La Familia: Centro de la Prevención del Delito en Panamá
- Azihra E. Valdés Madrid
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- Directora de DIPRED
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La familia ha sido tradicionalmente el núcleo fundamental de la sociedad panameña, desempeñando un papel central en la formación de individuos responsables y en la prevención del delito. Sin embargo, en los últimos años, las estadísticas revelan una creciente preocupación por el aumento de la delincuencia juvenil, un fenómeno que pone en evidencia la necesidad de reforzar la estructura familiar como baluarte contra las conductas delictivas.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC), Panamá ha experimentado un aumento significativo en delitos relacionados con pandillas y drogas, muchos de los cuales involucran a menores de edad. Este incremento está estrechamente vinculado a la desintegración familiar y la falta de apoyo en el hogar, factores que son determinantes en la predisposición de los jóvenes a involucrarse en actividades ilícitas.
Las cifras muestran que las familias monoparentales, en particular aquellas encabezadas por mujeres, enfrentan mayores desafíos económicos y sociales que pueden llevar a los hijos a situaciones de riesgo. En 2022, aproximadamente el 35% de los hogares en Panamá eran monoparentales, y de estos, la mayoría estaban liderados por madres solteras. Estos hogares, a menudo sobrecargados por la responsabilidad económica y la falta de una red de apoyo adecuada, tienen dificultades para brindar la supervisión y orientación necesarias para prevenir el comportamiento delictivo en los jóvenes.
Además, la violencia intrafamiliar es otro factor que contribuye a la vulnerabilidad de los menores. Un entorno doméstico marcado por el conflicto y la inestabilidad emocional puede fomentar sentimientos de inseguridad y alienación en los jóvenes, lo que a su vez los hace más susceptibles a la influencia de pandillas y actividades delictivas. La falta de una figura paterna o materna que actúe como guía y modelo a seguir agrava aún más esta situación.
Frente a estas realidades, se hace urgente fortalecer el rol de la familia como un mecanismo clave en la prevención del delito. Las políticas públicas deben enfocarse en brindar apoyo integral a las familias, especialmente aquellas que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad. Programas de educación parental, asesoramiento psicológico, y acceso a servicios sociales y educativos son esenciales para garantizar que las familias puedan cumplir con su función protectora y formativa.
El gobierno de Panamá, en colaboración con organizaciones no gubernamentales, ha implementado diversas iniciativas para apoyar a las familias en riesgo. Estas incluyen programas de educación sobre la crianza, asistencia psicológica para víctimas de violencia doméstica, y actividades comunitarias que fomentan la cohesión social y el sentido de pertenencia.
En conclusión, la familia sigue siendo el centro neurálgico de la prevención del delito en Panamá. La estabilidad y calidad de las relaciones familiares son factores determinantes en la formación de individuos que respeten las normas y contribuyan positivamente a la sociedad. Es imperativo que tanto el gobierno como la sociedad civil continúen trabajando juntos para fortalecer las familias panameñas, asegurando que cada hogar sea un lugar seguro donde se cultiven los valores y principios que previenen el delito. Solo a través del apoyo y la cohesión familiar se podrá construir una sociedad más segura y equitativa para todos.
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