Opinión
La actual crisis de legitimidad política
- José Richard González
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- Cirujano Subespecialista
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En este modelo hemos respetado los derechos básicos de las personas y los derechos políticos de los ciudadanos, incluidos las libertades de asociación, reunión y expresión, mediante el imperio de la ley protegidas por los tribunales; separación de poderes entre ejecutivo, legislativo y judicial; elección libre, periódica y contrastada de quienes ocupan los cargos decisorios en cada uno de los poderes, sumisión del Estado, y todos sus aparatos, a quienes han recibido la delegación del poder de los ciudadanos; posibilidad de revisar y actualizar la Constitución en la que se plasman los principios de las instituciones democráticas. Y, la que tenemos pendiente: exclusión de los poderes económicos o ideológicos en la conducción de los asuntos políticos mediante su influencia en el sistema político.
La democracia es liberal, es representativa si los ciudadanos piensan que están representados, porque la fuerza y la estabilidad de las instituciones dependen de su vigencia en las mentes de las personas. Si se rompe el vínculo subjetivo entre lo que los ciudadanos piensan y quieren y las acciones de aquellos a quienes elegimos y pagamos con nuestros impuestos se produce lo que llamamos "crisis de legitimidad política", a saber, el sentimiento mayoritario de que los actores del sistema político no nos representan.
El panameño piensa que quienes vinieron de la endeuda empresa privada a administrar lo público; vinieron a mantener el monopolio de sus conglomerados empresariales y el beneficio de licitaciones de insumos quirúrgicos, medicamentos y alimentación de los pacientes hospitalizados en la seguridad social. Esta dictadura de la minoría diseñó la exoneración del impuesto a las concesiones de fibra óptica y quiere la cuota obrera para especular en los bancos bursátiles del dragón asiático.
La democracia tiene dificultades prácticas para la gestión de la crisis, no porque sean democráticas, sino porque están diseñadas para un Panamá que no existe: se olvidan que la sociedad está dramáticamente fragmentada. No se está teniendo éxito al desarrollo autónomo de la seguridad social de Panamá, porque no se está respetando la verticalidad de la jerarquía institucional.
Vinieron outsiders a defender los intereses comunes de sus negocios por encima de los intereses comunes, para imponer su ideología parasitaria de vivir a costa de las licitaciones de las cuotas obreras, mientras denigran a todo panameño como analfabeta o menosprecian a todo educador, médico, o trabajador de la clase media como izquierdista radical.
Existe una decepción porque un 34% de los panameños depositaron la esperanza en la Alianza por salvar a Panamá bajo la promesa de chen chen en la calle, y a los únicos que se trata de salvar y les llega el dinero sin austeridad son los accionistas de la banca bursátil panameña.
Hay decepción porque los accionistas de medios de comunicación tradicionales han fabricado una narrativa de terror y odio para hacerse con el dinero de la seguridad social.
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