La Manufactura Responsable: Por qué debe iniciar cuanto antes
América Latina ha sido afectada más que la mayoría, en términos de sufrimiento humano y económico durante la pandemia. Los retos que enfrentan son costosos, constantes y sus presupuestos muy limitados.
- Marcos Razón
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- - Publicado: 04/8/2021 - 12:00 am
El ingeniero y emprendedor, Cristian Olivares, muestra la bolsa hidrosoluble, elaborada sin ningún derivado del petróleo. Las bolsas se deshacen y se diluyen en el agua sin causar perjuicio al medioambiente ni al propio líquido que las absorbe. Foto: EFE
Roberto Astete y Cristian Olivares, emprendedores chilenos de la empresa Solubag, hacen una demostración de su creación, las bolsas "no plásticas" que se disuelven en agua. Foto: EFE.
Roberto Astete y Cristian Olivares, emprendedores chilenos de la empresa Solubag, hacen una demostración de su creación, las bolsas "no plásticas" que se disuelven en agua. Foto: EFE.
El hueso del aguacate puede parecer una creación absurda de la naturaleza, pero una empresa innovadora llamada Biofase está convirtiendo estas semillas en tenedores, cucharas, cuchillos y pajillas biodegradables, para ayudar a compensar las 13 millones de toneladas de plástico que se tiran a los océanos cada año.
En Chile, la startup Solubag ha desarrollado un material soluble y ecológico que podría reemplazar las bolsas de plástico. Esta invención—elaborada con alcohol polivinílico—se disuelve en agua a los cinco minutos, en lugar de tardar décadas.
Además, el inversionista estadounidense y personalidad de la televisión Kevin Harrington se integró recientemente al Consejo Asesor de la empresa. Cariuma, también dio un gran paso con el calzado deportivo sostenible hecho de bambú y caña de azúcar locales. Este ha sido tan popular que, cuando la compañía presentó nuevas líneas en 2020, una de ellas se agotó en solo cinco días y tenía una lista de espera de 5,000 personas.
Los emprendedores en América Latina están reduciendo el desperdicio y encontrando ganancias en productos de fabricación sostenible, hechos con los mismos ingredientes que la mayoría de la gente tira a la basura. Sin embargo, no hay suficientes empresas haciendo la misma labor y esto debe cambiar.
El planeta está precipitándose hacia un límite de temperatura alta que traería consecuencias negativas para la seguridad alimentaria, la salud y las economías. La deforestación en la Amazonia ha provocado un aumento del dióxido de carbono que ingresa a la atmósfera (cuando se talan los árboles, su carbón almacenado se libera a la atmósfera, contribuyendo al calentamiento global)i. Las emisiones de carbono provenientes de la fabricación irresponsable, los automóviles y los aparatos electrónicos también están agravando el problema.
Un estudio reciente del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, identifica que 33 países latinoamericanos han asignado 318 mil millones de dólares a las iniciativas post-COVID, con un gasto de reactivación de 46 mil millones de dólares y de los cuales menos del 2.2% se destina a la promoción de iniciativas “verdes” que podrían ayudar a guiar el camino hacia una recuperación económica más completa.
Lo anterior fue significativamente menor al porcentaje aproximado del 19% gastado por otros países, de acuerdo con lo revelado en el informe. América Latina ha sido afectada más que la mayoría, en términos de sufrimiento humano y económico durante la pandemia. Los retos que enfrentan son costosos, constantes y sus presupuestos muy limitados.
Esta es una razón más para priorizar, e incluso subsidiar las iniciativas verdes corporativas, o aquellas que apoyan las economías circulares. La sostenibilidad es el futuro, de hecho, John Kerry, el enviado especial de Estados Unidos en temas climáticos, pronostica que el cambio hacia una economía verde podría implicar “una transformación más grande” que la revolución industrial. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Organización Internacional del Trabajo indican que la descarbonización en Latinoamérica podría ayudar a crear 15 millones de empleos netos.
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Esto no quiere decir que los gobiernos de Latinoamérica son los únicos responsables de llevar la región a un futuro más sostenible. El sector privado también debe participar activamente.
Algunas empresas están haciendo lo propio. Por ejemplo, como parte de su nueva agenda de impacto sostenible 2030, HP ha manifestado su voluntad de convertirse en la compañía más sostenible del mundo.
Para cumplirlo, tiene una ambiciosa agenda global arraigada en la ciencia y alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas en torno a la acción climática, los derechos humanos y la equidad digital.
La empresa está priorizando las acciones donde su tecnología, talento y plataforma pueden hacer lo mejor para el planeta. En 2020 la empresa monitoreó 1,100 millones de dólares en nuevas ventas (valor de contrato) donde los criterios de sostenibilidad fueron consideraciones conocidas en los acuerdos que se concretaron.
Resolver la crisis climática no será fácil, exigirá mucho trabajo e inversión. Demandará la colaboración entre los sectores público y privado, pero sobre todo, requerirá que la gente desee salir de sus zonas de confort. Con el compromiso y la clase de ingenio demostrada por Biofase, Solubag y Cariuma, todos podemos hacer que América Latina mejore.
Presidente y director general HP Inc. para Latinoamérica.
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