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Esencia del aprendizaje
- Jaime Figueroa Navarro
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... durante el traslado a los dormitorios de Ciudad del Saber, compartimos anécdotas de la vida en Lincoln en los ya lejanos años de mediados de la década del setenta del siglo pasado.
![El grupo de estudiantes de la Universidad de Nebraska, Estados, Unidos, de visita en nuestro país, presentaron sus proyectos en la sede de la Cámara Americana de Panamá, como parte de una pasantía. Foto: Cortesía del autor.](https://www.panamaamerica.com.pa/sites/default/files/imagenes/2020/01/10/figueroa_aprendizaje_0.jpg)
El grupo de estudiantes de la Universidad de Nebraska, Estados, Unidos, de visita en nuestro país, presentaron sus proyectos en la sede de la Cámara Americana de Panamá, como parte de una pasantía. Foto: Cortesía del autor.
Imagínate un momento que naciste en un pueblito del medio oeste de Estados Unidos con sus callecitas polvorientas, interminables filas de maizales, casitas de madera con esencia de familiaridad, rodeado de gente bonachona y trabajadora, cada una con su pickup grandotote, implementos de granjas por doquier y pasión por el fútbol americano.
Creces allí, en ese ambiente bien sano, rodeado de auténticos amigos, durante veranos harto calurosos e inviernos donde los vientos y la nieve te hacen tiritar y soñar con algún día recostarte sobre una palma de coco y observar las olas tenues de un mar bien lejano, olas evocadas porque cerca solo hay lagos y ríos.
Pasa el tiempo, terminas la escuela secundaria, separándote de la mayoría de los muchachos para trasladarte a Lincoln, capital del estado, sede de la Universidad de Nebraska.
Allí en el destete aprendes a hacer tu cama solo, sin la supervisión y el quejido de tu madre en uno de los amplios dormitorios.
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A lavar tu ropita ilustrándote sobre los precios y aromas del jabón. A doblarla y guardarla. Te estás haciendo hombre o mujer.
Primer día de clases.
Sientes una atracción por los cautivantes ojos azules de la fulanita que te sonrió, sentada a tu lado en la clase de literatura 101.
Olvídate de Shakespeare y Chaucer, fluye tu atrevimiento y le invitas a la cafetería central.
Ella asiente, con esa risita Colgate. Recién llegado a la universidad y ya te sientes un Romeo.
La realidad es otra, la que está pescando es ella.
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La mayoría de los matrimonios fluyen de aquellos noviazgos universitarios donde la inocencia y las hormonas se conjugan en amor.
¿Cómo rompes el hielo?
Allí en el edificio del Círculo Estudiantil, detrás de ella en el tablero de anuncios, te llama la atención un colorido anuncio: "Sesión de Invierno en Panamá, 3 créditos".
Lo primero que te llega a la mente es el pequeño poblado de Panamá, Nebraska. Pero al fondo del anuncio vislumbras la lejana palmera, esa de tus sueños. C
onversando con Olivia sobre aquello, te matriculas sin titubeos en el curso.
Durante los próximos cuatro meses intimas con Panamá, "googleando" videos y pormenores.
Te asignan un proyecto con otros compañeros.
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Pasada la Navidad, tomas un vuelo desde Eppley Field en Omaha, hacia lo ya no tan desconocido, archivando el abrigo y sacando las pantuflas.
Al recibirte en Tocumen, durante el traslado a los dormitorios de Ciudad del Saber, compartimos anécdotas de la vida en Lincoln en los ya lejanos años de mediados de la década del setenta del siglo pasado.
Dos semanas después, ya conociendo los recovecos istmeños, saltando de estación en estación en el metro, saboreando la íntima riqueza de los ceviches, guanábanas y plátanos en tentación de la gastronomía tropical, cursando clases de español y de salsa a diario, este puñado de mozalbetes nos presentan sus proyectos en la sede de la Cámara Americana de Panamá.
Se dividen en cuatro grupos. El primero, Panama Expedition, trata de una agencia de viajes donde los clientes, en su mayoría millenials, escogen su aventura a la medida, de acuerdo con sus intereses.
Detalles interesantes, ingreso durante el primer año de operaciones $1,007,160 con un margen de utilidad de 9%.
El segundo, Estrella del Mar, excursiones de catamarán a Punta Chame, todo incluido.
El mercado local para actividades de barcos de placer en 2017 fue de $44 millones.
¿Sabíamos eso?
Tenían que venir estos jovencitos para rascarnos en cerebro y refrescarnos la mente.
El tercero, Las Olas Doradas, desarrollo de marinas.
Para aquellas existentes, cómo incrementar el tráfico de pie y las ventas.
Para marinas en proceso, asistencia en la planificación de su plan de mercado.
Hay más de un millón de veleros en el Caribe.
Muy pocos visitan Panamá por falta de cientos de marinas en su idílico ensueño entre Bocas y San Blas.
El cuarto, el Atracadero de Ciudad de Panamá.
Cómo convertimos la Cinta Costera en verdadero atractivo turístico, sobremanera ahora con el proyecto de playas.
Restaurantes, sitios de esparcimiento, una icónica rueda de la fortuna mayor que la de Londres.
Brillantes intervenciones dejan atónitos a la audiencia de empresarios locales.
¿Cómo no se nos ocurrió eso antes?
Ya de vuelta en Lincoln, en su frígido y obscuro invierno, nuestro interlocutor hace planes con la guapa Olivia, ojalá para su próximo retorno al istmo.
¡Genial!
Líder empresarial.
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