiantes de secundaria. Su eliminación es increíble. Es dejar de lado nuestra verdadera historia y negarle a las futuras generaciones la verdad de los hechos.
Pero eso sí, se debe hacer sin ninguno de los antiguos y trasnochados sesgos ideológicos que nada ayudan a esclarecer una relación única y que merece el estudio respectivo. Tampoco puede caer en manos de personas que, amparadas en el sagrado magisterio, han intentado distorsionar nuestra historia más allá de lo que se refleja en los textos escolares y libros relacionados al tema.
Sí, es cierto; hemos tenido nuestros encuentros y una cuota de sangre importante. Pero también tenemos cosas muy positivas que hay que resaltar y conocer. También debe estar claro el papel de muchos panameños en el inicio de esta historia. Nunca se ha aclarado la famosa “leyenda negra” de nuestra independencia, y qué tan cierto es que nuestros próceres son eso. Recordemos que nuestra independencia se logró sin que se disparara un solo tiro. Todo un tema a revisar si tomamos en cuenta que en la época se carecía de los medios de comunicación de ahora. Todo debía estar muy conversado muchos meses antes.
Por todo lo anterior, creo que es el momento de que se rescate este tema. No por gusto el presidente Belisario Porras denunció el Tratado de 1903 y luego, ya como presidente, fue un gran aliado de los Estados Unidos. Estos y otros hechos deben ser aclarados.
No puede ser que nos escudamos en la falta de interés y, peor aún, la poca perspectiva de aclarar nuestro pasado como país independiente. Si no lo hacemos, realmente estaremos condenados a repetir errores ya cometidos.
Ojalá estas palabras no queden en el aire y pronto tengamos un grupo de panameños dispuestos a presentar la historia verdadera de nuestros hechos como país.
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