La tuberculosis se cura
Publicado 2003/03/10 00:00:00
"El tratamiento DOTS me curó: ¡También te curará a ti!". Este es el lema elegido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2003 para luchar contra la tuberculosis.
El 23 de marzo se celebra internacionalmente el día en que se recuerda que la tuberculosis sigue siendo una enfermedad curable, cuyo número de casos aumenta día a día. Este lema nos recuerda la garantía de éxito del tratamiento mediante el programa DOTS (Direct Observation Treatment System, sistema de tratamiento por medio de observación directa), que realiza un seguimiento individual de cada paciente, asegurando la toma de la medicación durante los meses correspondientes.
La tuberculosis produce actualmente la muerte de unos dos millones de personas al año en el mundo, más que en ninguna otra época de la historia de la humanidad. Pero, según las estimaciones de la OMS, sólo un 30% del total de enfermos son diagnosticados y tratados correctamente, esto es, con el programa DOTS.
El objetivo es alcanzar en el año 2005 el diagnóstico del 70% del total de infectados, para conseguir la curación de, al menos, el 85%. Con estas cifras, se podrán reducir a la mitad las muertes por esta causa en 2010.
Un tercio de los 36 millones de personas afectadas de sida en el mundo están infectadas por el Mycobacterium tuberculosis.
Dado que el 70% de esta población total afectada se encuentra en el África Subsahariana, lleva a esta región a ser el principal foco de tuberculosis del mundo. El 80% de los casos de tuberculosis en el mundo están repartidos entre países como Rusia (que ha experimentado un incremento espectacular en los últimos 10 años), Brasil, China, Afganistán, Pakistán, el sudeste asiático y el África subsahariana. Resulta chocante que se diagnostique tuberculosis o mueran de la enfermedad más hombres que mujeres, mientras que es la causa principal de muerte por enfermedad infecciosa entre estas últimas. Los años de vida reproductiva y de actividad económica y laboral femenina se ven afectados, por lo que las familias y, sobre todo, los hijos, se ven directamente afectados. Este es un impacto social de la enfermedad que queda escondido entre las cifras totales.
La celebración del Día Mundial contra la Tuberculosis desea ayudar a conseguir el objetivo de la OMS llamando la atención de la población de todos los países sobre la necesidad del conocimiento de los síntomas para lograr un diagnóstico precoz, y la importancia de seguir un tratamiento adecuado.
Todo ello contando con el apoyo y la presencia de los enfermos que han logrado la curación y testimoniarán que la cura de la tuberculosis es posible y cierta.
Ellos son la mejor prueba de que los resultados no consisten en un deseo, sino que pueden convertirse en realidad. Su participación como miembros de las comunidades afectadas en conferencias o intervenciones en los medios de comunicación pueden invitar y animar a posibles enfermos, que no quieren darse a conocer, a sobreponerse al estigma de esta enfermedad.
Y es que no hay que olvidar que la tuberculosis está asociada a la pobreza, a la miseria y a la desesperanza desde tiempos antiguos.
Asimismo, se espera que los responsables de las administraciones sanitarias de los países más afectados, empobrecidos la mayoría, que a menudo se ven sobrepasados por el aumento de la incidencia de casos y la disminución de los recursos, retomen los programas de prevención y erradicación desde la esperanza de los enfermos que han conseguido la curación.
Esta llamada de atención afectará de igual modo a las administraciones y organizaciones donantes de fondos y a los organismos internacionales de desarrollo e investigación para que no olviden que esta enfermedad es emergente en muchos países, y que la vigilancia epidemiológica debe seguir manteniéndose en lugares donde los casos no son, afortunadamente, demasiado abundantes. No debemos perder de vista que en este año 2003 se cumplen 10 años de la declaración de la tuberculosis como enfermedad emergente global por la OMS, alerta sanitaria que todavía permanece en vigor.
perta en cooperación sanitaria. Agencia de Información Solidaria
El 23 de marzo se celebra internacionalmente el día en que se recuerda que la tuberculosis sigue siendo una enfermedad curable, cuyo número de casos aumenta día a día. Este lema nos recuerda la garantía de éxito del tratamiento mediante el programa DOTS (Direct Observation Treatment System, sistema de tratamiento por medio de observación directa), que realiza un seguimiento individual de cada paciente, asegurando la toma de la medicación durante los meses correspondientes.
La tuberculosis produce actualmente la muerte de unos dos millones de personas al año en el mundo, más que en ninguna otra época de la historia de la humanidad. Pero, según las estimaciones de la OMS, sólo un 30% del total de enfermos son diagnosticados y tratados correctamente, esto es, con el programa DOTS.
El objetivo es alcanzar en el año 2005 el diagnóstico del 70% del total de infectados, para conseguir la curación de, al menos, el 85%. Con estas cifras, se podrán reducir a la mitad las muertes por esta causa en 2010.
Un tercio de los 36 millones de personas afectadas de sida en el mundo están infectadas por el Mycobacterium tuberculosis.
Dado que el 70% de esta población total afectada se encuentra en el África Subsahariana, lleva a esta región a ser el principal foco de tuberculosis del mundo. El 80% de los casos de tuberculosis en el mundo están repartidos entre países como Rusia (que ha experimentado un incremento espectacular en los últimos 10 años), Brasil, China, Afganistán, Pakistán, el sudeste asiático y el África subsahariana. Resulta chocante que se diagnostique tuberculosis o mueran de la enfermedad más hombres que mujeres, mientras que es la causa principal de muerte por enfermedad infecciosa entre estas últimas. Los años de vida reproductiva y de actividad económica y laboral femenina se ven afectados, por lo que las familias y, sobre todo, los hijos, se ven directamente afectados. Este es un impacto social de la enfermedad que queda escondido entre las cifras totales.
La celebración del Día Mundial contra la Tuberculosis desea ayudar a conseguir el objetivo de la OMS llamando la atención de la población de todos los países sobre la necesidad del conocimiento de los síntomas para lograr un diagnóstico precoz, y la importancia de seguir un tratamiento adecuado.
Todo ello contando con el apoyo y la presencia de los enfermos que han logrado la curación y testimoniarán que la cura de la tuberculosis es posible y cierta.
Ellos son la mejor prueba de que los resultados no consisten en un deseo, sino que pueden convertirse en realidad. Su participación como miembros de las comunidades afectadas en conferencias o intervenciones en los medios de comunicación pueden invitar y animar a posibles enfermos, que no quieren darse a conocer, a sobreponerse al estigma de esta enfermedad.
Y es que no hay que olvidar que la tuberculosis está asociada a la pobreza, a la miseria y a la desesperanza desde tiempos antiguos.
Asimismo, se espera que los responsables de las administraciones sanitarias de los países más afectados, empobrecidos la mayoría, que a menudo se ven sobrepasados por el aumento de la incidencia de casos y la disminución de los recursos, retomen los programas de prevención y erradicación desde la esperanza de los enfermos que han conseguido la curación.
Esta llamada de atención afectará de igual modo a las administraciones y organizaciones donantes de fondos y a los organismos internacionales de desarrollo e investigación para que no olviden que esta enfermedad es emergente en muchos países, y que la vigilancia epidemiológica debe seguir manteniéndose en lugares donde los casos no son, afortunadamente, demasiado abundantes. No debemos perder de vista que en este año 2003 se cumplen 10 años de la declaración de la tuberculosis como enfermedad emergente global por la OMS, alerta sanitaria que todavía permanece en vigor.
perta en cooperación sanitaria. Agencia de Información Solidaria
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