Protección
Humedales panameños
- Dennisse Murgas Agudo (Bióloga)
- - Publicado: 29/4/2015 - 12:00 am
Los humedales son prósperas riquezas que integran los recursos de las áreas litorales, protectores de la vida vegetal y animal en las diversas regiones del planeta tierra. Son porciones terrenales que vistas desde las alturas nos simbolizan las cejas y pestañas de los lugares donde existen, dicho mejor son monitores de los ojos del mundo ambiental.
Las regulaciones normativas costaneras han sido dispensadas desde hace poco tiempo para acá, cursando en nuestros días gracias a las iniciativas de un grupo de naciones diligentes que vieron oportuno intervenir en el empleo y conservación dignificantes de los vistosos poderes naturales.
En el pasado no se les precisó atención, y fue hasta las postrimerías del siglo veinte que se celebró el cónclave que desvió la mirada hacia el uso racional y la debida protección de las susodichas riquezas globales que bordean los mares, ríos y océanos. Fue la convención celebrada en la ciudad de Ramsar la que detuvo el desgreño generalizado referente al empleo descomedido de los impresionantes caudales que se escondían cobijados bajo la sombra de estos impulsos económicos, año 1975.
Panamá envió sus emisarios para que intervinieran y signaran los acuerdos determinados por la agrupación de científicos notables, preservando los regalos que la naturaleza nos otorgaba como herencia. Tipos de humedales: marinos, humedales costeros, estuarios, deltas y manglares, lacustres, asociados a los lagos, ribereños, adyacentes a los ríos y arroyos, y palustres pantanosos.
PROTEGERLOS Y FISCALIZAR SU VIGILANCIA DEBE SER EL GALARDÓN OBJETIVO, MOTIVANDO LAS MODALIDADES ESPECÍFICAS ENMARCADAS, TANTO DE ACCIÓN NACIONAL COMO INTERNACIONAL, MOSTRANDO EL USO DEBIDO DE LOS ENVIDIOSOS ESTIMULANTES PRESENTES DELEGADOS POR LA MADRE NATURALEZA.
En nuestro país entra en función los efectos de dicha conversación el 26 de noviembre de 1990, asignándoles cinco sitios clasificados como humedales internacionales, cubriendo la considerable superficie de 183, 992 hectáreas. Son tierras distinguidas por la constante humedad, donde se puede apreciar que los continentales y costeros experimentan pérdidas aceleradas comparadas con los demás ecosistemas terrestres.
También es sensato indicar que contamos con los artificiales, como los estanques para la cría de peces y camarones, estanques de granjas, tierras agrícolas de regadíos, embalses, piletas de aguas residuales y canales. Es notable juzgar que Ramsar es el soldado de los humedales naturales, pendientes de sus conservaciones, tendientes a no ser víctimas del deterioro desbocado.
Estas áreas de terrenos generalmente pantanosos reclamaron decididamente sus regulaciones por el uso agresivo que se les había designado y las formas irregulares como han sido en el presente tratadas, acopladas ante todo para zonas recreativas como balnearios y hoteles playeros. Protegerlos y fiscalizar su vigilancia debe ser el galardón objetivo, tratado que induce al escenario restrictivo, motivando las modalidades específicas enmarcadas, tanto de acción nacional como internacional, mostrando el uso debido de los envidiosos estimulantes presentes delegados por la madre naturaleza.
Fueron establecidas las estrictas normativas que consolidan los mencionados bienes costeros con sede secretarial acreditada en Gland, Suiza. Son humedales panameños: sitio sur de la provincia de Veraguas, en la región de Montijo, envolviendo los distritos de Soná, Río de Jesús, Santiago y el área de Mariato, acaparando toda la región costera del golfo de Montijo y la isla Leones, donde abunda una fauna especial de monos, tortugas y ballenas. San San-Pond Sak, situado en Guabito, provincia de Bocas del Toro, distrito de Changuinola, donde ha evolucionado extensivamente el cultivo de banano y la cría de animales vacunos, también productos provenientes de la agricultura extensiva. Bahía de Panamá, se extiende desde el área de Panamá La Vieja hasta los límites con el golfo de San Miguel, desarrollándose aquí la industria pesquera, en estos predios, las actividades urbanísticas han causado alteraciones en la sanidad de estas riquezas. Punta Patiño, este humedal abarca 138.05 kilómetros cuadrados pertenecientes al corregimiento de Chepigana, provincia de Darién, sector que ha sido herido por la tala indiscriminada del cocobolo y el mangle, horrorosa tarea ambiental, que responde a la fastidiosa pesadilla de nuestra cultura reinante.
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