Invertir en la Educación Agropecuaria: La clave para renovar el agro a largo plazo
- Francisco J. Ameglio
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- Viceministro de Desarrollo Agropecuario
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El promedio de edad de los productores agropecuarios en América Latina supera los 50 años, un dato alarmante que refleja el desinterés creciente de los jóvenes hacia el campo. Esto no se debe a que la agricultura carezca de relevancia, sino a la falta de modernización y educación en el sector, que lo han hecho percibir como una actividad tradicional y poco rentable. La educación agropecuaria emerge como la herramienta esencial para revertir esta situación y renovar el agro.
Frente al envejecimiento del sector, atraer a las nuevas generaciones al campo es urgente. Para lograrlo, es necesario ofrecerles herramientas modernas, conocimiento actualizado y la posibilidad de innovar. Centros de excelencia agropecuaria que integren laboratorios tecnológicos, simuladores, sistemas de producción sostenible y vínculos con el sector privado son clave para transformar la percepción del agro. A través de estas iniciativas, los jóvenes pueden ver el sector no solo como un medio de subsistencia, sino como un motor de oportunidades empresariales y de impacto global.
La transformación del agro no es un proceso instantáneo; requiere visión a largo plazo, compromiso y paciencia. Los resultados de invertir en la educación agropecuaria pueden tardar años en manifestarse, pero su impacto será profundo y duradero. Países como Israel y Holanda han demostrado que apostar por la modernización educativa en este sector los ha convertido en referentes mundiales de innovación y productividad. Panamá tiene el potencial de seguir ese camino, siempre y cuando priorice la inversión en su capital humano.
Apostar por la educación agropecuaria es sembrar las bases para un futuro donde la producción sea eficiente, sostenible y competitiva, y donde las nuevas generaciones lideren con orgullo un sector clave para el desarrollo del país.
El Instituto Nacional de Agricultura (INA), debe convertirse en un referente nacional e internacional de educación e innovación agropecuaria, capaz de formar líderes y técnicos altamente capacitados que impulsen el desarrollo sostenible del agro en Panamá. Nuestra visión es modernizar esta institución mediante la implementación de unidades de agronegocios estratégicas, un centro de acopio, una marca propia y un enfoque integral en tecnología y sostenibilidad.
Imaginamos un INA donde los jóvenes, temprano en la mañana, trabajen en el campo sembrando, abonando y cuidando las cosechas. En las aulas, estudien ciencias, matemáticas, historia y agricultura, integrando conocimientos teóricos con prácticas reales. Por la tarde, supervisen las cosechas, aprendiendo sobre el manejo responsable de los recursos y cerrando ciclos productivos.
Queremos que participen activamente en unidades de agronegocios, comprendiendo los procesos industriales que siguen a la cosecha, desde la transformación del arroz hasta el procesamiento de la leche en productos como yogur, queso, mantequilla y helados. También es esencial que adquieran habilidades empresariales, comprendiendo la logística, distribución y comercialización con una visión estratégica hacia la exportación.
Bajo el lema "No nos diluye el agua, ni nos derrite el sol", el INA debe inspirar a las nuevas generaciones a liderar la transformación del agro, empoderándolas con herramientas para convertirlo en un motor económico sostenible y proyectar a Panamá como un referente internacional.
En conclusión, en un mundo donde la seguridad alimentaria, la sostenibilidad ambiental y el desarrollo rural enfrentan desafíos sin precedentes, invertir en la formación técnica y científica de las nuevas generaciones es indispensable. El sector agropecuario no puede avanzar sin personas preparadas, innovadoras y comprometidas, capaces de transformar los retos en oportunidades.
El relevo generacional de productores es crucial para garantizar la continuidad del agro, generando oportunidades atractivas para que las nuevas generaciones permanezcan en el campo. La incorporación de conceptos como agricultura de precisión, bioeconomía, inteligencia artificial y prácticas sostenibles hará del agro una opción profesional moderna y alineada con los desafíos del futuro.
Invertir en la educación agropecuaria es invertir en el futuro de Panamá. Es apostar por un agro transformador, donde los jóvenes no solo cultiven la tierra, sino también un legado de sostenibilidad, innovación y orgullo nacional. El agro es, y seguirá siendo, el corazón que alimenta a nuestra nación.
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