Análisis
La historia y Aquilino E. Boyd (1921-2004)
- Paulino Romero C.*
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No hay en esto una deliberada intención de conjeturar en el sentido de que cualquier joven que escudriñe con interés en la vida pública de Aquilino E. Boyd, que lea sus memorias como ministro de Relaciones Exteriores de 1957 y 1977 que analice comparativamente su gestión de canciller estadista con las de otras épocas, habrá de convertirse al instante de indiferente en fervoroso admirador suyo.
En un país, donde los rectores de la información y la divulgación educativas apenas comienzan a percatarse de la alta misión que les está reservada en cualquier sociedad democrática consciente de la necesidad de una permanente revaloración cultural, la promoción del libro debe tender a replantear temas vitales, y a poner de relieve personajes de inequívoco valor nacional –ya sea en sentido afirmativo, negativo o polémico— para de esta manera contribuir a la orientación crítica de las nuevas generaciones. Probablemente un considerable número de jóvenes panameños ignoran o elogian hoy a Aquilino E. Boyd sin un mediano conocimiento real y realista de su vida, trayectoria de dirigente político, su labor de diplomático y de su obra realizada. Muchos compatriotas jóvenes lo desconocen o lo admiran y recuerdan con entusiasmo febril, influidos por las pasiones que, en uno u otro sentido, establecieron cauces en la conducta de dos generaciones anteriores, demasiado comprometidas en favor o en contra para poder contemplar al hombre en sus circunstancias con la serena y justa perspectiva que siempre reserva el tiempo a los grandes sucesos y figuras de la historia.
El joven que nació en 1921, por ejemplo, tendría así que preguntarse a sí mismo cómo conoce él la historia panameña en estos últimos 93 años que llevamos de independencia; tendría que interrogarse acerca de la existencia durante la época de infancia de la República, hasta 1911, y cómo comenzó a transformarse esa existencia a partir de 1948. Tal vez en su curiosidad este joven descubra que vale la pena reflexionar sobre la historia doliente a través de las páginas del libro de Panamá y los Estados Unidos (1903-1953), o meditar sobre sus consecuencias y otras al calor de la lectura de Política Exterior de Panamá, ambas obras de Ernesto Castillero Pimentel que para bien o para mal todos los panameños consideran como un factor de influencia determinante en el moderno destino de nuestro país.
No hay en esto una deliberada intención de conjeturar en el sentido de que cualquier joven que escudriñe con interés en la vida pública de Aquilino E. Boyd, que lea sus memorias como ministro de Relaciones Exteriores de 1957 y 1977 que analice comparativamente su gestión de canciller estadista con las de otras épocas, habrá de convertirse al instante de indiferente en fervoroso admirador suyo. Las rectificaciones históricas pueden o no producirse con el estudio concienzudo de los hechos y las circunstancias que en un momento dado determinaron una posición cualquiera. Lo importante es que el desconocimiento o la aceptación se mantengan con base en una conducta que no puede ser libre, propia y sincera si no se basa en una amplia información y en un ecuánime procesamiento de la misma.
Sería un absurdo que el hombre de la prolongada e influyente trayectoria pública de Aquilino E. Boyd no fuese hoy una figura polémica, si se quiere hasta la controversia. Lo que se desea, especialmente en lo referente a las nuevas generaciones, es que la discusión se canalice y lleve a cabo sobre sólidas bases de información, de una información directa, sin patrocinadores intelectuales, mediante una serena y realista objetividad. Queda así explicada la razón de nuestro sentido homenaje póstumo con motivo del XIII aniversario del fallecimiento del bien recordado amigo y admirado patriota nacionalista Aquilino E. Boyd (1921-2004).
*Pedagogo, escritor, diplomático.
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