Docencia
La Medicina: 'praxis' y 'magisterium'
- Yashiro Díaz
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...concedernos el honor de "doctor" o "doctora" no es más que el vínculo que se tiene con la enseñanza, el magisterio: del latín "exducere", "docere". Recordar esto es comprender por qué los médicos/as somos sacerdotes basados en un sistema racional ("scientia"), además maestros ("magisterium") de un arte que se guía por la prudencia ("praxis") de quien lo practica.

La formación médica esté regida por una educación formal rigurosa, basada en evidencia científica y humanista.
La Medicina, antiquísima como las otras creaciones humanas, siempre tuvo un propósito: curar, aliviar, incluso consolar.
Los historiadores de la medicina abordan el desarrollo histórico de esta disciplina en dos grandes épocas: la pretécnica y la técnica.
La medicina pretécnica, arcaica, prehistórica es aquella que se vincula a las antiguas civilizaciones.
Su concepto de salud y enfermedad se fundamentaba en explicaciones mágicas.
El médico era un sacerdote, es decir, profesaba un oficio sagrado.
A partir del s. V. a. C., este arte sacro empieza a sistematizarse, hacerse técnico, a la par de otras disciplinas del saber, sobre todo aquellas de la filosofía: el atomismo, la physiología (o filosofía natural), el escepticismo, el humanismo en Sócrates, la ética helenística.
Esta tradición, que fue conformando lo que hoy conocemos como Medicina Occidental, se enmarca en dos conceptos fundamentales, a saber:
1. La Medicina como praxis. Aristóteles observa que la producción del ser humano o tiene un fin en la obra misma o tiene un fin más allá de esta.
Construir, pintar, modelar finaliza en cuanto termina la obra.
Es lo que denominó poiesis (de artes poiéticas) y es guiada por la técnica.
Curar y enseñar conducen un fin más allá de la técnica: es la "praxis", guiada por la prudencia.
Curar o enseñar sin prudencia se convierte en mera técnica: despojada de todo "êthos", deshumanizado.
Se puede ser experto en la técnica de la incisión, pero sin prudencia puede devenir en un asesinato (o un genocidio).
2. La medicina como "magisterium" se cimenta en la tradicional figura del maestro médico y el discípulo que aprende el arte.
No se aprende Medicina desde la virtualidad o en ausencia de un magíster (un maestro).
Es por ello por lo que el respeto al maestro médico es un imperativo.
Entonces, concedernos el honor de "doctor" o "doctora" no es más que el vínculo que se tiene con la enseñanza, el magisterio: del latín "exducere", "docere".
Recordar esto es comprender por qué los médicos/as somos sacerdotes basados en un sistema racional ("scientia"), además maestros ("magisterium") de un arte que se guía por la prudencia ("praxis") de quien lo practica.
Es preciso que la formación médica esté regida por una educación formal rigurosa, basada en evidencia científica y humanista para no olvidar el eje de esta disciplina: el ser humano que sufre o padece ("patientis").
Toda acción que pretenda afectar la formación de los futuros galenos debe ser reprobada.
Se apoya al decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá en su lucha por una educación elevadísima, como siempre ha detentado esta "alma máter" de muchos galenos.
Médico.
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