Mayor peligro
Es ahora
Si llegase un segundo rebrote, igual de caótico que el de 1918, que nos vuelva a sorprender sin las medidas y sin los materiales necesarios, un rebrote que nos hallase celebrando el triunfo, entonces estaríamos frente a un cataclismo mucho peor del que hemos salido.
- Alonso Correa
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- - Publicado: 30/6/2020 - 12:00 am
Solo podemos tomar medidas propias, cuidar a los que nos importan, mantener el régimen de confinamiento. Foto: EFE.
Ahora que muchos países están levantando sus respectivos estados de alarma, cuarentenas y restricciones. Ahora que están dejando entrar y salir a viajeros veraniegos. Ahora que se están abriendo las playas y los hoteles. Ahora que todo parece estar regresando a la normalidad, es cuando más peligro existe. Es ahora cuando la batalla contra el virus se recrudece.
Es también ahora, que el confinamiento se está relajando, que se nos presenta la oportunidad de demostrar nuestra máxima responsabilidad cívica. Evidenciar las ganas de luchar contra este microscópico ser. Hemos tenido una victoria pírrica en nuestra primera batalla contra la peste pero aún queda mucho por recorrer y no debemos aflojar nuestra pugna biológica.
Venderán la idea de que todo se ha acabado, que ya hemos superado este obstáculo. Y no hay idea más equivocada y comprometedora que esa. Esto no se ha acabado, este es solo el final del primer asalto.
Y es que esa laxitud propia de quien cree haber vencido es la mayor herramienta que tienen las enfermedades para hacerse con más víctimas. Un ejemplo de lo letal que podría llegar a ser una segunda oleada es la advertencia que nos dejó la gripe española hace ya más de un siglo, siendo su segundo repunte el responsable de más de la mitad de los fallecimientos mundiales.
Si llegase un segundo rebrote, igual de caótico que el de 1918, que nos vuelva a sorprender sin las medidas y sin los materiales necesarios, un rebrote que nos hallase celebrando el triunfo, entonces estaríamos frente a un cataclismo mucho peor del que hemos salido.
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Un segundo repunte es inevitable, es natural en una epidemia, pero lo que no se debe repetir es una gestión desastrosa. Reincidir en la falta de material, espacio, planificación o estudios, es la firma de una sentencia de muerte para muchos. Insistir en el abandono de la historia, repetir la soberbia de quien subyuga a un enemigo, traerá devastación a todo aquel que crea que esto ha concluido.
Y es ahora, cuando la niebla del pánico se está disipando, que salen a la luz las malversaciones y los trapos sucios de la crisis. Se tratará de tapar cualquier escándalo con un pseudorregreso a la normalidad. Venderán la idea de que todo se ha acabado, que ya hemos superado este obstáculo. Y no hay idea más equivocada y comprometedora que esa. Esto no se ha acabado, este es solo el final del primer asalto.
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Pero el ser humano es el único animal capaz de tropezarse con la misma piedra dos veces. Veremos cómo el cese de restricciones creará un éxtasis que borrará del imaginario colectivo el negro trimestre pasado. La alegría del regreso de las libertades puede llegar a ser tan grande que cause un olvido de lo que acaba de ocurrir. Es contra esa ablepsia, esa omisión, ese delirio que hay que luchar. No se debe permitir que los sacrificios que han ocurrido en estos últimos meses sean en vano.
Ahora es el momento preciso para armarnos y fortificar nuestra frágil sociedad en preparación del próximo golpe. Corregir hábitos, conseguir herramientas y diseñar estrategias. Es el momento idóneo para ir planeando el futuro ataque contra el invisible invasor asiático y crear modelos de defensa para la población de riesgo.
Por ahora solo podemos tomar medidas propias, cuidar a los que nos importan, mantener el régimen de confinamiento y aprovisionar recuerdos para que esto no sea un efímero momento de peligro, si no una lección de vida permanente. El horizonte es engañoso, no debemos caer en la dulce trampa de la tranquilidad, todavía no, el peligro no se ha ido, solo está reposando para cabalgar con más fuerza.
Es ahora el momento en el que demostramos madurez y sabiduría. Es el momento de dejar de lado peleas estúpidas y unirnos para acabar de una vez por todas con el enano virulento.
Estudiante panameño en España.
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