Esperanza para los adultos mayores
... es crear mediante una ley, y elevarla a Proyecto de Estado, una Secretaría del Adulto Mayor, bajo el Ministerio Social, y controlada por el Departamento que coordina los adultos mayores en este ministerio, totalmente dedicado, sin va y viene político ...
- María de Lourdes de Townshend
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- - Publicado: 09/11/2020 - 12:00 am
Se pretende que esta población goce de los beneficios dignos de su edad, de sus capacidades física y mental. Foto: EFE.
Estamos en un era en la que los cambios se amontonan, a tal velocidad, que es difícil asimilarlos. Si a los jóvenes les cuesta acomodarse a tan vertiginoso cambio, no podemos imaginar el gran esfuerzo que deben hacer los adultos mayores para adaptarse a todo el medio ambiente que los rodea, sin siquiera darse cuenta. Aún más, en medio de esta pandemia.
Es por eso que se deben ofrecer soluciones directas para que los adultos mayores tengan ese respaldo, y puedan tener ese sosiego tan necesario en sus años en que sus habilidades van mermando, y donde son más vulnerables, tanto en su economía, como salud física y mental.
Es nuestra obligación, como ciudadanos, corresponder a esas personas que lo han dado todo por la familia, y por nuestra patria.
Mi propuesta muy directa es crear mediante un proyecto de ley, y elevarla a Proyecto de Estado, una Secretaría del Adulto Mayor, bajo el Ministerio Social, que esté controlada por el departamento que coordina los adultos mayores en este ministerio, totalmente dedicado, sin va y viene político, para después de hacer un exhaustivo censo por provincia, por distrito y por barrio, se lleve un control trimestral con personal especializado, que estas personas gocen de los beneficios, dignos de su edad y de|sus capacidades física y mental, sin distinción de ingreso económico, pues el que tiene ingresos, puede pagar una cuota, pero bien verificados para que no haya juega vivo.
No regalar nada, sino que este grupo se sienta útil, admirado y respetado.
Esta Ley de Estado, que puede ser inter-institucional, debe incluirse en el presupuesto para poderla llevar a cabo sin peligro de extensión.
Este programa, debería contar, entre otros beneficios menores, como son descuentos especiales de todo tipo, centros comunitarios en cada barrio, donde disfruten de un día, bien atendidos, con alimento, entretención y transporte, incluyendo orientación legal, referencias de todo tipo, y asistencia de documentación.
Al igual que asignarle un coordinador para que lleve su caso particular paso a paso de sus necesidades, y control de medicinas. Por otro lado, que el programa cuente con comidas a domicilio, bien programadas y de acuerdo con su edad.
Que se repartan diariamente calientes y a la hora de la comida, para que llegue a tiempo. Ofreciendo sobre todo productos nacionales, bajo estrictas medidas dietéticas. Hacer un cómputo de enfermedades crónicas para llevar a cada uno lo que debe recibir. Igual que la creación de huertas exclusivamente para alimentar a personas mayores.
También ese control, debe llevar las condiciones de salud de cada adulto mayor, para llevarles las medicinas que necesitan, y no depender así de hacer largas filas, a punto de desmayarse, en el Seguro Social o centros de salud. Y aliviar de esa manera, también, estos centros.
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La mayoría de las veces, estas personas no cuentan con nadie para atender sus necesidades tan apremiantes y diarias. Muchas veces, familiares o vecinos ayudan, pero cada uno tiene mil ocupaciones.
Por último, crear centros de cuidado de personas mayores, ya sea que se puedan mover independientemente, llamadas comunidades asistidas, o bien, de personas que necesitan asistencia completa, o ultimadamente, un centro Hospice (para personas terminales dentro de los 6 meses).
Qué lindo sería que Panamá, que se distingue por tantas cosas buenas y grandes figuras de todo tipo, se pudiera distinguir por atender debidamente a sus adultos mayores, y protegerlos, como lo hacen otros países como Japón, China, Corea, por mencionar algunos, y tantos otros, sobre todo en Asia, lugares remotos del planeta.
Demostremos que sí podemos. Que no solamente somos personas que nos ocupamos de nosotros mismos, sino de los demás.
Que no nos conozcan por nuestros ríos contaminados, sino por nuestro respeto a los adultos mayores.
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Invito a aquellos diputados conscientes, que se atrevan a tomar este reto como suyo. Y a aquellas instituciones, empresas, organizaciones, Asociaciones y Federación de adultos o fundaciones, gobierno y empresa privada, que formemos un solo bloque, y digamos: sí, acepto.
Yo lo hice, y estoy formando una fundación de tipo social, exclusiva con el propósito de proteger a los adultos mayores. Invitamos a todos.
Jubilada.
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