Anécdotas
La Junta Grande de Baile de lago Gatún
- Stanley Heckadon-Moreno (Antropólogo)
Fue en el verano de 1981 cuando conocí a dos viejos campesinos de Lagarterita, caserío a orillas del lago Gatún. Era mi primer estudio sobre los campesinos
Fue en el verano de 1981 cuando conocí a dos viejos campesinos de Lagarterita, caserío a orillas del lago Gatún. Era mi primer estudio sobre los campesinos de la cuenca del canal, los del Chagres. Se llamaban Florencio Martínez y Gabriel Troya. Había nacido cuando “La Revolución”, la Guerra de los Mil Días 1899-1902. Eran de los viejos pueblos que, al represarse el Chagres en 1910, quedaron bajo las aguas del gran lago Gatún.
Giró nuestra conversa sobre los usos y costumbres campesinas, sus formas de ganarse la vida con la agricultura de roza y quema, con los tubérculos y tallos, es decir, el plátano y el guineo. De cuánto trabajo requerían las tareas de la agricultura. En eso salió a relucir una vieja institución de la gente del campo de otrora, la junta grande de baile. Así fue su narrativa.
La junta grande de baile
“Pa’ la junta grande de baile se mata un animal grande, un puerco, una vaca, se da chicha. Se pone fecha por adelanta’o, siempre un sábado. Se invita a todos, a las mujeres, al resto del vecindario. To’ es gratuito. En la noche, despué del trabajo, se hace el baile, se sacan banderas, tamborito y cumbia. Eso es junta grande”.
“Las juntas de hacían pa’ trabajos agrícolas, pa’ hacé casas. Ahora no, porque son de bloque y zinc. En la junta, el dueño pone todo, la chicha de maíz y guarapo de caña hervido y fermenta’o. Las juntas grandes se hacían, pero eran pocas las que se daban al año. Se convocaban con dos o tres semanas de anticipación, a veces maj, pa’ que viniera gente hasta de otros corregimientos. Se avisaba pa’ qué era la junta. Que si pa’ tirá machete, cortá el arroz, cosechá el maíz. Cada uno traía entonces su motete. Si uno invitaba, no era obligación vení, podía vení gente que uno no invitaba. Todos podían asistí aunque no conocieran al patrón, el dueño de la junta”.
“La fiesta era sábado por la noche, pa’ que descansaran el domingo. A la gente se le tenía comida, arroz, sancocho y mucha bebida. En la fiesta se formaban trifulcas grandes. Cuando la gente llegaba, el patrón les daba comida, los llevaba al monte a ve el trabajo. El patrón tiene que dirigí el trabajo. Cuando el trabajo que hay que hacé es delica’o, el patrón sirve el trago largo, poco a poco, si no la gente se juma y daña el trabajo. El patrón no tenía manera pa’ presioná a sus piones que diciéndole que no lo defraudaran y terminaran to’ el trabajo y les decían: “muchachos, el día es mío y la noche es de ustede”, “vamoj, vamoj, muchachos, trabajen que así no quedará na’”. Las juntas grandes de baile jace años que desaparecieron, jace como 15 años que no se hace una”.
La pioná o chuza
“Era más chica que la junta grande de baile. No había baile. Se usaba pa’ los mismos trabajos que la junta, pero na’ más se invitaba la gente más cercana. Le decían La Chuza, porque es cosa chica. Las condiciones eran las mesmas que la junta grande, pero no había baile. Había que sacá permiso también, en La Chorrera o en la corregiduría más cercana.”
LA FIESTA ERA SÁBADO POR LA NOCHE, PA’ QUE DESCANSARAN EL DOMINGO. A LA GENTE SE LE TENÍA COMIDA, ARROZ, SANCOCHO Y MUCHA BEBIDA.
“Se ponía fecha por anticipa’o, una o dos semanas. Se invitaba a hombres, y las mujeres pa’ que cocinaran, pilaran y cargaran el agua. A vece se hacían a mitá de semana, otras el día sábado. Se usaban pa’ los mismos trabajos que la junta, pa’ socolar, despalizar o balsear el monte que quedaba mal quema’o. Hay bebida, pero no baile. Venía menos gente, como la cuarta parte. La pioná era pa’ trabajo chico, la junta pa’ trabajo grande. No hay compromiso de ir si a uno lo invitan ni paga en trabajo a los que viene a la chuza de uno”.
“El pión por pión se usa pa’ to’a cosa. Usté busca un amigo, que seamos buenos amigos y podamos trabajar bien juntos. Hay dos maneras, con comida y sin comida. En una, el patrón le da la comida al pión, en la otra el pión trae su comida. El pión es obligatorio devolvelo, es deuda. El que no lo paga se aparta de la sociedad, se le cierran las puertas. El pión por pión es la manera más corriente de conseguí gente pa’ los trabajos del diario. Ha existío to’a la vida, eso sí es viejo. Es muy antiguo, más que la junta. Eso de la junta fue despuej, el pión gana’o es viejo, de antaño”.
En este centenario del Canal, deseaba recordar a Florencio y Gabriel quienes hace tres décadas me hablaron de sus vidas campesinas en la región del lago Gatún.
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