Editorial
‘Good bye’, HSBC
Desde tiempo atrás se comentaba en medios bancarios la inminente venta de la sucursal panameña del HSBC a un banco colombiano. El rumor se ha convertido en
Desde tiempo atrás se comentaba en medios bancarios la inminente venta de la sucursal panameña del HSBC a un banco colombiano. El rumor se ha convertido en realidad. Bancolombia formalizó la adquisición de HSBC Panamá por 2,100 millones de dólares. Anteriormente, el banco de capital inglés formalizó su salida de varios países sudamericanos por razones que también se prestaron a especulaciones, al conocerse que una sucursal mexicana se encuentra bajo investigación por imputaciones de lavado de dinero de supuesta vinculación con carteles de narcotráfico del país azteca.
Un informe del Subcomité permanente de investigaciones del Senado de Estados Unidos, de 2012, dio a conocer que se habría lavado dinero en organizaciones criminales de Rusia, Irán, Arabia Saudita, Bangladesh y que esquivaba sanciones norteamericanas contra Cuba, Sudán, Miammar, Irán y Corea del Norte, además de transacciones a través del banco Al Rajhi para canalizar dinero a los terroristas del 11-S de Nueva York.
Actualmente, el mercado bancario europeo está plagado de problemas que pueden llevar a algunos de ellos a la quiebra, por lo que obviamente la ampliación del HSBC en el Viejo Continente no se haría en circunstancias propicias para consolidar su presencia. The Hong Kong and Shanghai Banking Corporation (HSBC) se fundó en 1865, bajo la ocupación británica, y se convirtió en una de las organizaciones bancarias más grandes del mundo. Inicialmente fue creado para financiar el comercio entre Asia y Occidente. Su crecimiento continuó en forma espectacular con el transcurso de los años, sirviendo, según cálculos, a cerca de 60 millones de clientes en 80 países y territorios. Su arribo a territorios latinoamericanos fue recibido positivamente por la modernización de sus servicios y las conexiones con entidades bancarias repartidas en el planeta. Pero la agresiva competitividad financiera internacional lleva tanto a la expansión como a la concentración bancaria. Dentro de ese contexto deben examinarse las decisiones del HSBC. Por otro lado, la absorción del Banco del Istmo de Panamá, con 45 sucursales en la capital y el interior y 274 cajeros automáticos, con servicios de banca de empresas, banca global y mercado, banca privada y banca personal y patrimonial constituyó, en principio, una prueba de confianza del HSBC en nuestro mercado, a la par que una demostración del prestigio financiero de Panamá como sede de uno de los centros más bancarios más sólidos y seguros del mundo. Indudablemente esta excelente imagen del centro bancario de Panamá influyó en los accionistas de Bancolombia para decidir esta inversión de gran envergadura.
La Superintendencia de Bancos supervisa los movimientos bancarios y a través de su director, Alberto Diamond, informa que ha estado al corriente de las negociaciones, las que para su conclusión oficial requieren la aprobación de los Gobiernos de Panamá y Colombia. Esta significativa transacción bancaria acentúa las inversiones colombianas en Panamá. Conocidas empresas panameñas administradas por familias que las fundaron y pasaban de abuelos a padres e hijos han sido adquiridas por empresas privadas del país vecino que las siguen organizando con estándares modernos.
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