Incidente de la Tajada de Sandía
- Guillermo Walker Franco
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- Docente y periodista
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La extrema y manifiesta arrogancia y el notorio afán de hegemonía geopolítica ejercida sobre los Estados del mundo que ha caracterizado a los Estados Unidos de Norteamérica, se ha constituido en el norte que ha orientado su accionar político internacional de carácter intervencionista desde mediados del siglo XIX.
A partir de entonces y con el pleno uso de todo su potencial económico, ha ido creando una estructura armamentista insuperable y de la más alta tecnología, con miras a obtener su supremacía sobre todos los países del orbe.
Esa política guerrerista, se ha hecho patente indistintamente en diferentes escenarios del planeta constituyéndose a título propio, como los hacedores del destino de los pueblos.
El último y más reciente si se quiere, acto de prepotencia y beligerancia militar geoestratégica, la emprendió en contra de una nación considerada históricamente como "la cuna de la primera civilización de la humanidad", sin que prevaleciese una real justificación que no fuese su patente y predominante empeño por el control político y económico de esa rica región del mundo.
Si nos retrotraemos al siglo XIX en Panamá, nos topamos con la entronización con paso firme del capitalismo rampante norteamericano a partir de 1850 y a raíz de la construcción del ferrocarril transístmico.
A partir de entonces, se iniciarían controversias sociopolíticas y económicas entre los istmeños y los estadounidenses, situación que fue creando paulatinamente un resentimiento de los primeros en contra de los norteamericanos que en ruta hacia California y Oregon en busca de oro transitaban por el Istmo.
En este estado de cosas, el 15 de abril de 1856, marcaría una fecha significativa del calendario de nuestra nacionalidad y que la historiografía nacional conocería como "El Incidente de la Tajada de Sandía" la cual se constituiría en la primera de las veintitantas intervenciones de los Estados Unidos en Panamá cuando aquellos actuasen en consecuencia, amparados en el párrafo 1 del Artículo XXXV del Tratado Mallarino-Bidlack que establecía que, "los ciudadanos, buques y mercancías de los Estados Unidos disfrutarán en los Puertos de Nueva Granada, incluso los del Istmo de Panamá, de todas las franquicias, privilegio e inmunidades en lo relativo al comercio y navegación de que ahora gozan los ciudadanos granadinos "
Bajo estas pautas y haciendo uso de su soberbia, avasallaron a nuestro pequeño pueblo como resultado de un aparente e intrascendente hecho en el que el marine norteamericano Jack Oliver en estado de embriaguez, se negó a pagarle al pariteño José Manuel Luna, vendedor de sandía un real que era el costo de una rebanada de la fruta, lo que originó una riña tumultuaria entre norteamericanos y panameños por los alrededores de la estación del ferrocarril en la Plaza 5 de Mayo, dejando como resultado un saldo de 16 muertos y 15 heridos entre los norteamericanos y 13 heridos entre los panameños y otros latinoamericanos que se unieron a la causa de los Istmeños.
Los informes de ambos gobiernos fueron contradictorios, ya que se acusaban mutuamente, sin embargo, se destaca entonces la actitud impositiva de los Estados Unidos, al desconocer los testimonios oficiales de los cónsules en Panamá, de Gran Bretaña, Francia y Ecuador, quienes acusaban a los norteamericanos de ser los agresores.
Transcurridos 5 meses del incidente, Estados Unidos desembarca el 19 de septiembre, 160 soldados y se toma la Estación del Ferrocarril y "propone" a Nueva Granada (Panamá formaba parte de ella como un Departamento) algunas humillantes cláusulas que originarían, luego de intensas negociaciones, un acuerdo mediante un arreglo dictado por los Estados Unidos e incorporado en el Tratado Herrán-Cass, firmado el 10 de septiembre de 1857 y en donde se establecía que Nueva Granada debería pagar una indemnización de 412,394 dólares a los Estados Unidos.
A lo largo del proceso de negociación y disputas, la actitud prepotente y desdeñosa del gobierno de Estados Unidos, empañó las relaciones con Nueva Granada ofendiendo hondamente al resto de las repúblicas produciendo en consecuencia una profunda animadversión por la agresividad con la que fue tratada Nueva Granada en el territorio del Istmo.
Finalmente, no sería hasta 1865 cuando Nueva Granada aceptó la culpabilidad y convino en resarcir la suma propuesta por los estadounidenses.
Han transcurrido, 169 años de aquel acontecimiento que quedará en los anales de nuestra historia como una gesta heroica y trascendental hacia la búsqueda de nuestra identificación como nación libre, soberana e independiente, cual es hoy.
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