Gdansk, la fulminante perla báltica de Polonia
- Jaime Figueroa Navarro
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Reanudando nuestro levar anclas veraniego en el extremo norte europeo, fondeamos en esta sublime metrópolis portuaria, estampa de resistencia a lo largo de sus anales. De antiquísima siembra, sus orígenes datan de la Edad de Bronce (2,500 a.C.).
Por su estratégica ubicación, fue conquistada y redimida, destruida y reconstruida por bizarrías foráneas entre las cuales podemos descollar arrojos germanos, su conquista por los Caballeros Teutónicos en el siglo XIV, prosperando bajo su designación como puerto libre por Casimiro IV, rey de Polonia en 1457, eliminando los impuestos a sus actividades comerciales con Polonia, Lituania y Rutenia (actualmente Bielorrusia y Ucrania), las incursiones de Suecia, Prusia, Francia Napoleónica, Alemania Nazi y la Unión Soviética, guardando su extendida historia de sublevación bajo el yugo ajeno, un paralelo simbólico con nuestro Istmo.
Fue aquí donde en agosto de 1980 nació el movimiento sindical Solidaridad, embrión que genera cambios dinámicos que posteriormente condujeron al desmantelamiento del muro de Berlín y la extinción de la Unión Soviética, surgiendo su cabecilla, el indomable dirigente Lech Walensa como presidente de Polonia en 1990, ocupando su histórico legado actualmente como puerto de acoplo de armamentos para apoyar los esfuerzos por la liberación de Ucrania ante la despiadada incursión rusa que data de febrero de 2022.
Ante esta perspectiva histórica, taconeamos las adoquinadas callejuelas de su desenfrenadamente hermoso casco a orillas del Motlawa en la desembocadura del mayor río de Polonia, el Vístula, que se engarza aquí al mar Báltico, íntegramente reconstruido posterior a los incesantes bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial que arrasaron con más del 90% de sus cimentaciones.
No puede uno más que enamorarse de tan sublime sitial. Fotogénicos edificios adornan su seductiva estela. Nos recibe un efímero bajareque que aviva las coloridas flores de su eje urbano, destacando su icónica Fuente de Neptuno, rey griego de los mares quien con su tridente ensarta el corazón de los privilegiados visitantes.
Deambulando a orillas del puerto, se rebasa la calle Mariacka, vitrina de innumerables pubs, tiendas de ámbar y casas que conservan sus empedrados pórticos a cuyo extremo se encuentra la catedral basílica de la Asunción de la Virgen María (Bazilika Mariacka), que data de 1343, siendo la mayor iglesia de ladrillos del mundo. Sobria manifestación Gótica de celestial interior blanco que resguarda tesoros de arte barroco dentro de los cuales zigzaguea el reloj astronómico de Hans Duringer de Torun que en su momento fue uno de los más modernos de la civilización. Concurrida por el papa Juan Pablo II en 1979 germinando el incipiente Movimiento Solidaridad, concluyendo su sermón en Varsovia "dejad que el espíritu descienda y renueve la cara de esta tierra", palabras cuyo espíritu sirvieron como aliciente a los aires democráticos.
Sorpresas nos da la vida al hacer antesala en Gdansk, donde se respira un profundo aire de libertad correspondido por tanta belleza que invita al deguste de pierogis, pastas rellenas típicas de carne, engullidas con una refrescante cerveza Tyskie en uno de sus afamados cafetines. Na Zdrowie!
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