Evolución
La familia y su sustancia histórica
- Fausto Pérez [email protected]
El planteamiento de que tanto la familia como la moral, son fenómenos cambiantes y no inmutables, constituye una trampa para la lógica de los incautos y un pretexto para los enemigos de la familia; pues lo que se busca establecer es que dada esa característica de tales fenómenos, no hay necesidad de promover un tipo ideal de familia...
La familia, como todo fenómeno social, en efecto evoluciona, en su estructura y función, siempre conserva su esencia y naturaleza.
Durante todo el siglo XX y aún en el presente, la obra, El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, escrita por Federico Engels en 1884, se ha constituido en texto fundamental para comprender la manera en que se dio la evolución de la familia desde los estadios más primitivos de la sociedad hasta las antiguas civilizaciones.
Esta obra, basada en un texto escrito por Lewis H. Morgan, quien describe sobre la forma en que operaban las relaciones matrimoniales y el sistema de parentesco entre los Iroqueses, tribus indígenas en Nueva York, plantea la noción de que la familia fue evolucionando de formas más primitivas sin mayores restricciones en las relaciones sexuales a formas más restringidas en el establecimiento de tales relaciones.
De este modo, dice Engels se transita del tipo de familia consanguínea hasta la monogámica, pasando por la Punalúa y la sindiásmica.
No obstante, subraya que antes de dicha evolución, hubo una etapa muy primitiva en la que predominaron las relaciones sexuales promiscuas entre todos los miembros de una horda, en la que no había reglas de ninguna naturaleza que limitara tales relaciones, incluyendo la práctica del incesto.
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Este texto es el que ha servido, sobre todo en las aulas universitarias, para formular el tan difundido enfoque marxista en el sentido de que:
A.-No existe un tipo ideal de familia porque la misma ha pasado por distintas etapas.
B.-Hubo un tiempo en que no existió la familia porque predominó una especie de relación promiscua entre todos los miembros de la horda.
C.-Tanto la familia, como la moral cambian de acuerdo al desarrollo de la sociedad, por tanto no son inmutables.
A ese respecto, considero como muy necesario realizar las siguientes precisiones:
1. Si bien es cierto la familia, como todo fenómeno social, en efecto evoluciona, en su estructura y función, debo indicar que todo fenómeno social, aun cuando cambia en sus elementos secundarios, siempre conserva su esencia y naturaleza.
Es esa esencia del fenómeno, lo que en el ámbito de la lingüística, hace posible el significado del concepto y con ello el lenguaje y la comunicación; de lo contrario, no sería posible la comunicación, sobre todo entre lenguas distintas, pues no habría manera de conocer el significado del concepto.
De este modo, por ejemplo, el significado de un objeto cualquiera como pudiese ser una silla, útil para sentarse, que en distintas épocas se ha modificado de muchas formas, lo cierto es que su función esencial de servir para descansar, no la pierde, así sea un tronco, una piedra o una butaca, porque ese es su significado primordial; esto mismo ocurre con la familia, ella conserva su sustancia, aunque reciba modificaciones en sus elementos no esenciales.
2. La premisa de que la familia estuvo ausente en las épocas más primitivas porque predominaba la promiscuidad sexual, a todas luces carece de validez; la propia existencia de la humanidad es prueba irrefutable de su existencia.
Como se sabe, el ser humano es la especie más indefensa en su condición de infante, pues un niño hasta los 5 o 6 años es incapaz de alimentarse por sí mismo y menos defenderse en épocas tan primitivas, de modo que sería imposible la sobrevivencia de poblaciones infantiles sin la protección y provisión de alguien, que de seguro era su madre.
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No hay duda de que aun cuando no se tuviese conocimiento del concepto de padre, pues no se solía relacionar el acto sexual con el embarazo, con toda seguridad siempre estuvo la madre para ofrecer el tan necesario afecto, protección o provisión hacia los niños; he allí el elemento sustancial de la familia.
En este sentido el propio Engels, declara refiriéndose al tipo de familia Punalúa: “en ninguna forma de familia por grupos, puede saberse con certeza quién es el padre de la criatura, pero sí se sabe quién es la madre; aún cuando esta llama hijos suyos a todos los de la familia común y tiene deberes maternales para con ellos, no por eso deja de distinguir a sus propios hijos entre los demás”.
De lo citado, queda claro que esa relación entre madre e hijo, siempre existió, relación que constituye lo que aquí denominamos el núcleo familiar o sustancia del fenómeno.
Un hecho fehaciente que confirma nuestra convicción, lo es el propio reino animal, el cual nos muestra que salvo muy raras excepciones, en toda especie se conserva el núcleo familiar, esa indisoluble relación, entre madre e hijo.
Justamente al momento de procurar argumento en favor de su enfoque, acudiendo al reino animal, Engels, debió retroceder, indicando que lo que se advierte en dicho reino son contradicciones, precisamente porque no observó la llamada promiscuidad sexual entre los monos antropomorfos.
Engels reconoce que no se cuenta con fuentes testimoniales directas que confirmen su hipótesis; el problema está en que muchos profesores y escritores lo asumen y enseñan como un hecho cierto y a partir de allí, todo un conjunto de inferencias sesgadas sobre la familia.
3. El planteamiento de que tanto la familia como la moral, son fenómenos cambiantes y no inmutables, constituye una trampa para la lógica de los incautos y un pretexto para los enemigos de la familia; pues lo que se busca establecer es que dada esa característica de tales fenómenos, no hay necesidad de promover un tipo ideal de familia; aún más, es posible y hasta plausible, proponer y promover cualquier forma de familia, pese a que tales formas riñan con los fundamentos éticos de la sociedad.
A este respecto sostenemos que el ser humano cuenta con la facultad para discernir y decidir en favor de su bienestar; ese es el sentido por el que nos educamos y nos organizamos en sociedades y creamos normas para la convivencia social, por tanto, pese a que en algunas etapas de nuestra historia, hubo prácticas o costumbres que podrían juzgarse como incorrectas o impropias, de ninguna manera pueden tomarse como modelo a seguir; para ello hemos sido dotados de conciencia, para decidir en libertad el modelo de familia que mejor conviene a la sociedad, atendiendo a nuestros valores éticos y morales que constituyen el fundamento de nuestra convivencia social.
De lo expuesto hasta aquí podemos concluir que:
1. La familia siempre conservó, conserva y conservará su núcleo esencial; nos referimos a la relación del hijo con la figura que le brinda protección, provisión y afecto, que en la mayoría de las veces lo es su madre y en otras, su padre o un tutor.
2. El hecho que hayan existido o existan distintos tipos de familia, no significa que debamos renunciar a un tipo ideal de familia; todos los niños lo merecen y lo necesitan, pues ellos tienen derecho a ser amados y protegidos.
Docente.
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