La salud: entre la expoliación y la pobreza
...autoridades no han prestado ninguna atención a este tema. Hemos, comparado precios de medicamentos que se venden y se distribuyen en el país, y podemos decir que, ni siquiera el precio se duplica, no se triplica, ni siquiera se quintuplica, hay situaciones perversas donde el costo del medicamento, raya en seis o siete veces más del valor con que comercia en otras latitudes.
- Silvio Guerra Morales
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- - Publicado: 02/7/2021 - 12:00 am
La pandemia también ha traído una indiferencia absoluta. Nadie le está prestando atención a otros problemas de la salud que son álgidos en nuestro Panamá. Foto: EFE.
El Gobierno panameño ha seguido la misma tónica de los gobiernos anteriores, es decir, sino de manera absoluta, casi total indiferencia frente a los clamores de una comunidad que demanda o exige que, de una vez por todas, se pongan limitantes y cortapisas a la perversa expoliación que se viene haciendo en el bolsillo de los panameños frente a altos costos, claramente extorsivos, de las medicinas que le son recetadas, ya sea en hospitales públicos o privados.
Hemos insistido, de manera ya casi cansona, en que las autoridades no han prestado ninguna atención a este tema. Hemos, en ese orden de ideas, comparado precios de medicamentos que se venden y se distribuyen en el país, con el precio o costo de esos medicamentos provenientes de las mismas casas de laboratorios, en otros países, y podemos decir que, en nuestro país, ni siquiera el precio se duplica, no se triplica, ni siquiera se quintuplica, hay situaciones perversas donde el costo del medicamento, raya en seis o siete veces más del valor con que comercia en otras latitudes. Los ejemplos sobrarían, no es el caso darlos en este momento, ya que en otros artículos o entregas anteriores he citado el nombre de esos medicamentos.
Si bien es cierto, estamos en época de pandemia, la pandemia que obviamente nadie esperaba, que nunca se esperaba, pero llegó, y puso al desnudo cómo estaba la salud pública en la mayor parte de los países, dando prueba evidente de que los países pobres, los países en subdesarrollo, son los que más caro hemos pagado los costos de esta pandemia. Por una parte, cuando no el descuido de las autoridades de salud, la expoliación perversa del presupuesto del Estado, invertido en supuestos planes y programas anti-covid que no se ven, que no se han puesto de manifiesto.
Pero también, por otra parte, los clamores de una comunidad de funcionarios, llámense médicos o enfermeras, que no han podido ver satisfechas sus pretensiones salariales. En ese orden de ideas, pareciera también que la pandemia nos ha vendido un falso logo o eslogan consistente en que todo el que se muera en el país, desde hace años y meses, murió de COVID. Como bien ha dicho mi señora esposa, no es lo mismo morirse a causa del Covid que morirse con Covid, siendo la causa, en este segundo caso, otro tipo de enfermedad. En ese orden de ideas, pareciera también, que en Panamá, como en otras partes del mundo, fueron suprimidas causas de muerte consistentes en enfermedades cerebrovasculares, enfermedades cardiacas, enfermedades pulmonares, cáncer, etc., en fin, como que la pandemia suprimió todo el restante conjunto de enfermedades y, ahora, todo se lo irrogamos o se lo atribuimos a la Covid/19.
Con lo cual, lo que queremos decir, es que la pandemia también ha traído una indiferencia absoluta. Nadie le está prestando atención a otros problemas de la salud que son álgidos en nuestro Panamá. He leído gran cantidad de artículos de diversos profesionales, entre ellos, psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales, economistas, que ponen de relieve que nos hemos olvidado de la tercera edad, de las personas discapacitadas, de los pacientes y enfermos siquiátricos; nos hemos olvidado de los niños y niñas que tienen problemas de autismo, de los pacientes de enfermedades renales; nos hemos olvidado de los pacientes que sufren de presión arterial alta, etc.
Valga la pena hacer mención, frente a estos últimos pacientes, que ahora resulta que escasea el medicamento conocido como Coaprovel. A todas las farmacias donde te asomas te dicen que el medicamento está discontinuado o que ya no lo están trayendo. Lo más espeluznante es que una circular del Seguro Social restringe la distribución o el uso de dos medicamentos que son para controlar la presión arterial alta o hipertensión. La AMOACS, como asociación que aglutina a los médicos del país, salió al paso a decir que era inconcebible que cómo dos medicamentos tradicionales usados para combatir o enfrentar la presión arterial ahora salieran con tan descabellada limitación. Hablamos del Irbesartán y del medicamento conocido como Perindopril. Qué causalidad, las personas hipertensas buscando como locos la Coaprovel, de pronto encuentran el sustituto en la Irbesartan, y el Seguro sale a restringirlo. ¡Cosas veredes Sancho! ¿Qué será lo que vendrá?
Las cuestiones planteadas, entre otras, están dando al traste con la salud panameña. Entre tanto, seguimos inmersos en escándalos y problemas que impactan la conciencia cívica de los ciudadanos honestos y responsables del país, todo indica que vamos de tumbo en tambo y de tambo en tumbo. ¡Dios Bendiga a la Patria!.
Abogado.
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