Panamá
La esperanza renace con el Gobierno de José Raúl Mulino
En su toma de posesión, el nuevo presidente delineó una visión audaz y esperanzadora para el país.
- Ing. Helmut De Puy / Ciudadano construyendo futuro
- - Actualizado: 03/7/2024 - 01:47 pm
En un día histórico para Panamá, José Raúl Mulino asumió la presidencia con un discurso que resonó profundamente en los corazones de los panameños cansados de la corrupción y la ineficiencia.
En su toma de posesión, el nuevo presidente delineó una visión audaz y esperanzadora para el país, marcando un quiebre con el pasado reciente y prometiendo un futuro de transparencia, desarrollo y justicia social.
Después de dos administraciones marcadas por promesas incumplidas, los ciudadanos miran hacia el nuevo Gobierno con renovada confianza y expectativas. Mulino capturó esta esperanza al abordar directamente los problemas que han aquejado al país, desde la corrupción en el manejo de fondos públicos hasta la falta de oportunidades equitativas para todos los panameños.
En su discurso, Mulino hizo un llamado enérgico a la acción, instando a un cambio profundo en la cultura política y administrativa de Panamá. Prometió un Gobierno sin intermediarios ni tolerancia para la corrupción, asegurando que cada decisión estaría guiada por el interés público y no por favores políticos.
La promesa de reformar instituciones como el IFARHU, para asegurar que las ayudas lleguen a quienes realmente las necesitan y no a los privilegiados, resonó fuertemente entre los sectores más vulnerables de la sociedad. Al mismo tiempo, su compromiso de fortalecer la economía a través de inversiones estratégicas en infraestructura y la creación de empleos generó optimismo en el sector privado y entre los jóvenes buscando oportunidades.
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Para muchos, el concepto de "chen chen" que introdujo Ricardo Martinelli, pero que muy bien adoptó José Raúl Mulino, representa más que un término económico; es un símbolo de prosperidad compartida y justicia social. Es la promesa de que cada panameño tendrá la oportunidad de crecer y prosperar en un ambiente justo y competitivo.
Sin embargo, junto con la esperanza, también existe una advertencia implícita: la necesidad imperiosa de cumplir con las promesas hechas. Los ciudadanos han depositado su confianza con la expectativa de que este Gobierno será diferente a los dos anteriores, y que marcará un antes y un después en la historia política de Panamá.
Por ello, alentamos al presidente Mulino a mantenerse fiel a sus palabras y acciones. Que cada política implementada sea un paso firme hacia la reconstrucción de la confianza pública y el fortalecimiento de las instituciones democráticas. Que cada decisión esté guiada por la ética, la transparencia y el bienestar del pueblo panameño. Y que como el bien lo reiteró en repetidas ocasiones en su intervención, devolverle la honorabilidad al servicio público.
Finalmente, por fin tendremos un presidente que promete defender los intereses de Panamá y su gente con determinación, ante la injusta inclusión de nuestro país a listas que afectan nuestra imagen internacional y economía.
En este nuevo amanecer para Panamá, la esperanza no debe ser solo un sentimiento pasajero, sino el motor que impulse un cambio real y duradero. Por nuestra parte, como ciudadanos debemos estar listos y comprometidos para apoyar un Gobierno que trabaje incansablemente por el bien común. Deseamos que el legado del presidente Mulino sea el de haber cumplido con la esperanza de un pueblo que anhela un futuro mejor para todos.
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