Falacia y falencia
- Nathali Reyes
Hace unos tres o cuatro años que en esta columna nos ocupamos del uso de esas dos expresiones en virtud de que se estaban confundiendo sus respectivos significados. Desde entonces no se han usado mucho, aunque en algo sí la palabra falacia.
Hemos venido notando que ambas expresiones se están volviendo a usar con cierta frecuencia, razón por la cual volvemos a ocuparnos de ellas.
La falacia consiste en decir cosas premeditadamente con el fin de causar daño a otras personas. Envuelve, pues, malicia y mala intención de perjudicar. Es moralmente reprochable y puede constituir delito en caso de calumnia.
La falencia, en cambio, consiste en defender inocentemente lo que no es cierto; pero con el convencimiento de que lo es. En ella no hay malicia ni intención de causar daño alguno. Tal podría ser el caso de una persona que, a pesar de que está demostrado que el mundo es esférico, se aferrara en sostener, aunque errónea, pero sinceramente que es cuadrado.
Por último, deseamos referirnos a otra cosa: La Cinta Costera. No hay duda de que embellece la ciudad capital, pero sería deslumbrante si se plantara en ella, si no en su totalidad, un buen número de guayacanes.
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