La encrucijada de la economía panameña y el discurso presidencial
... el plan de reactivación económica, propuesto por el actual gobierno, tendrá que ser sometido a una revisión continua en los próximos meses, a medida que se vaya disponiendo de nueva información.
- José Ángel Samaniego
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- - Publicado: 19/7/2020 - 12:00 am
El virus nos ha demostrado la gran desigualdad social, económica y el fracaso de los modelos económicos implementados durante años en Panamá. Foto: EFE.
En Panamá, los actuales actores políticos y económicos perdieron las perspectivas para el fortalecimiento del sistema de salud público y educativo antes y después de la invasión a Panamá en 1989, quizás jamás logramos ponernos de acuerdo en la visión de un crecimiento exponencial de estos sectores.
La preocupación en esta encrucijada de la pandemia de la COVID-19, que nadie sabe cómo terminará, obliga hoy a los actores políticos, empresariales, sindicatos y organizaciones civiles a repensar en un modelo o estructura económica que permita anticipar el bienestar para los que hoy están confinados en distintos lugares de nuestra geografía.
Parte de la actividad económica junto al confinamiento de la población, provocan un impacto severo sobre el PIB, añadiéndole los más de 260 mil contratos suspendidos, muestran un escenario no muy alentador.
Tanto la salud y la educación, temas de derechos fundamentales para la población panameña, en concordancia con un nivel de vida que les permita poner fin a la pobreza, que se acentúa con la pandemia de la COVID-19, y a la desigualdad en todas sus formas y carencias, debió ser el inicio del discurso del presidente.
Aunque la acción decidida del gobierno actual, después de su discurso del 1 de julio del 2020, pudiera lograr paliar los efectos de la COVID-19 sobre la economía panameña, su magnitud sigue siendo, por el momento, muy incierta.
La pérdida de la producción sectorial son consecuencias de las medidas de contención de la epidemia que afecta, en gran medida, al sector turismo, construcción y exportaciones, apuntando al reto de reactivación de estos sectores.
Dependerá, entonces, de la percepción del riesgo sanitario en los próximos meses y de la capacidad de la reactivación en la parte del tejido productivo afectado por la paralización de la actividad económica en general.
La esperanza de todos los panameños en el deseo colectivo de igualdad, se pondrá a la espera en el escenario de la duda; el "plan de reactivación económica propuesto por el actual gobierno tendrá que ser sometido a una revisión continua en los próximos meses, a medida que se vaya disponiendo de nueva información.
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El virus nos ha demostrado a todos nuestras fragilidades, develando, en la coyuntura actual, la gran desigualdad social, económica y el fracaso de los modelos económicos implementados durante años en Panamá.
La idea de convertirnos en personas que desean ver un país con políticas de salud y educación comprometidas con todos los ciudadanos, apuntaría a desmantelar el control del mercado sobre la atención médica, el negocio de medicamentos y la mercantilización de la educación.
En los años 80, los gobiernos impusieron duras recetas neoliberales, provocando crisis, marginalidad, desocupación, miseria y fisuras al sistema económico panameño.
Economistas han sostenido que el mercado no se regula por sí mismo, sino que necesita la intervención del Estado para el fomento del trabajo y redistribución del ingreso y subsidios.
Esa imagen de Estado presente se traduce en el concepto "Estado de bienestar", o "estado benefactor", que provee y garantiza los derechos de salarios, salud y educación a la totalidad de los ciudadanos de un país,
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Hoy, en medio de una crisis pandémica de la COVID-19, ponen la interrogante en este escenario, "si" el "Estado debe ser regulador de la Economía" por el fracaso del modelo económico que han sustentado y defendido los gobiernos de los últimos años posinvasión norteamericana a Panamá.
Los defensores de los postulados liberares sustentan un modelo fracasado que permite a comerciantes, industriales y de bancos actuar libremente para lograr el sueño de equilibrar la economía a través del libre juego de la producción de bienes y servicios.
Este concepto, de libre juego de oferta y demanda, no requiere regulación ni intervención estatal, se propone una mano invisible tras bastidores.
Empresarios y actores políticos panameños miran con futuro la reducción de los salarios y las jornadas laborales en el sector público y privado, propuestas, nada acogidas por los trabajadores y ciudadanos, como solución para frenar la crisis para los próximos meses del 2020.
Retomar el control de la economía, sin presiones ortodoxas neoliberales y actuar con fuerza en la asistencia social, salud, educación y aumento en el subsidio de los bonos solidarios, logrará que todos los panameños, en un solo haz de voluntades, puedan contribuir en el crecimiento y desarrollo de nuestra economía.
Profesor de Economía Universidad de Panamá.
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