La amenaza nuclear en un mundo enajeado II
- Gregorio Urriola Candanedo
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- - Publicado: 04/12/2024 - 12:00 am
El fallido cálculo de la OTAN respecto de que Rusia se desmoronaría como un castillo de naipes ante el ariete ucraniano, la plétora de sanciones y el robo de fondos de Rusia en el sistema bancario nordatlántico. Como era previsible no ha sucedido así. La ruptura definitiva en el frente y la debacle de las tropas ucranias es cuestión de semanas. En tal escenario, el régimen neonazi de Zelenski ha entrado en pánico, y con él las élites europeas. Y ante una derrota de tal magnitud tales élites de la anglósfera, con EE. UU. a la cabeza, han iniciado un juego mortal, donde no solo se ha concedido a Kiev emplear misiles de fabricación estadunidense o las variantes inglesas o francesas de tales armas, misiles sofisticados que solo personal de EE. UU., Reino Unido o Francia puede operar y dirigir mediante sus sistemas satelitales (de los que carece Ucrania), eventos que han concitado la respuesta rusa en dos sentidos: el cambio de su doctrina nuclear, para precaverse ante el comportamiento felón de su verdadero contendor, y el empleo de su nueva e incontrastable cohetería hipersónica. Ante esto, el comando de la OTAN amenaza con "ataques preventivos" directos contra Rusia o el ceder a Ucrania armas nucleares. Cualquier analista medianamente sensato sabe que esto nos pone a las puertas del Armagedón.
Mientras, en Europa, los ciudadanos narcotizadas por un sistema informativo que ha perdido toda objetividad, pero que ha obtenido una aplastante victoria en la guerra cognitiva mundial que ya se libra, ha logrado enajenar a las poblaciones que siguen más preocupadas por los partidos de fútbol, los banales concursos de belleza, las telenovelas, que por el destino humano. Las secuelas del encierro por el COVID, ha instalado el más deleznable hedonismo e inmediatismo más absoluto, y en el régimen de guerra abierta que está por legitimarse, terminará por hacernos perder la poca democracia que queda en el cada vez más claro espacio de un régimen plutocrático que impera en el llamado Occidente colectivo y sus territorios neocoloniales en Latinoamérica, África y Asia.
¿Se apiadará Dios de una Humanidad que ha consentido sin rubores el genocidio en Gaza y los crímenes de lesa humanidad cometidos? Ante la evidente falta de reacción, movilización y protesta de las poblaciones del mundo, parece que solo nos queda rezar. Dios nos coja confesados, como se diría en tiempos menos descreídos que el nuestro.
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