Historia
Las gemelas
- Bernardina Moore [email protected]
Un día llegaron a la clínica los dos hombres que habían donado sus espermatozoides, hace como un año, y ese día las gemelas habían llevado a sus trillizas a la clínica para un control de rutina. Les llamó poderosamente la atención el hecho de que unas trillizas se parecían a uno y las otras al otro.
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Realizaban fecundación in vitro con muy buenos resultados.
Estaba dormida y me veía levantándome como de una banca, de pronto, dos figuras como de porcelana, no se de dónde salieron, cayeron encima de la banca. Fijas ante mí, inmóviles, eran dos mujeres igualitas cada una con tres bebes cargados, solo las veía como si fueran de adorno de medio cuerpo para arriba, ahí congeladas mirándome.
Esta es la descripción de la imagen que vi.
Seguí durmiendo, soñé cosas que no recuerdo, pero al despertar como un clisé tenía a las dos mujeres claritas en mi mente. ¡Wao! qué problema; lógicamente que nadie me obliga a escribir nada, pero si no lo hago, no se va la imagen.
En fin, soy descomplicada y me puse a escribir.
Les comparto.
Las llamaré Teremaria y Mariatere eran dos gotas de agua, igualitas, bellas y sencillas, nada les robaba la calma, no sé qué me querían decir al plantarse frente a mí, lo estoy averiguando.
Vivían con su papá y una tía, su madre murió al parirlas, parece que sufrió preeclampsia o algo así, eso no es relevante.
Recuerden que en relatos de fantasía todo es permitido, hasta cierto punto, es lo que intentaré hacer porque son dos mujeres y la cosa no es fácil.
Terminaron su bachillerato y entraron a la universidad a estudiar medicina, una ginecología y la otra pediatría, eran muy inteligentes y sensatas (hasta cierto punto).
El tiempo transcurría con normalidad, se graduaron y montaron su clínica juntas, una además de pacientes normales, llevaba el control de muchas embarazadas y la otra lo referente a los bebes.
A Teremaría, la ginecóloga, le tocó realizar fecundaciones in vitro, con muy buenos resultados.
Tenían un banco de donantes de espermatozoides.
Se habían familiarizado tanto con su trabajo que lo hacían con amor.
Maríatere, la pediatra, le encantaban los niños.
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Un día llegaron dos hombres a donar sus espermas y ellas quedaron impresionadas por su aspecto y cuando se fueron se dijeron: ¿de dónde salieron estos dos?
Sabrá Dios, comentó la otra.
Los días pasaban sin mayor novedad.
Un día, la ginecóloga le dijo a su hermana con picardía: Oye, ¿qué tal si nos embarazamos con la fecundación in vitro? ¿Estás loca?, ¿por qué no?
Sería fenomenal.
Al fin y al cabo tenemos con qué hacerlo, anda, anímate.
La pediatra caminaba de un lugar para otro sin decir nada, por fin se detuvo y dijo: Tere, ¡seremos madres solteras!
¿Y, qué tiene de malo?
Será hermoso que las dos seamos madre a la vez, como en todo. Maríatere la miró fijamente y soltando una fuerte carcajada le dijo: ganaste, hagámoslo.
De pronto, se miraron admiradas y juntas gritaron: ¿y el donante?
Pasadas unas semanas, Teremaría y Maríatere estaban embarazadas.
Pasaron los meses y llegó el día del parto, fueron asistidas por unos colegas.
¡Sorpresa! (Para nosotros), las dos tuvieron trillizas, ellas lo sabían.
Cuando quedaron solas se dijeron, esos tipos tienen que ser mellizos, qué lío.
Un día llegaron a la clínica los dos hombres que habían donado sus espermas, hace como un año, y ese día las gemelas habían llevado a sus trillizas a la clínica para un control de rutina.
Les llamó poderosamente la atención el hecho de que unas trillizas se parecían a uno y las otras al otro.
Se miraron intrigados y observaban fijamente a las gemelas, luego uno preguntó: ¿quién es o quiénes son las madres de estas bellas criaturas? Tere y María quedaron heladas y en schock.
Así las vi al llegar junto a mí; los hombres contemplaban a las niñas sin poder creer lo que veían, levantando la vista uno miró a la ginecóloga esperando respuesta, esta recobrando la calma dijo: las madres somos mi hermana gemela y yo.
Los dos se miraron estupefactos y casi zurrando la voz dijeron: ¿y los papás?
No sabemos dijo una.
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Queriendo evadir más preguntas la pediatra les preguntó: ¿A qué se debe su visita?
Verá, como hace más o menos un año que hicimos una donación de nuestros espermas, solo queríamos saber si alguien los había usado, verán es que somos mellizos, no gemelos como ustedes y nos alegraría saber que hicimos felices a alguien.
¡Santo Dios!, dijo la ginecóloga casi murmurando.
Tomando aire y armándose de valor dijo: Creo que lo que es obvio y a simple vista se ve, merece una explicación.
Mi hermana y yo dimos por hecho que al donar sus espermas renunciaban al derecho sobre ellos, así que nosotras, un día, decidimos ser madres, quizás no hicimos lo correcto, desde el punto de vista ético, por ser las dueñas de la clínica, pero no sabíamos que ustedes eran mellizos y siendo nosotras gemelas ya ven lo que pasó.
Por favor, ayúdenme imaginándose cómo terminó esta inusual historia.
Tengo otra pendiente para hacer.
Escritora.
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