Candidatos
¿Independientes o dependientes?
- Liriola Lizz Guerra opinion@epasa.com
No podrá tener absoluto control de todo el engranaje que le acompañe; habrá allí, agazapados lobos con piel de oveja esperando oportunidades para mover las fichas a su antojo...

Tenemos que darle sentido a la política, entender que debemos sumarnos a generar ese cambio, y es dentro de los partidos, para convertirnos en los fiscalizadores de la administración. Foto: EFE.
La contienda electoral que se avecina ha estado muy marcada por hacernos entender que debemos inclinarnos por un voto independiente, que dará por terminada la plutocracia, el clientelismo y el padrinazgo que se ha dado bajo el manto que cubre a los gobiernos que hemos elegido en democracia y de los delitos y los desmanes ocurridos con el erario público en manos de todos los gobernantes de épocas pasadas y presentes.
En este contexto de realidades, veamos qué tan posible es que se termine con esto, asumamos que nos gobierne un candidato independiente, alejado de toda la inmundicia y timo de estos gobiernos que han pelechado por años del poder para beneficio propio y de sus súbditos.
El escenario que se cierne es bastante oscuro, de ser así, para un candidato independiente, que erigiéndose como el más incólume, tendrá que hacerse de hombres y mujeres en su Gabinete de conciencia libre y pulcra, con el mayor desinterés económico personal, y de una integridad proba y que solo sea su norte una política pública, encaminada a satisfacer a los que no tienen, para trabajar en pro de una justicia social en equidad, esto es casi imposible, aún y cuando la cabeza principal sea un independiente sin ataduras sin deudas, y sin compromisos de campaña, estimados en colaboraciones monetarias de latos grupos económicos.
No podrá tener absoluto control de todo el engranaje que le acompañe; habrá allí, agazapados lobos con piel de oveja esperando oportunidades para mover las fichas a su antojo, producto del interés desmedido de gloria y de riqueza, que ahora acariciarían, esto no es más, que parte de la política, así es y lo será siempre, y qué decir si tendrá un palacio legislativo adverso a sus líneas, y se vea sujeto y obligado a acuerdos, y a compromisos y dejar de lado sus más altos ideales de integridad, cuando se vea abocado a transigir y a mediar para lograr la esperada gobernabilidad, buscando equilibrio, con los mismos ladrones que acompañaron a Alli Baba en su cueva y en sus fechorías desde siempre.
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En otro escenario, qué sucederá cuando quiera llevar a la Asamblea Nacional sus leyes y no tenga el beneplácito del voto de una mayoría, o cuando sus adeptos, que hoy lo siguen como candidato; y en el hemiciclo legislativo se adornen con el título de padres de la patria, donde se cuecen todo tipo de convenios, donde se matraquea, o donde se tuercen brazos, y se hacen acuerdos de recámara, e indique a sus candidatos de fórmula que lograron la curul, la línea a seguir, vea sublevados los súbditos, salvajes y agrestes, en completo desconocimiento de jerarquías y mandatos, sin líneas de partido, sin esquemas, sin estatutos sin disciplina, porque no pertenecen a ninguna estructura que les pida cuentas, o que les sancione, entenderá el presidente independiente, que le seguían porque se amparaban en su figura política, mas no le deben fidelidad, y menos obediencia, comprenderá entonces que se encuentra en el mismo proscenio, que tanto fustigó, donde hoy está como actor delantero.
El panorama de este Independiente sería atroz, con un gobierno sin pies ni cabeza, sin dirección sin respeto a nada, sin adhesión a espíritu alguno de partido político, con ideales, con formas y sin la menor idea de un rumbo fijo.
Elegir a un Independiente puede resultar, a nuestro juicio, el peor de los pecados, en la búsqueda de ese cambio que, a la postre, llevará al país a una completa postura de ingobernabilidad, porque la figura que a todos resultaba independiente, pasará a ser dependiente, de varias corrientes, de muchas ideas, de muchas estructuras y a merced de cuanta voluntad necesite para lograr un mínimo de objetivos en la consecución de sus planes para gobernar al país, y tendrá que adecuar estos, a una realidad muy distinta a la que había trazado o, peor aún, cambiarlos por completo y de manera estratégica, antes que la nave naufrague, al punto que logre desconocerse cuando vea sus sueños falaces esfumarse como humo y aceptar que nada era como suponía.
Parece exagerado este panorama, pero es casi seguro que sucedería si desechamos la idea de elegir un mandatario que esté ligado a partido político, sea cual fuese.
La idea de cambios profundos y de unir fuerzas y de cuanto eslogan electorero utilicen en campaña se debe gestar en cada individuo de esta nación, y no cargárselo a un partido o endilgarle los desatinos propios de un gobierno a figuras que a muchos nos parezcan funestas, a quienes responsabilizamos porque el país no tenga un buen rumbo o una economía pujante.
El desafío es de todos, a poner un granito de arena para la construcción de un mejor país.
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Tenemos que darle sentido a la política, entender que debemos sumarnos a generar ese cambio, y es dentro de los partidos, para convertirnos en los fiscalizadores de la administración, para pedir rendición de cuentas porque es allí donde se puede dar esta transformación encaminada a la satisfacción de las necesidades de los que menos tienen, que claman por mejores días, y a los requerimientos apremiantes de esta y otras tantas generaciones, porque estamos en franca evolución, lo que ayer satisfacía nuestras necesidades, hoy ni siquiera es un paliativo, porque somos más apremiantes, y esta demanda surge de lo cambiante de las realidades de todos nuestros pueblos y de las épocas en los que todos y cada uno soñamos con tener una vida más cómoda y llevadera, y esto solo puede mejorar, mas no cambiar por completo, los milagros de tener a todo un pueblo feliz no existen, sin críticas, sin escándalos, sin que la satisfacción de unos sea la tristeza de otros, a pesar de los partidos, que ostentan el poder o de los independientes que quieren por vez primera acariciar la idea de gobernar el país.
Abogada.
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