Análisis
¡La alianza política Martinelli-Varela!
- Paulino Romero C.*
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- opinion@epasa.com
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El presidente Varela, en sus intervenciones callejeras casi diarias y dentro de los cuarteles de la Fuerza Pública, hizo profesión de fe en la Policía Nacional y en los estamentos de Seguridad Nacional, defraudando las expectativas de un pueblo civilista por vocación democrática. Ha sido en extremo lento a la hora de adquirir compromisos con la opinión pública y en los puestos clave del Estado ha mantenido, con algunas excepciones, a los mismos elencos que habían dado vuelta a la noria del mundo –que no del gobierno— durante los cinco años precedentes.
La alianza política Martinelli-Varela se formalizó hace ocho años (2009-2017) en la residencia de la embajadora de los Estados Unidos de América en Panamá Bárbara Stevenson. Ricardo Martinelli fue electo presidente de la República, junto a su vicepresidente Juan Carlos Varela para el periodo presidencial 2009-2014. Desde el 1 de julio de 2009 hasta el 30 de agosto de 2011, Varela se desempeñó como canciller de la República, fecha en que fue destituido fulminantemente por el presidente Martinelli, a través de su cuenta de Twitter, lo que motivó el rompimiento de la malhadada alianza política Martinelli-Varela.
Luego de una animada escenificación de intrigas y de matraqueos politiqueros, en las siguientes elecciones del 4 de mayo de 2014, Juan Carlos Varela, candidato a la presidencia por el Partido Panameñista, aliado con el Partido Popular, resulta triunfador. Ni por su formación profesional y política ni por las condiciones ambientales que determinaron su ascenso al poder, Varela era el gobernante capaz de darle al país el vuelo histórico que estaba reclamando.
En otros escritos hemos señalado las condiciones subjetivas de Juan Carlos Varela, su mayor o menor inclinación personal a las fórmulas tradicionales de gobierno, es materia en la que el psicólogo puede recrearse, pero no quien trate de hallar una explicación racional al proceso histórico. Lo cierto es que el gobernante, al cual correspondió la conducción del país en una agitada y convulsionada etapa de transición, llegaba al poder sin siquiera un plan de gobierno, y sin que un movimiento revolucionario hubiera quebrantado la armazón del Estado autocrático.
Terminado el periodo presidencial de Martinelli, el pueblo desesperanzado no fue más allá de esperar sin más el supuesto estilo de gobernar del nuevo inquilino del Palacio de las Garzas (Juan Carlos Varela); y, además, de hacerse engañar por las muchas promesas de la campaña política. Varela orientó sus primeros pasos en el gobierno hacia la continuación del viejo orden de cosas.
El presidente Varela, en sus intervenciones callejeras casi diarias y dentro de los cuarteles de la Fuerza Pública, hizo profesión de fe en la Policía Nacional y en los estamentos de Seguridad Nacional, defraudando las expectativas de un pueblo civilista por vocación democrática. Ha sido en extremo lento a la hora de adquirir compromisos con la opinión pública y en los puestos clave del Estado ha mantenido, con algunas excepciones, a los mismos elencos que habían dado vuelta a la noria del mundo –que no del gobierno— durante los cinco años precedentes.
Varela pronto puso en práctica los malos hábitos de la autocracia. Interpretado sin mayor esfuerzo de exégesis significa que la etapa post-Martinelli nació de un acto de imposición autocrática. Empero, la despreocupada creencia de que el cambio de decorado del estilo autocrático se realizaría con familiares y amigos personales, con la regularidad con que en las viejas monarquías el delfín sucedía al rey muerto, se desvaneció rápidamente.
El ansia colectiva de una auténtica vida democrática y la esperada realización de actos de gobierno en bien del pueblo no encontraron cauce en los partidos políticos, que, de inmediato, se sumaron al estilo del nuevo mandón. Desde hace tres años de desgobierno, el pueblo advirtió en Juan Carlos Varela, su hipocresía, egoísmo, pusilanimidad que lo caracteriza, por lo que se encuentra hoy más desorientado e indefenso que antes.
*Pedagogo, escritor, diplomático.
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