Diferencias
La sexualidad del género
- Andrés L. Guillén [email protected]
...es necesario reconocer las diferencias de toda persona de cualquiera clasificación sexuada, en igualdad y equidad de oportunidades, recursos, beneficios y acceso a la ley.
El estatus biológico de las personas, pone de manifiesto, física y visualmente, las diferencias y complementariedad de hombres y mujeres. Foto: Archivo.
El género humano está formado por sus creencias básicas, las cuales tienen un rango funcional más emocional que intelectual, porque a pesar del dogmatismo inherente a estas y de representar la realidad misma para quienes las sostienen, estas “verdades” nunca se pueden probar absolutamente, sobre todo las creencias de fe, por ejemplo, la existencia o inexistencia de un Dios infalible y todopoderoso; la predestinación; el libre albedrío; etcétera.
Las teorías, en cambio, pertenecen al rango de las ideas, conceptos que son el resultado del esfuerzo y trabajo del razonamiento humano, pensamientos que muchas veces son antagónicos a las creencias religiosas, por no representar la supuesta realidad de estas.
Pero ¿cómo se forman las creencias?
Paradójicamente, en la duda y el escepticismo, o sea, cuando surgen dos creencias antagónicas que invitan a pensar, siendo las diferencias innatas entre los sexos un tema discordante de muy antigua data junto a su variante moderna, la clasificación sexuada del género humano.
VEA TAMBIÉN: Las bajas tasas de interés desordenan la economía global
El estatus biológico de las personas, con explicaciones anatómicas, fisiológicas, y genéticas, obviamente pone de manifiesto, física y visualmente, las diferencias y complementariedad de hombres y mujeres, esa dualidad sexual originaria del humano necesaria para perpetuar su especie, aunque hoy la inseminación artificial puede reemplazar la copulación femenino/masculino en la creación de descendientes.
Pero ese “determinismo biológico”, utilizado para apoyar muchas creencias extremas tanto religiosas como políticas, basa la esencia del hombre y la mujer solo en su anatomía sexual innata y en los roles y estereotipos masculinos y femeninos que definen como “debe ser” una persona a partir de su sexo biológico, sin admitir otras categorías sexuales, dando lugar a prácticas como homofobia, androcentrismo, misandria, misoginia entre otras aberraciones similares que limitan las libertades individuales.
La idea de que no solo el cuerpo humano y su componente biológico definen la sexualidad humana, sino que otros factores cromosómicos, antropológicos, sociológicos, psicológicos, culturales, etc., interactúan con dimensiones afectivas, espirituales, sociales y conductuales para expresarla, dio lugar a los llamados “estudios de género” del siglo XX, tan ligados hoy a los derechos humanos y a la supuesta “ideología del género”.
VEA TAMBIÉN: Jornada extendida, una gestión educativa, sin rendición de cuentas
Dichos estudios revelaron una pluralidad de modos de humanizar la sexualidad, sin discriminaciones ni prejuicios, incorporando esos otros factores y dimensiones para incluir más categorías sexuales sin limitaciones anatómicas.
Estas ideas han sido criticadas, sin mucha justificación racional, por creyentes religiosos y políticos conservadores, supuestamente por ser una contra realidad artificial y por tener el fin oculto de “destruir la familia” y de ser “una fuerza diabólica” para deshacer el orden natural impuesto por Dios.
No reconocen estos otros factores y dimensiones por considerarlos “un colonialismo ideológico y cultural” subversivo, al ser construcciones sociales y culturales que atentan contra la feminidad y masculinidad tradicional.
Si bien no podemos ignorar las cosas comunes a todos para proteger las particularidades de minorías o dar a cada cual lo que pide, sí es necesario reconocer las diferencias de toda persona de cualquiera clasificación sexuada, en igualdad y equidad de oportunidades, recursos, beneficios y acceso a la ley.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.