La UTP y la Cuarta Revolución Tecnocientífica (I)
... el precario Sistema de Educación Superior Público de Panamá exhibe falencias graves y casi nadie se atreve a sugerir remedios sistemáticos, profundos e innovadores. Por ejemplo, no hay un Plan Nacional de Educación Superior Pública que haga eficiente el gasto global que el Estado ...
- Gregorio Urriola Candanedo
- /
- - Publicado: 08/8/2021 - 12:00 am
Carecemos, a casi año y medio de iniciado el apagón educativo que causó el Coronavirus, de información objetiva y rigurosa que nos indique a dónde nos ha conducido la media luz de la virtualidad forzada. Foto: Gregorio y Raquel Urriola.
Las naciones, como los individuos, necesitan vías, puentes o instrumentos que aseguren su movilidad, su mejora. Esa vía ha sido en los tiempos modernos la ciencia y la tecnología, firmemente articuladas al sistema educativo que las difunde y las expande y, sobre todo, las llega a crear, muy especialmente en el nivel más alto del sistema: la educación llamada por ello superior. Una parte no pequeña de los problemas de un país surgen, cuando el sistema de educación se pervierte y, sobre todo, cuando la educación superior deja de serlo y se convierte en una mera extensión más o menos sofisticada de los niveles previos.
Igualmente, hay problemas cuando la parte destinada a crear nuevo conocimiento –sobre los temas sociales o naturales, científicos y tecnológicos en ambas esferas- se torna marginal, especialmente cuando no conecta con el desarrollo científico –social, básico o aplicado-.
Tales carencias se tornan más peligrosas cuando la ciencia y la tecnología avanzan globalmente a ritmos exponenciales y la calidad de la educación en ciertas regiones, países o sectores no supera ni siquiera el promedio, mídase como se mida.
Para empeorar las cosas, las universidades han perdido su papel de únicos centros productores de saber. Empresas y Estados pueden elegir importar conocimiento o gente con conocimiento, si por alguna razón perciben -interesada o alevosamente- que no obtienen "los insumos" que su lucro requiere, o se olvidan de sus responsabilidades con los procesos de reproducción social ampliada de sus propias sociedades. Así, es muy fácil perder el norte y creer que se avanza, cuando se va en una dirección no pertinente.
Pues bien, el precario Sistema de Educación Superior Público de Panamá exhibe falencias graves y casi nadie se atreve a sugerir remedios sistemáticos, profundos e innovadores. Por ejemplo, no hay un Plan Nacional de Educación Superior Pública que haga eficiente el gasto global que el Estado en este nivel de enseñanza, ni las universidades hacen casi nada por rescatar al resto del sistema educativo. Pareciera haber llegado el tiempo de que cada uno grita el clamor de los naufragios: "Sálvese quien pueda".
Los males que vengo señalando han sido agravados por la pandemia, y carecemos, y a casi año y medio de iniciado el apagón educativo que causó el Coronavirus, de información objetiva y rigurosa que nos indique a dónde nos ha conducido la media luz de la virtualidad forzada con que hemos pretendido seguir caminando como si nada realmente pasara. Ciertamente no hay peor ciego que el que no quiere ver ni mayor ignorancia que creerse las medias verdaderas que tranquilizan nuestras conciencias enajenadas.
Las peores herencias de la racionalidad burocrática se han enseñoreado de un sistema que marcha a velocidades disímiles y que sostiene el apostolado de quienes han incorporado el pago de energía e internet a sus cuentas privadas, convertido sus salas en salones de clases mientras quienes deciden siguen pensando en construir con hierro y cemento nuevas escuelitas universitarias en el último cerro del país, empujados por la inercia del fordismo académico.
Ni la pandemia ha podido remecer la realidad con suficiente brío ni esta crisis alumbrar con luz bastante, por dónde van los reales tiros de esta batalla: ¡inversión en tecnología y reconversión docente… ya!
VEA TAMBIÉN: Cuidado con la OIT y el Seguro Social
Y qué decir que la inversión en ciencia y tecnología del país y sus universidades está más que amenazada por el recorte severo a raíz de un ukase ministerial, o alegando el rescate a otros sectores aparencialmente más productivos. Seguiremos con la política de pan para hoy y hambre y miseria por décadas.
Ancho de banda mayor, laboratorios, simuladores, equipos gratuitos para todos los estudiantes y docentes; y un amplio y revolucionario sistema de reconversión docente, para intentar que el mal no se expanda a niveles de verdadera catástrofe. He ahí los dos pilares que necesitamos para apuntalar el sistema con urgencia notoria.
Hace cuarenta años el país apostó en la dirección correcta al crear una universidad especializada en ingenierías y tecnologías. El desarrollismo torrijista, corona del desarrollismo liberal previo, vino a darnos el medio para que Panamá lograra aumentar sus niveles de técnica y ciencia para administrar el Canal y acometer su modernización en la infraestructura general del país.
Hoy necesitamos que la UTP se reconvierta y apoye la reconversión tecnológica, esencialmente digital de todo el sistema de universidades públicas.
Urge un programa especial para impulsar la transformación digital del sistema universitario público, en los planes técnico-tecnológicos y culturales, en especial, este último para frenar el suicidio andragógico que está aconteciendo (baja matrícula, deserción, fracasos, aprendizaje precario) y del que no escapa la propia enseñanza de las ingenierías en nuestro país.
Docente y gestor universitario.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.