La paridad de género: ¿se cumple?
La igualdad de derechos, responsabilidades y oportunidades de las mujeres, hombres, niñas y niños es la definición dada por la ONU para la igualdad género. Panamá, a pesar de haber alcanzado algunos avances en este tema, desde la Constitución de 1946, cuando se adoptó el voto femenino, aún le falta mucho por lograr en cuanto a la paridad de género. Y es que en nuestro país, a pesar de que las mujeres son la mayoría en cuanto a afiliación política, las que más acuden a ejercer el derecho al voto, las que más se gradúan de las universidades, con respecto a los hombres, siguen sin lograr una plena igualdad de género, ¿por qué? Es de tal relevancia el tema que 189 países miembros de las Naciones Unidas acordaron en el año 2000 incluir entre los objetivos del milenio, promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer, entendiendo que esta desigualdad entre hombres y mujeres es uno de los grandes problemas de la humanidad.
Por otro lado, la Convención de las Naciones Unidas para la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer establece en su preámbulo que la máxima participación de la mujer en todas las esferas, en igualdad de condiciones con el hombre, es indispensable para el desarrollo lleno y completo de un país, el bienestar del mundo y la causa de la paz.
Sin embargo, en Panamá, un ejemplo de esta desigualdad lo encontramos en el Órgano del Estado más representativo de la sociedad panameña. La Asamblea de Diputados para el periodo constitucional 2014-2019 está compuesta apenas en un 18% por mujeres. Esta es una de las razones por las que, pese a las recomendaciones hechas por la Organización de Estados Americanos de incluir en las reformas electorales que regirán los próximos comicios normas que permitieran una participación paritaria, esto no fue posible. La igualdad de género no solo debe estar en la agenda de toda organización, debe ser, también, parte de la cultura de un país. Para lograr paridad en nuestra sociedad es necesario que se comience a inculcar desde el hogar, en la familia. Enseñarles a los niños y las niñas que tienen iguales derechos y que son igual de capaces.
El empoderamiento de las niñas desde el hogar y a través de una educación fundada en la igualdad de género generaría un verdadero cambio a favor de la igualdad entre hombres y mujeres, un tema que sin duda necesita la atención de todos, pues como indica la ONU: "No es solo un derecho humano fundamental, sino la base necesaria para conseguir un mundo pacífico, próspero y sostenible".
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