La Princesa de Cañazas: desnudando a la sociedad
- Silvio y Ramiro Guerra
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En un escenario nacional, sumergido en graves problemas sociales, económicos y nacionales, el poder mediático nos recrea con el fenómeno que denominan como el cumpleaños de la Princesa de Carnazas. Esto ha sido la noticia del día a día y, sobre todo, en las redes sociales y en las televisoras.
Celebramos que la joven celebre sus quince años, pero la parafernalia los medios , desnuda la extrema pobreza que viven miles de panameños. El país cuenta con lugares donde no hay agua ni carreteras y menos la energía eléctrica.
La joven es oriunda de una comunidad cuya gente vive en el límite, muy por debajo de una existencia humana digna. Como ella, hay muchas princesas en todo el territorio nacional; jóvenes sumergidos en una pobreza que les grita en las mañanas, por las noches y por las tardes.
La Princesa de Carnazas es la mejor evidencia que representa la pobreza o carencia del humanismo en los gobiernos y en las élites del poder económico, mismos que han manejado millonada de dólares, pero donde la luz nunca ha llegado, no hay carreteras ni caminos de acceso a las comunidades y sus moradores, tan panameños como usted y nosotros, vienen guarnecidos en simulacros de viviendas. Sí, como nos lo recuerda la vieja canción: Techos de Cartón.
Los medios resaltan el cumpleaños de la joven y con ello pretenden. Ocultar el cinismo y hipocresía, cuando son esos mismos actores de la sociedad los que, históricamente, han sumergido a los panameños en un mundo de infra humanidad.
Claro, los panameños somos gente noble y solidaria. No necesitamos vendernos como filántropos para estar bien con nosotros. Los que lo hacen, para venderse como buenos cristianos, son los miserables de siempre, típicos escribas y fariseos. Cómo olvidar a una "Doñota"que nos mandó a busca agua al río para tomar o al alto funcionario que habló de las "piscinas de los marginales".
La Princesa de Carnazas, es tal vez, el mejor retrato de una sociedad que no le importa nada con nuestros humildes compatriotas, quienes viven en la indigencia, debatiéndose a diario entre el hambre, la muerte y la vida miserable. Nuestros pobres siempre viven esperanzados a que algún día les llegue la luz, el puente para no aventurarse por ríos peligrosos, pueblos enteros en donde los muchachos, al ir a la escuela, se juegan la propia vida; donde la guaricha es la salvación para estudiar con algo de claridad a cambio de respirar kerosene y humo.
Que la propaganda no nos obnubile el pensamiento crítico frente a estas realidades, pero que tampoco nos parte la mirada de la cruda realidad.
A la joven de Cañazas, que disfrute sus quince años. Viva ella y vivan todas nuestras princesas: en el campo y en la ciudad, en las comarcas y en los cuartos. Como diría el poeta, en esos cuartos en donde no entra el sol porque el sol es aristocrático; cuartos de la gente pobre con sus chiquillos descalzos.
Pero estemos claros. No a la manipulación, menos de servirse de causas nobles, para descifrar su falta de humanismo.
¡Dios bendiga a la Patria!
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