Entre ezenios, saduceos,fariseos y zelotes
- Ricardo Cochran Martínez
Cuando Jesús nació, Israel estaba dividido… en una tetrarquía.
Políticamente estaba muy fraccionada, y con grandes heridas históricas como la dominación romana desde el 63 a. C.
En Israel existía un culto oficial el cual estaba dirigido por los fariseos, observantes de la ley muy estrictos, pertenecían a la clase media y poseían riquezas.
También estaban los saduceos conformados por la aristocracia, eran colaboracionistas del poder militar y político extranjero. El cargo de Sumo sacerdote estaba bajo su control.
Los zelotes aparecieron en el siglo I, pocos años antes de nacer Jesús, los había congregado Judas el Galileo; eran de una ideología extremista y radical, llamados los sicarios por el puñal que utilizaban: el sica; acusaban a los fariseos y saduceos de entreguistas hacia los romanos.
De los esenios, según cuenta Claudio Josefo en “La Guerra de los Judíos”, eran una comunidad de filósofos amantes de la justicia. Eran célibes, misericordiosos, y justos, creían en la inmortalidad del alma. Tenían además, bienes en común, algo que era admirable y que sólo volverá a practicarse en la Iglesia Cristiana Primitiva; despreciaban las riquezas personales, su voto era de pobreza y no exigían a nadie nada y no juzgaban a nadie; hay mucho paralelismo entre las prácticas de Jesús y los esenios.
Ahora qué sucedió con nuestro Maestro, el Domingo de Ramos, Él entro a Jerusalén entre vítores y sinceras alabanzas de parte del pueblo; saduceos, fariseos y zelotes tienen sus propios planes contra el Salvador.
En menos de cuatro días es aprehendido y llevado a la Cruz; ¿Cómo pudo ser esto? Bien los zelotes debieron esperar que este se uniera a ellos y los encabezara en una revolución, pero Jesús era pacifista y justo, tal como los esenios; cuando Judas Iscariote un posible “agente” de los zelotes no pudo convencerlo de iniciar una guerra, basto eso para que la maquinaria en su contra arrancara; fue vendido a los saduceos y fariseos, lo cuales ya odiaban al maestro; luego se conjuran instigadores y otros para que soltasen a Barrabás, un líder zelote de lo más sanguinario y extremista; imagínense la comparación a la vista del pueblo, por una parte este Barrabás, embrutecido y déspota; y a Jesús justo, enfrentando todo el poder político de los suyos y extranjeros.
El fin ya lo sabemos, pero debemos considerar el papel de estas facciones religiosas y políticas que actuando en contra y a favor de Jesús como los esenios, nos revelan que en la lucha por el poder somos capaces de vender a Dios, ¿cuál será su postura hermano?
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.